La guía sexual definitiva: para qué sirve un orgasmo y cómo conseguirlo
Más enfrentados que Lannister y Stark, los científicos no coinciden en esta sensación placentera para el ser humano, sobre todo cuando esta la siente (o no) una mujer
¿Para qué sirve el orgasmo femenino?, se preguntan ellos. ¿Importa eso cuando el 10% de las mujeres no lo experimenta nunca?, nos preguntamos nosotros. Mientras unos y otros se ponen de acuerdo, te contamos todo lo que la ciencia sabe, de momento, sobre el clímax en la mujer y cómo conseguirlo.
La mecánica del asunto es sencilla cuando se trata de orgasmo masculino. En el hombre esta sensación de placer y la eyaculación casi siempre van de la mano, porque su finalidad no es otra que hacer que los espermatozoides salgan a conocer a su amigo el óvulo. Pero en el caso de las mujeres esa finalidad no está tan clara. Los investigadores de la Universidad de Yale han creído dar con la clave: antes, mucho antes, de que las hembras humanas necesitaran calentar motores con 50 sombras de Grey, el orgasmo tenía un papel fundamental en la vida humana porque era el pistoletazo de salida para el óvulo. Pero eso desapareció con la ovulación espontánea. De paso el clítoris se movió de sitio y el placer femenino quedó transformado de necesario a vestigio evolutivo. En resumen: que todo se complicó y la madre Naturaleza se volvió madrastra, al menos, para ellas.
“La Naturaleza es un poco machista y, desgraciadamente, para reproducirse el placer de la hembra dejó de ser imprescindible. Pero que biológicamente el orgasmo femenino pueda ser considerado algo no necesario no significa que socialmente lo sea. Los seres humanos hemos aprendido a pasarnos los imperativos biológicos por el forro”, asegura el divulgador científico Pere Estupinyà, autor de
1. En la cama, todos somos iguales
Si la reproducción humana dependiera de que las mujeres sintieran la 'petite mort' en la cama... nos habríamos extinguido. Según la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Comportamiento elaborada por la Universidad de Indiana (EEUU), el 91% de los hombres experimentaron un orgasmo durante su último encuentro sexual frente al 64% de las mujeres. La cifra disminuye si hablamos de la primera vez que se mantuvieron relaciones: el 55% de los varones lo consiguieron frente a solo el 4% de las féminas. Y se calcula que el 10% de las mujeres jamás ha experimentado nada ni medio parecido. Y eso que las mujeres están equipadas para pasarlo mejor que los hombres.
Por ejemplo, el clímax que desencadena el reflejo orgásmico, es decir, la liberación de la tensión sexual que ocurre a través de una serie de contracciones musculares rítmicas, es mayor en ellas que ellos: entre tres y siete contracciones en los hombres y 10 y 15 en las mujeres. Por lo tanto, no hay excusas biológicas que valgan; aquí todos estamos equipados para pasárnoslo bien. “La diferencia entre hombres y mujeres está en el deseo. Pero el orgasmo en sí no es muy diferente. De hecho, se han hecho estudios en los que se pedía a hombres y mujeres que describieran sus orgasmos sin ninguna referencia que pudiera indicar su género; y al darles esos informes a evaluadores externos estos eran incapaces de distinguir el sexo de su autor”, explica Pere Estupinyà. Pues eso, manos a la obra.
2. Orgasmo no hay más que uno
Se pusiera Freud como se pusiera, orgasmo no hay más que uno. “Pero, ¡ojo!, aunque solo hay uno, las mujeres pueden llegar a él de muchas formas distintas. Los nervios que llegan al clítoris no son los mismos que los que van al cuello del útero o la vagina, lo que explica que se sientan como diferentes. Orgasmo solo hay uno, pero se puede lograr por excitación clitoriana, por estimulación vaginal...”, asegura Pere Estupinyà. Y la ciencia le da la razón. Porque ¿cuántas formas tiene una mujer de conseguir un orgasmo? Pues casi tantas como mujeres hay. La biología, de nuevo, parece tener la culpa.
Estudios realizados por la ginecóloga Deborah Coady en Nueva York han concluido que, probablemente, no hay dos personas similares en lo que respecta a las ramificaciones del nervio pudendo. ¿El nervio qué? Pues el nervio que conecta lo que pasa ahí abajo con el cerebro. En su consulta esta doctora ha comprobado que cada mujer posee su propio 'cableado' en los genitales (clítoris, cérvix, perineo, ano y entrada de la vagina), lo que explica que lo que le gusta a unas a otras las deja indiferentes. La solución a esto es sencilla, hay que aprender a masturbarse e ir con los deberes hechos a la cama. Aunque la triste realidad es que la mitad de las españolas no conoce cómo funcionan sus partes íntimas, hasta el 80% no saben qué partes de su cuerpo participan en la respuesta sexual y tres de cada 10 de entre 18 y 35 años nunca se ha masturbado.
El primer ejercicio para todas ellas es observarse los genitales con un espejo y reconocer labios mayores, labios menores... porque si no sabes dónde está el clítoris o no usas tampones porque no sabes cómo ponerlos, difícilmente vas a llegar al orgasmo. A todas ellas, suscribirse a la web OMGY les puede ayudar, pues su saludable objetivo es mostrar a las mujeres distintas formas de alcanzar el clímax. Y lo mejor es que no es una web porno. Detrás de este sitio está el primer estudio científico específicamente enfocado en el placer sexual femenino.
3. Hay que desconectar el cerebro...
Si una mujer quiere un orgasmo, debería dejar de considerar el coito como el paradigma del placer y hacer caso a la encuesta publicada en 2010 en el 'Journal of Sexual Medicine' en la que el 81% de las mujeres que habían tenido sexo oral en su último encuentro sexual habían conseguido el suyo frente al 60% que lo sintió por estimulación vaginal. ¿Otras cosas que funcionan más allá de la técnica? Curiosamente, apagar el cerebro.
“La respuesta sexual femenina se enciende, irónicamente, cuando su cerebro se apaga. Los impulsos pueden llegar a los centros de placer y desencadenar el orgasmo solo si la amígdala (el centro del miedo y la ansiedad que se encuentra en el cerebro) está desactivada. Antes de que esta haya sido desenchufada, cualquier preocupación del último minuto –trabajo, niños, compromisos– puede interrumpir la marcha hacia el orgasmo. El hecho de que una mujer requiera este paso neurológico extra puede explicar por qué tarda de media de tres a 10 veces más tiempo que el hombre en alcanzar el orgasmo”, asegura la neuropsiquiatra estadounidense Louann Brizendine, autora del bestseller 'El cerebro femenino' (RBA).
4. Y conectar otras cosas...
Para llegar al orgasmo hacen falta cuatro cosas: saber concentrarse en lo que se está haciendo en ese momento, ser capaz de excitarse con ello, tener una técnica adecuada y abandonarse. Y para mantener esa excitación, las fantasías sexuales mandan. ¿Y algo más? Pues sí, por lo visto estar en tensión en los previos es una ayuda extra para las féminas. Investigadores de la Universidad de Texas han descubierto que recomendar a las mujeres poco menos que llegar al zen antes de entrar en la cama puede ser contraproducente. De hecho, según su estudio, echar una carrera antes de encamarse, ver una película de miedo o reírse con la pareja viendo una comedia son actividades que activan el sistema nervioso simpático, lo que permite a la mujer experimentar una respuesta sexual más rápida e intensa. Justo lo contrario que en los hombres, que sí que necesitan relajación para lograr un 10 en la cama.
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¿Para qué sirve el orgasmo femenino?, se preguntan ellos. ¿Importa eso cuando el 10% de las mujeres no lo experimenta nunca?, nos preguntamos nosotros. Mientras unos y otros se ponen de acuerdo, te contamos todo lo que la ciencia sabe, de momento, sobre el clímax en la mujer y cómo conseguirlo.