La cocina es el nuevo salón: tres tendencias que puedes copiar de Casa Decor

El concepto cocina-fusión resulta muy amplio. Tanto que ha pasado de ser un término propio de sibaritas y entendidos en gastronomía a extrapolarse –no sin falta de razón– a lo último en tendencias de decoración. De mayor o menor tamaño, de esta estancia de la casa disfrutan sibaritas, aspirantes a chef o amantes de las recetas de elaboración propia para seguir a rajatabla cualquier dieta. Por estricta que sea. En los 67 espacios en los que se ha distribuido la 53 edición de Casa Decor se esconden algunas de las más singulares. Rincones imperdibles en los que merece la pena detenerse. Para tomar buena nota y descubrir que los alicatados se han pasado de moda y que ahora lo que se lleva es chatear hasta con el frigorífico.

La cocina, además, es un reducto singular que dice mucho de la cultura familiar española. Un lugar capaz de reunir a los miembros de una casa en torno a una buena mesa. Algunas de ellas elaboradas con materiales nobles en torno a las cuales se distribuyen armarios, alacenas y electrodomésticos de diferentes estilos y acabados. Si quieres que el espíritu de la decoración te pille con las manos en la masa, nada como copiar algunas de las ideas que traen consigo estas tres estancias de Casa Decor 2018.

1. Sofisticada y minimalista

Una estancia en escala de grises donde la madera, el vidrio o la porcelana con apariencia marmórea aportan a la estancia propuesta por Equipo Dica aires de lujo en clave minimalista. Su propuesta de cocina, práctica y cosmopolita, se abre al resto de la vivienda. Desde su isla parte la distribución del resto de esta cocina que, a su vez, se abre al resto de la vivienda.

La funcionalidad y las líneas sobrias de sus muebles se traducen en esa elegancia que, en ocasiones, también reclama esta estancia de cualquier casa. No falta el suelo de parqué –original de este edificio decimonónico– u otros elementos ornamentales como molduras y ventanas que evocan el esplendor de épocas pasadas. Su frontal, donde todos los electrodomésticos se ocultan tras las puertas de sus armarios, está custodiado por dos vidrieras a modo de alacena. Una mesa con cuatro imponentes sillas, un sillón propio de un club de fumadores o sus lámparas de líneas geométricas aportan el término medio necesario para llegar a un puerto llamado sofisticación.

2. Colorista y osada

Lleva por nombre ‘Osadía’. La cocina-comedor que propone Patricia Bustos de la Torre es todo un rugido colorista que reivindica el exotismo, la estética inspirada en la naturaleza de Japón, así como esos aires ‘cool’ de los ambientes más vanguardista de Milán. En ella conviven diferentes tipos de verdes y una amplísima gama de rosas. Las líneas geométricas ascienden desde el suelo hasta el techo alcanzando su cénit en la singular composición de las puertas de los muebles de la misma.

La interiorista dice adiós al azulejo y da la bienvenida a un panel de espejo que reviste la parte trasera de la misma. Su solado, con apariencia de mosaico, se convierte en la quintaesencia de una cocina alegre y singular. Un espacio cuya zona de comedor es todo cuanto se necesita para soñar con una estancia apta para aspirantes a chefs ya que su isla central sirve como línea divisoria entre la zona de trabajo –por aquello de estar con las manos en la masa– y la de ocio: para los afortunados que puedan disfrutar de una comida en su imponente mesa de cristal.

3. La mezcla perfecta

La propuesta de Beatriz Sánchez Jiménez y Eva Martín Márquez se llama ‘Casa Tomada: la cocina sin límites’. En ella cabe de todo. Desde el mobiliario más funcional, pasando por otra piezas ‘vintage’ de inspiración nórdica. Una estancia que cumple las funciones para las que ha sido concebida y en la que caben también una zona de estar con librería y viceversa.

De la misma destaca su gran mueble frontal, donde no falta una pequeña zona para el cultivo de plantas aromáticas. Y sobre el mismo un espectacular lucernario que simula la escalada de una imponente hiedra sobre el mismo. Desde Dosde Espacio Cocinas han proyectado esta imponente estancia con un singular juego de azulejos blancos en dos de sus paredes que contrastan con otras dos radicalmente opuestas: una está pintada en un frambuesa pastel y la cuarta en discordia revestida de un papel pintado con estampado de peonías. ¿En su suelo? Más geometrías gracias al juego de espigas de las piezas de mármol bicolor que lo revisten. Un cóctel de cuyos ingredientes, aparentemente dispares, resulta un mezcla perfecta.

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