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Restaurantes imprescindibles de Madrid: muy cool, exquisitos y con buen rollo
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Restaurantes imprescindibles de Madrid: muy cool, exquisitos y con buen rollo

Desde el BiBo de Dani García, con escultura de atún, hasta Habanera, como en Cuba, pasando por Amazónico con exuberancia hasta en el plato y Pointer, elegantemente inglés

Foto: Así es Amazónico, el restaurante hermano de El Paraguas y Ten con Ten.
Así es Amazónico, el restaurante hermano de El Paraguas y Ten con Ten.

BiBo Madrid, un trocito de Málaga y un atún

Que se note que Dani García, su honorable chef, viene de Málaga y olé. Y ole por este espacio de 800 metros cuadrados con un aforo de 120 plazas que disfruta de un alumbrado que ni la feria: 7.000 bombillas. Dan luz a una carta en la que brilla la fritura andaluza, por eso de hacer patria, que García sabe lo que se trae entre manos, pero también todo lo que alimenta la brasería, el taperío, el steak house, el oyster bar, el raw bar (oda a lo crudo), el bar de atún rojo y la charcuterie (en francés) con quesos e ibéricos. La decoración de BiBo Madrid (el otro está en Marbella, en el lujoso hotel Puente Romano) es de Lázaro Rosa-Violán, así que sofisticada y chic. La preside una gran escultura del ibérico del mar, sin desmerecer al globo aerostático que, en plan Julio Verne, habla de la cocina viajera de García, un crack.

placeholder Un rincón del BiBo Madrid sin atún y sin globo.
Un rincón del BiBo Madrid sin atún y sin globo.

Un plus: no te pierdas el brunch (sábados y domingos, de 12 a 13 h) y pregunta por Madre Cocina en Casa, lo último en cocina casera (fabada, pote gallego, pisto con huevo...).

Dónde: Paseo de la Castellana, 52.

Pointer, un elegante restaurante al estilo inglés

Tiene nombre de perro, como el resto de locales del grupo Rantanplan, concretamente de perro de caza inglés y no extraña. Es elegantemente británico. Solemne y señorial. Y si Teckel se ha centrado en la cocina más hogareña y tradicional para que el respetable se sienta como en casa y Chow Chow se ha apuntado a la moda de la fusión, de lo japo-latino, Pointer abunda en la cocina internacional y mediterránea. Lo hace, por cierto, en un ambiente cosmopolita, con espacios varios y muy muy animado. Es el momento este, por fin otoñal, de entregarse al lingote de cochinillo confitado a baja temperatura con crema de patata, al risotto de perdiz y setas, y a cosas así, obra del chef César Galán. Por cierto, hay un menú ejecutivo de temporada de lunes a viernes al mediodía con 14 platos a elegir.

placeholder El Pointer, con la elegancia de un perro de caza inglés.
El Pointer, con la elegancia de un perro de caza inglés.

Un plus: el acogedor comedor está que arde. No solo por el buen rollo que se palpa, sino por las llamas que hacen única la decoración. Y las vistas a la plaza de Colón.

Dónde: Marqués de la Ensenada, 16.

Amazónico, donde todos quieren estar

Ya el nombre resulta la mar de apetitoso, prometiendo lo que habrá de venir después, exuberancia en pleno Madrid, pero es que además está en el meollo del barrio de Salamanca, donde todo huele a ideal y cool. Empezando por la cocina tropical, asiática y también mediterránea del chef Sandro Silva -sí, el propietario del flamante, queridísimo e igualmente imprescindible Ten con Ten, por no hablar de El Paraguas-, que se note que es de Brasil; continuando por su diversidad, que empieza en la barra -la hay japonesa con el itamae Massanori Miyamoto y los suyos haciendo sushi-, sigue en el restaurante y termina apoteósicamente en su club de jazz, The Jungle Jazz Club, underground, en la planta baja, como tiene que ser, con música en directo todos los días, mientras una coctelera se agita sin parar.

placeholder Amazónico, bellamente tropical.
Amazónico, bellamente tropical.

Amazónico es puro verano: brasas, tandoori, fuego, zumos tropicales, cócteles a gogó, guanábana por aquí, pitaya por acá, viva la papaya y conciertos. Bienvenidos a la jungla, con lianas y todo. También Amazónico es cosa de Rosa-Violán.

Un plus: si eres de los que les gusta encontrarse con famosos de altos vuelos (aristócratas, políticos y grandes directivos) y estar donde están, este es tu lugar.

Dónde: Jorge Juan, 20.

Habanera, toda la alegría de Cuba (mi amor)

Nada como estar en La Habana, o parecerlo, pero en el centro de Madrid. En un patio inspirado en la arquitectura colonial cubana que recrea las antiguas fachadas de la capital, entre vegetación tropical y una iluminación cálida que ponen toda la sabrosura. La aventura gastronómica promete ser de lo más feliz. En total, 900 metros cuadrados que practican la añorada desconexión. Hay madera, mucha, vegetación por doquier, telas tropicales, todo como manda el guion, y la emoción habanera de estar en la plaza de Colón.

placeholder Habanera, como en Cuba pero en Madrid.
Habanera, como en Cuba pero en Madrid.

Ya desde por la mañana está la pasión por la piña, tal cual, y demás, y luego delicias como las croquetas de ropa vieja 'not fried', su versión propia del arroz a la cubana, tortilla trufada con espuma de patata o lo falsos nigiris de causa limeña con pulpo a la brasa y mayonesa de pimentón. Más Habana vieja: ropa vieja, arroz congrí y chips de plátano macho. Habanera se ha puesto muy muy de moda. Era de esperar: es hermano de Marieta, Frida, Perrachica, Juanita Cruz... Es decir, hijo del grupo Larrumba.

Un plus: los tragos como No es un Mojito, Mi Cuerpo Pide Salsa, Cines Varsovia, Pollito Pío, ¿Preparados para Pecar? o Sábanas de Seda. Esto va de cócteles. Hay que probar.

Dónde: Génova 28.

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BiBo Madrid, un trocito de Málaga y un atún

Que se note que Dani García, su honorable chef, viene de Málaga y olé. Y ole por este espacio de 800 metros cuadrados con un aforo de 120 plazas que disfruta de un alumbrado que ni la feria: 7.000 bombillas. Dan luz a una carta en la que brilla la fritura andaluza, por eso de hacer patria, que García sabe lo que se trae entre manos, pero también todo lo que alimenta la brasería, el taperío, el steak house, el oyster bar, el raw bar (oda a lo crudo), el bar de atún rojo y la charcuterie (en francés) con quesos e ibéricos. La decoración de BiBo Madrid (el otro está en Marbella, en el lujoso hotel Puente Romano) es de Lázaro Rosa-Violán, así que sofisticada y chic. La preside una gran escultura del ibérico del mar, sin desmerecer al globo aerostático que, en plan Julio Verne, habla de la cocina viajera de García, un crack.

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