¿Por qué Gwyneth Paltrow y Jennifer Aniston consumen aceite de coco? ¿Funciona?

Olvídate del kale, quema la quinoa y abandona el ajo negro. El nuevo superalimento que recargará tus baterías millennials y te alejará de todo mal es el aceite de coco y las celebrities están empeñadas en que lo uses hasta en las tostadas. Pero, ¡ojo!, los expertos en nutrición no están de acuerdo.

Para sus fans, del aceite de coco se aprovechan hasta los andares y cura casi todos los males de la vida moderna. Madonna y Miranda Kerr se lo toman a cucharadas cual suplemento vitamínico. Jennifer Aniston lo usa para perder peso. Y Gwyneth Paltrow lo emplea para cepillarse los dientes (y cepillarse otras cosas, porque también se lo lleva a la cama como lubricante sexual). Ante semejante panorama gente como Anthony Warner, bioquímico, especialista en nutrición y chef, están intentando imponer la sensatez a tantas nutripolleces ('nutribollocks' en inglés) y en su último libro 'El chef cabreado' (Ariel) nos explica qué hay de verdad y qué no en lo que se dice del recién llegado a nuestros supermercados.

1. ¿Es grasa buena?

Sus defensores afirman que el aceite de coco es grasa saturada, pero de la buena. Que aunque en su mayoría se compone de ácidos grasos saturados, los triglicéridos que contiene son de cadena media (TCM), lo que significa que pasan rápidamente al cuerpo y se convierten en energía, sin formar depósitos grasos como sí ocurre con la 'grasa mala'. Pero los defensores del aceite de coco no suelen tener una licenciatura en bioquímica y no entienden que los TCM que se comportan así de bien son el ácido caprílico y el cáprico y no el ácido láurico que posee el aceite de coco. La conclusión de Anthony Warner: “El láurico se comporta cien por cien como ácido graso de cadena larga, con solubilidad muy inferior y velocidad de absorción y digestión mucho más lenta". Se siente.

2.¿Previene enfermedades?

Los adeptos al aceite de coco defienden que consumirlo nos deja de regalo las defensas de un titán, que refuerza y protege el sistema inmunitario al tiempo que aniquila las bacterias. El secreto de su éxito está en que contiene ácido láurico, que sí ha demostrado acabar con microorganismos potencialmente dañinos… en un tubo de ensayo.

“No hay ni un estudio importante que muestre que el ácido láurico, o el aceite de coco, tenga efecto alguno en los patógenos que causan enfermedades en los humanos o en la trucha arcoíris. Puede que el estudio del tubo de ensayo abra un camino interesante, pero de ahí a sacar conclusiones para la salud en el mundo real va un salto enorme. Hay más cosas que matan microorganismos patógenos en el tubo de ensayo, por ejemplo el agua, el azúcar, la sal, el detergente, pisotearlos o pegarles fuego, pero no son cosas que nos sirvan de gran ayuda para tratar enfermedades”, explica el chef cabreado.

3. ¿Es una grasa quemagrasas?

De eso presume. Pero tampoco lo cumple. El chef cabreado hizo la cuenta: para que este aceite te ayude a eliminar 120 calorías extras al día deberías consumir 30 gramos diarios, lo que supone ingerir 6.000 calorías diarias en forma de aceite. Las cuentas no cuadran. Chúpate esa, Gwyneth.

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