¿Cómo se usa un aceite de belleza? ¿Para qué sirve?
La ascensión de los aceites ha sido meteórica y las razones de su éxito son evidentes: su textura única, su espectacular versatilidad y una eficacia que roza la perfección
Ha llovido muchísimo desde que Cleopatra presumiese de piel suave gracias a las múltiples ventajas de los aceites. Entre el antiguo Egipto y nuestros días, el aceite perteneció casi en exclusiva al mundo del masaje con algunas maravillosas excepciones como los aceites esenciales utilizados en aromaterapia o el clásico aceite de ricino que las mujeres utilizaban para suavizar el rostro. Cómo ha cambiado la historia. Después de una larga y soporífera trayectoria, de pronto, en solo unos pocos años, los aceites se han sacudido sus ropajes clásicos y se han convertido en uno de los platos fuertes de la cosmética. Están presentes en geles de ducha, solares, cosméticos faciales y corporales que tratan todo tipo de problemas, desde regular la producción de sebo –sí, pieles grasas, por mucha grima que os dé imaginar un aceite sobre vuestra piel, el de semillas de uva, por ejemplo, trata con mimo exquisito la sobreproducción de sebo y corrige granitos e imperfecciones–, cosméticos para el pelo y un largo etcétera que demuestra la enorme versatilidad de este ingrediente.
Los aceites más conocidos
Los aceites están constituidos básicamente por lípidos (grasas), pero contienen también otras valiosas sustancias. Aquí van varios ejemplos:
• Aceite de argán. Contiene vitamina E, omega 9 y omega 6, lo que significa que es uno de los mejores alimentos para la piel y la protege de la oxidación.
• Aceite de oliva. Siempre que su extracción se haya realizado en frío conservará intacta su enorme capacidad de hidratación. De ahí que se utilice sobre todo como base de otras fórmulas cosméticas.
• Aceite de coco. El aliado más firme de las caribeñas, que lo utilizan para todo, pero especialmente para nutrir el pelo e hidratar el cuero cabelludo. Suaviza muchísimo la piel y funciona de cine en las zonas más ásperas del cuerpo, como codos y rodillas.
• Aceite de jojoba. Rico en vitamina E, minerales y proteínas que contribuyen a la regeneración celular y sus propiedades calmantes, crea un efecto balsámico en las pieles irritadas.
• Aceite de rosa mosqueta. Es tan regenerador que los médicos lo prescriben para acelerar cualquier proceso de cicatrización. Previene la formación de estrías, regula el acné y es la mejor arma de las pieles maduras porque mejora la elasticidad de la piel y previene la aparición de arrugas.
No todos son buenos
Los aceites minerales, derivados del petróleo, no deberían estar en el cuarto de baño porque dejan la piel supersuave, cierto, pero a costa de formar una película grasa sobre ella que obstruye los poros, impide la transpiración y, por tanto, la deshidratan y alteran su correcto funcionamiento.
Un aceite para cada zona del cuerpo
1. Una cara radiante. Aceites de abisinia, semilla de cáñamo, aguacate, semilla de girasol más vitamina C y aminoácidos: es el secreto de
2. Labios de matrícula. Tersos, bien hidratados, con buen tono. ¿Un imposible? No, Lip Slick, de Tom Ford, puede ayudarte a conseguirlo. Una combinación de aceite de jojoba y coco nutre y suaviza la delicada piel de los labios. La firma propone cuatro tonos.
3. Cabello superbrillante. Aceite de copra y de mongongo, ambos con certificado bio, es el tándem que la firma
4. Piel bronceada.
5. Senos hidratados. El aceite
6. Un cuerpo más firme. Decléor es la firma creadora de uno de los aceites por excelencia: el
7. Piernas ligeras y torneadas. Dreamy legs, de Germaine de Capuccini, afina las piernas, elimina la sensación de pesadez y les da un acabado ligeramente iridiscente. Además, tiene un agradable efecto frío que las refresca en un instante (39,25 €).
8. También en la ducha. ¿Aceite para la ducha? Claro. Olio Rassodante Doccia, de Collistar, es un mix de aceites purísimos y de extractos vegetales de rosa que suavizan y reafirman la piel (30 €).
9. Uñas perfectas. El aceite de neem es imprescindible en los cuidados de las mujeres indias. Este de
10. Codos y talones bajo control. Son zonas que resisten casi cualquier tratamiento. La piel se endurece por el roce hasta formar una capa gruesa y reseca muy antiestética.
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Ha llovido muchísimo desde que Cleopatra presumiese de piel suave gracias a las múltiples ventajas de los aceites. Entre el antiguo Egipto y nuestros días, el aceite perteneció casi en exclusiva al mundo del masaje con algunas maravillosas excepciones como los aceites esenciales utilizados en aromaterapia o el clásico aceite de ricino que las mujeres utilizaban para suavizar el rostro. Cómo ha cambiado la historia. Después de una larga y soporífera trayectoria, de pronto, en solo unos pocos años, los aceites se han sacudido sus ropajes clásicos y se han convertido en uno de los platos fuertes de la cosmética. Están presentes en geles de ducha, solares, cosméticos faciales y corporales que tratan todo tipo de problemas, desde regular la producción de sebo –sí, pieles grasas, por mucha grima que os dé imaginar un aceite sobre vuestra piel, el de semillas de uva, por ejemplo, trata con mimo exquisito la sobreproducción de sebo y corrige granitos e imperfecciones–, cosméticos para el pelo y un largo etcétera que demuestra la enorme versatilidad de este ingrediente.