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Google te conoce mejor que tu madre: los secretos que solo compartes con tu teclado
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Google te conoce mejor que tu madre: los secretos que solo compartes con tu teclado

Déjate de cañas y confidencias a las tres de la mañana. Ni siquiera la que te parió sabe cómo eres de verdad. Esas búsquedas que haces a escondidas (y luego borras) son las que te definen

Foto: Aunque lo borres, Google lo cuenta como Big Data. Y lo sabe todo sobre ti. (Imagen: 'Dos hombres y medio')
Aunque lo borres, Google lo cuenta como Big Data. Y lo sabe todo sobre ti. (Imagen: 'Dos hombres y medio')

In Google veritas. Cualquiera que lea la ingente cantidad de frases de Paulo Coelho que atesora tu muro de Facebook o haga recuento de tus menús a base de quinoa, cereales exóticos y gambitas de Huelva que te has marcado este verano en Instagram palidecerá de envidia y pensará que tu existencia y tu persona sois una balsa de aceite y glamour. Pero no. Nuestros likes y tuits son más falsos que los duros de madera y Seth Stephens-Davidowitz, un investigador estadounidense autor de 'Everybody lies', lo sabe. Google se lo ha chivado. El bueno de Seth ha analizado cinco años de datos de búsquedas por la red bajo la premisa de que las palabras que tecleamos en un buscador son mucho más sinceras que cualquier like de Facebook a tu jefe o tu pareja. No es el único que se ha interesado por nuestro yo virtual y sus contradicciones. Aquí van algunos de los secretos que solo compartimos con nuestro teclado…

A todos nos gusta Pablo Alborán

Ese tipo tatuado que parece un descarte del casting de 'Vikings' lo hace. Tu monitor de crossfit lo hace. Tu compañero de trabajo al que solo le has escuchado tararear el himno del Madrid lo hace. Se descarga música de Pablo Alborán. Y de Taylor Swift. Y de Katy Perry. Y canta 'You’re gonna hear me roar!!' en la ducha y en falsete cuando nadie lo ve. Los datos de Spotify sobre lo que escucha la gente no mienten y afirman que los hombres y las mujeres tienen gustos similares: 29 de los 40 artistas que las mujeres escuchan con más frecuencia son los mismos que los hombres escuchan más.

Eso sí, ante un muro de Facebook, la cosa cambia. Ellos aún se sienten incapaces de ponerle un like al pobre Pablo, aunque sí lo harán a cualquier grupo heavy o de rap que se ponga a tiro. Pero, en el fondo, están encantados de escuchar una buena balada de vez en cuando en la intimidad de sus cascos. Y no tan de vez en cuando.

Tan machistas como en los 40

El autocompletado de las búsquedas de Google es demoledor a este respecto. Sobre hijos varones la pregunta clave que se hacen los padres es: '¿es mi hijo un genio?'. Para las niñas el resultado es distinto: ¿es mi hija gorda? o ¿es mi hija fea? encabezan la lista de dudas de sus progenitores. Vamos que, según las investigaciones realizadas en EEUU, seguimos preocupándonos más por lo externo en las niñas que por sus capacidades intelectuales.

No es la única burbuja de mundo ideal que el autocompletado de Google nos estalla. En las redes sociales las palabras que más suelen aparecer en las publicaciones en las que las mujeres hablan de sus maridos son la mejor persona, mi mejor amigo, maravilloso..., pero Google se autocompleta con mi marido es... gilipollas.

Somos sexualmente inseguros

La reina de todas las búsquedas, la consulta de las consultas en internet, es “mi pareja no quiere acostarse conmigo” (la segunda es “por qué no me contesta a los mensajes”). Algo que desde luego nadie cuenta a sus amigos, ni a su madre, ni, por lo visto, a su propia pareja. No es la única inseguridad en el terreno amoroso que demuestra el Big Data. A estas alturas del siglo XXI la parte del cuerpo sobre la que más consultan los hombres sigue siendo su pene. Y, por encima de todo, la longitud del mismo y cómo aumentarla.

Los chicos hacen más consultas acerca de esta zona de su anatomía que sobre sus pulmones, oídos, nariz, hígado, garganta y cerebro juntos. Incluso cuando consultan sobre el efecto del consumo de esteroides no se preocupan sobre los potenciales efectos adversos que estos pueden provocar sobre la salud, sino sobre si afectará al tamaño de su pene. Curiosamente la búsqueda estrella entre ellas, con un 40% de las consultas, cuando buscan algo sobre el tamaño del pene de su compañero (aunque es un tema que les interesa poco, por cada 170 búsquedas que los hombres hacen sobre su pene, las mujeres solo hacen una), es sobre soluciones al tamaño del pene de su pareja… porque es demasiado grande y les hace daño al tener relaciones. No se ha registrado ningún caso de hombre que busque en internet cómo hacer su pene más pequeño.

¿A qué huelen las cosas que no huelen?

Los hombres no tienen el monopolio de las consultas genitales bizarras. Las mujeres también tienen dudas sobre sus genitales. Y, a decir de Google, lo que más les preocupa no es su morfología, ni su tamaño; es su olor. Y las búsquedas son increíblemente variadas. Tanto que parecen las respuestas del 'Un, dos, tres...'. Por 10 euros, cosas a las que puede oler, según una mujer, la vagina: pues a pescado, a vinagre, a cebollas, a ajo, a queso, a orina, a pan, a sudor, a metal, a pies, a amoniaco...

No es la lista completa, pero se observa una amplia variedad. Cuando son ellos los que consultan a san Google sobre el olor de los genitales de su novia, solo les preocupa una cosa, que huelan a condón. O lo que es lo mismo, ellos le preguntan a la red de redes si su pareja le está siendo infiel. Parece ser que ni el pescado, ni el vinagre, ni las cebollas, ni el queso, ni etc etc, les quita el sueño.

¿Freud tenía razón?

Sí. Al menos en EEUU. Si hay algo que nadie confesaría ni bajo tortura ni el influjo del peor garrafón, es que se quiere acostar... con su madre. Tal y como Sigmund predijo, ese deseo es lo que teclean, literalmente, en el buscador de internet miles de estadounidenses cada mes: “Quiero tener sexo con mi madre”. A la lista de incesto le sigue, por orden de preferencia, mi hermano, mi hermana, mi prima y mi padre. A partir de ahí, felizmente, aparece un miembro que no es de la familia, mi novio.

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In Google veritas. Cualquiera que lea la ingente cantidad de frases de Paulo Coelho que atesora tu muro de Facebook o haga recuento de tus menús a base de quinoa, cereales exóticos y gambitas de Huelva que te has marcado este verano en Instagram palidecerá de envidia y pensará que tu existencia y tu persona sois una balsa de aceite y glamour. Pero no. Nuestros likes y tuits son más falsos que los duros de madera y Seth Stephens-Davidowitz, un investigador estadounidense autor de 'Everybody lies', lo sabe. Google se lo ha chivado. El bueno de Seth ha analizado cinco años de datos de búsquedas por la red bajo la premisa de que las palabras que tecleamos en un buscador son mucho más sinceras que cualquier like de Facebook a tu jefe o tu pareja. No es el único que se ha interesado por nuestro yo virtual y sus contradicciones. Aquí van algunos de los secretos que solo compartimos con nuestro teclado…

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