La isla bonita: por qué la primavera es el mejor momento para viajar a Formentera
No te lo pienses más y plántate en este rincón fabuloso del Mediterráneo. No solo te podrás dar el primer chapuzón de la temporada, sino tambien recorrer sus faros o espiar a sus aves
Sin gente, sin motos, sin terrazas llenas; pero con toda la posidonia solo para ti. Te susurramos algunos secretos de Formentera para que los descubras solo tú y solo ahora. Y es que en primavera todavía no hemos llegado todos en tropel para sentir el Mediterráneo más puro en esta joya pitiusa que es Formentera. Sí, aún es pronto para sentarse al lado de celebrities internacionales y estrellas patrias pero, precisamente por eso, es más sencillo disfrutar de una isla a la que le sobran las razones para que lo dejes todo ya -pero lo que se dice ya- y pongas rumbo a ella. ¿Tomas nota?
Mens sana in corpore sano
¿Que te gusta el deporte? ¡Y a quién no, si se practica en un marco así! Pues ahí tienes el Marnatón, una carrera marina con dos pruebas (una, con salida y llegada en la playa de Ses Illetes de 4 kilómetros de duración, y la otra, con el mismo escenario, pero de 11 kilómetros), que se celebra el 26 de mayo; la media maratón, que se disputa el 12 de mayo y que celebra su décima edición; y la carrera por etapas Formentera to Run, que se disputará del 27 de mayo al 3 de junio. Y, en cualquier momento del año, puedes recorrer cualquiera de los 32 rutas verdes, que entre todas suman más de 100 kilómetros practicables en su gran mayoría, además, en bicicleta.
El primer chapuzón del año
Sobran los lugares en Formentera para sumergirse y perder en ellos la noción del tiempo. El primero de todos, Ses Illetes, en el lado oeste de la lengua de arena de Es Trucadors y que se empeña, año tras año, y nosotros que nos alegramos, en ser una de las mejores playas del mundo. El nombre le viene de los islotes que se encuentran frente a ella, que son uno de los lugares más bellos de todo el Mediterráneo. A un paso está la playa de Llevant, con sus dunas y su ambiente de lo más relajado -y relajante. Playa de Migjorn, la más larga de la isla, y, desde luego, no te pierdas ni Cavall d’en Borràs ni Cala Saona, enmarcada por las panorámicas de Ibiza, Punta Pedrera y los acantilados de Punta Rassa y que, en sus poco más de 140 metros de longitud, concentra toda la esencia del Mediterráneo más puro, ese que casi -pero solo casi- se ha perdido para siempre.
No solo playas
Pero no solo de playas nos alimenta la isla más bella del Mediterráneo (o, al menos, la más intensamente bella, por aquello de su tamaño). En su interior, recoleto y compacto y que, aún así, siempre tiene algo que ofrecer, se ocultan pinares y sabinares por los que parece que, hasta que hemos llegado nosotros, no ha pasado nadie; pueblos de pescadores con llauts -las barcas tradicionales- amarrados al sol, como nos encontramos en Es Caló de Sant Agustí; el paraíso natural de Ses Salines, toda una meca para amantes de las aves; y, desde luego, el marco de fondo para el selfie que será, seguro, uno de tus mayores triunfos en Instagram: el que te hagas ante el faro de La Mola. No es este el único faro famoso de Formentera: el del Cap de Barbaria, en el punto más al sur de la isla, enclavado entre rocas de lo más fotogénico, con sus espectaculares vistas del islote de Es Vedrà y con la torre des Garroveret al lado, o el faro de Pou, situado en la Illa d´es Porcs, también te harán ganar un buen montón de likes.
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Sin gente, sin motos, sin terrazas llenas; pero con toda la posidonia solo para ti. Te susurramos algunos secretos de Formentera para que los descubras solo tú y solo ahora. Y es que en primavera todavía no hemos llegado todos en tropel para sentir el Mediterráneo más puro en esta joya pitiusa que es Formentera. Sí, aún es pronto para sentarse al lado de celebrities internacionales y estrellas patrias pero, precisamente por eso, es más sencillo disfrutar de una isla a la que le sobran las razones para que lo dejes todo ya -pero lo que se dice ya- y pongas rumbo a ella. ¿Tomas nota?
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