Máster en máscara de pestañas: cómo aplicarla y cuál elegir
La oferta actual es tan amplia que cuesta decantarse por una. Hoy te simplificamos la tarea enseñándote algunas de nuestras favoritas
Es uno de los esenciales de tu neceser. En su afán de embellecer a los 'espejos del alma' y abrir la mirada, las fórmulas se sofistican y se adaptan a tus necesidades. Tus deseos (beauty) son órdenes para ellas.
Seguro que alguien de tu entorno utiliza el término rímel para referirse a cualquier máscara de pestañas. Este fenómeno de metonimia tiene su lógica y es que fue el señor Eugène Rimmel su inventor en el siglo XIX. Después, los precursores de Maybelline mejoraron la idea y la madame de la belleza, Helena Rubinstein, centró muchos de sus avances cosméticos en innovar sobre la fórmula. Bajo su mítica frase “Una mirada puede cambiar el mundo”, se le otorga el honor de ser la inventora del formato actual, de haber ideado la primera máscara a prueba de agua (para la exhibición de natación sincronizada en la Feria Mundial de Nueva York de 1939) y la inédita opción recargable automática en 1958.
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Desde entonces, nunca ha pasado de moda
Lo aplicarás como los profesionales. Hazlo sobre las pestañas limpias y secas. Desde la raíz hasta las puntas y haciendo movimientos de zigzag desde el interior del ojo hasta el exterior. Si decides lucir un look más dramático, no te olvides de las inferiores, maquillándolas a toquecitos con la fórmula que ha sobrado tras trabajar las superiores.
Prestarás atención al desmaquillado. Aplicar la máscara sobre la superficie perfectamente limpia es esencial para evitar grumos de producto. Para ello, puedes calentar un poco de desmaquillante con los dedos y masajear la zona con suavidad, o impregnar un algodón y colocarlo sobre los ojos unos segundos antes de retirarlo con suavidad. Importante: nada de frotar.
Solo sacarás el aplicador las veces que sea estrictamente necesario. Ese glamuroso gesto de introducir el cepillo en el envase de forma compulsiva no es necesario. Más bien es totalmente prescindible si quieres alargar la vida de tu preciado cosmético, pues permite que entre aire y la fórmula se reseque.
Nunca compartirás tu máscara. Jamás. Ya sabes que los ojos son muy sensibles y utilizar un cosmético específico que no sea el tuyo puede provocar reacciones inesperadas e indeseables. Es más, resulta muy práctico tener algún aplicador extra (reciclado de alguna referencia antigua) perfectamente limpio por si notas alguna molestia.
Te aliarás con algunos de sus extras. Busca fórmulas con provitaminas o busca concentrados nutritivos que fortalecen la raíz para unas pestañas espectaculares hasta desnudas. Y no te olvides de los rizadores y peines para redondear tu experiencia con la máscara.
Recordarás que hay vida mas allá del negro. Los colores pueden ser tus aliados si recuerdas la rueda de pigmentos complementarios. ¿Algún ejemplo? Si eres muy rubia quizá te sientas mejor con una fórmula marrón, los fluidos azules camuflan las rojeces de la mirada (y parece que estás más despierta) y los tonos morados encajan con los ojos verdes.
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Es uno de los esenciales de tu neceser. En su afán de embellecer a los 'espejos del alma' y abrir la mirada, las fórmulas se sofistican y se adaptan a tus necesidades. Tus deseos (beauty) son órdenes para ellas.