Doble limpieza facial, la rutina 'beauty' asiática perfecta para el otoño

Llega el otoño y nuestra piel empieza a demandarnos otros cuidados, tiene otra sensibilidad a la que debemos prestar atención. Quizá es el momento de incorporar esa serie de rutinas que poco a poco, casi sin darnos cuenta, han revolucionado la cosmética occidental, y no la hemos protagonizado nosotros, los que vivimos de esta parte del hemisferio. Los productos cosméticos asiáticos, especialmente los que vienen de países como Japón o Corea, han ido ganando adeptas y ocupan cada vez más espacio en nuestras estanterías. Y es que, viendo las pieles perfectas de las que abanderan la korean beauty, comprobando lo bien que envejecen las mujeres de estos países, merece la pena por lo menos sentir curiosidad por sus rituales de belleza.

Las asiáticas se toman el cuidado de su piel muy en serio y no vale con desmaquillarse, ponerse un sérum y echarse a dormir. La cantidad de pasos de los rituales de belleza japoneses y coreanos puede hacerse eterna, pero las mujeres atesoran este tiempo para ellas como si les fuera la vida en ello. Todo ello empieza con la limpieza o, mejor dicho, la doble limpieza: el paso en el que la piel queda impoluta para que los tratamientos que apliquemos después sean mucho más efectivos. Si ya eres fan de las BB Creams, de las sheet masks y los productos con packagings especiales, seguro que por lo menos sientes algo de curiosidad por el método que llevan utilizando desde el siglo XIV para conseguir una piel radiante.

La idea básica es bien sencilla: se trata de limpiar la piel dos veces antes de poner encima cualquier producto de tratamiento. Pero lo que importa es el cómo. El primer paso ha de hacerse con un producto limpiador rico en aceite y la segunda, con un lavado con base de agua y jabón específico. La clave del éxito reside en que el aceite, en lugar de obstruir los poros como muchas personas aún creen, es capaz de arrastrar las impurezas más pesadas de la piel, como las siliconas de muchas bases de maquillaje, incluso los aceites de nuestras cremas faciales e incluso las células muertas de la superficie de la piel y del interior de los poros y todo ello de forma suave y respetuosa con la piel.

Dos pasos clave

Además, este primer lavado con aceite ayuda a eliminar mejor los restos de maquillaje, ya que es capaz de retirar hasta las bases de larga duración y los productos waterproof. Después, el limpiador a base de jabón y agua elimina el resto de residuos más ligeros de forma más sencilla y menos agresiva. Además, con la limpieza a base de agua ya preparamos la piel con una ligera película de hidratación, y debido a que esta doble limpieza es menos agresiva que una limpieza normal, que se lleva por delante la barrera protectora de la piel, ayuda a evitar irritaciones y preservar el colágeno, importantísimo para no acelerar el proceso de envejecimiento.

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Lo mejor de todo es que, aunque una doble limpieza suene como algo épico que toca hacer antes de irse a dormir, realmente te llevará solamente un par de minutos. Notarás la piel mucho más suave, y si tienes miedo de que pueda irritar en exceso tu piel (aunque no tendría por qué gracias al poder calmante de los limpiadores en aceite), puedes realizarla un par de noches a la semana primero para comprobar cómo reacciona tu cutis. Verás cómo un par de minutos extra, dedicados al cuidado de la piel, pueden marcar la diferencia.

Y, finalmente, no hay que olvidar un beneficio significativo de la doble limpieza: esa sensación de bienestar que produce, especialmente en los días en los que llevas más maquillaje que de costumbre o que te has pasado el día de un lado para otro. Es un proceso de cuidado que requiere que te dediques unos minutos en exclusiva para ti, para tu bienestar. Te ayuda a relajarte después de un largo día y hace que sintamos la piel limpia y fresca antes de ir a dormir y que nos despertemos con la piel más bonita e hidratada por las mañanas, perfecto para mantenerla estupenda este otoño.