Redecora tu cocina y perderás peso: seis trucos que te sorprenderán

Para lograr tu propósito de bajar de peso, es importante restringir las calorías y ejercitarte, entre otros buenos hábitos, pero también planificar la dieta y vivir en un entorno ordenado. Tener la casa hecha un desastre, especialmente la cocina, no invita nada a comer sano, sino todo lo contrario. Ese descontrol probablemente te esté engordando. O al menos eso dice un estudio del Cornell Food and Brand Lab: en una cocina caótica tendemos a comer más de lo que no debemos, por ejemplo, dulces. Vamos, que ese caos no ayuda a hacer dieta.Organizarse y establecer unas rutinas te facilitan mucho el control. Estos pequeños ajustes te ayudarán a comportarte de otra manera con el fin de ahorrarte calorías extra innecesarias en tu vida.

1. Cocina ordenada (y limpia)

Asigna un espacio para cada cosa. En las tiendas encuentras un sinfín de frascos, cajones, cajas y otros objetos de almacenaje que te ayudan a tenerlo todo organizado y en su sitio. Desenvuelve cajones y armarios y ponte con ello. Y también evita dejar los platos, vasos y cubiertos sin recoger ni en el fregadero, guárdalos directamente al lavavajillas. El estrés que genera tener todo patas arriba hace que engullas más alimentos de los que no te convienen para tu dieta hipocalórica. La idea es: si tu cocina luce un aspecto saludable, tú también.

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2. Deshazte de la cacharrería inútil

Tal vez para poder llevar a cabo el punto anterior necesites prescindir de algunos utensilios. Si en la cocina no encuentras un espacio para ellos, te sobran. Deshazte ya de esos cacharros a los que no les das utilidad. No decimos que los tires (igual sería lo mejor), siempre tienes la opción de regalarlos o guárdalos en el sótano. Aplica la dinámica anterior a las latas y otros envases de comida con los que jamás cocinas o tomas.

3. Tentaciones, nunca a mano

Ese bote tan mono de galletas queda muy cuqui en la encimera, pero tenerlo tan a mano y a la vista dispara las posibilidades de que sucumbas a su sabor. Por si acaso aplicando la lógica no te convences, existe un estudio que corrobora este hecho. Así que despeja tu cocina de alimentos tentadores que no te convienen para lograr tu objetivo de adelgazar. Si se mantiene la comida oculta, es más probable que nos olvidemos de ella. Una sugerencia: si no debes comerlo, no lo compres, aunque esto a veces no es posible porque el resto de la familia no está a dieta.

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4. Fruta a la vista

Lo único permitido a la vista es un frutero (lleno de frutas, claro). Según este mismo estudio, la presencia de estos alimentos en algún lugar visible de la cocina está relacionado con un menor índice de masa corporal (IMC). Una opción híbrida: esos tarros tan bonitos y decorativos llénalos de fruta.

5. Organiza tu nevera

Si la cocina está bien organizada, el refrigerador no va a ser menos. Siguiendo la misma idea, coloca los alimentos de dieta en la parte delantera, lo más en el centro posible, para que las encuentres fácilmente y lo primero que vean tu ojos nada más abrir sea esta comida y no otras delicias prohibidas. Guarda los alimentos calóricos en envases opacos que no dejen ver el contenido. Y al revés, los vegetales y demás comestibles sanos y bajos en calorías, en cajas o plástico de envolver transparentes.

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6. Ten a la vista tu planificación

Una planificación semanal de los menús de dieta evita la improvisación, es decir, que ayuda a no salirse de ella. Si escribes la planificación en un papel, ponlo con un imán en la nevera para que puedas consultarla cómodamente.

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