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Revlon, la compañía que "hace cosméticos y vende esperanza"
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Un mundo de color

Revlon, la compañía que "hace cosméticos y vende esperanza"

Durante sus 80 años de historia Revlon ha llenado de sensualidad, elegancia y esperanza los tocadores de mujeres de todo el mundo en el prêt-a-pórter de la cosmética

Foto: Gal Gadot, embajadora de Revlon (Cindy Ord/Getty Images for Revlon)
Gal Gadot, embajadora de Revlon (Cindy Ord/Getty Images for Revlon)

La esperanza es lo último que se pierde (o al menos eso dicen). Una reflexión tan optimista como válida para cualquier aspecto de la vida diaria. Pero en el caso de la cosmética la cosa cambia: la esperanza no es lo último que se pierde, es lo primero que se gana. Y si quieres triunfar creando productos que generen la ilusión de unas pestañas más largas, unos ojos más grandes y unas ojeras más pequeñas, debes tener esto bien claro. Charles Revson, cofundador de la emblemática marca de cosméticos Revlon, ha hecho de esta premisa una garantía de éxito. “En la fábrica, hacemos cosméticos. En la tienda, vendemos esperanza”. Revson no podría definir mejor la razón de ser de Revlon.

El arcoíris del éxito de Revlon

Si hoy podemos lucir una manicura multicolor es gracias a Revlon. En 1932 las uñas lucían rojas, un color elegante y tradicional; para Charles Revson, su hermano Joseph y Charles Lachman (químico de profesión), demasiado tradicional. Así que entre los tres desarrollaron una fórmula en la que usaban pigmentos en lugar de colorantes, lo que supuso la aparición de una gama de esmaltes de uñas en varios tonos de acabado opaco. La ocurrencia resultó ser todo un éxito y Revlon iluminó de colores las manos de millones de mujeres, incluidas las modelos y famosas protagonistas de las portadas de revistas tan populares como Vogue.

placeholder Gwen Stefani (dcha.), embajadora de la firma (Getty)
Gwen Stefani (dcha.), embajadora de la firma (Getty)

El fuego y el hielo de Revlon

Los primeros años de la marca fueron de consolidación y expansión. Al inmediato triunfo de su gama de esmaltes de uñas en colores opacos se sumó el del lápiz labial. Ambas conquistas proporcionaron a Revlon una posición privilegiada en el mercado de la cosmética que debía aprovechar. La publicidad era el mejor modo de hacerlo.

Con este interés surgió 'Revlon´s Fire and Ice' (1950), una campaña publicitaria que según la propia marca “mostró a las mujeres de los Estados Unidos que podían ser tan atractivas y glamurosas en el día a día como cualquier estrella cinematográfica”. Revlon buscaba presentar su esmalte de uñas y su lápiz labial como productos exóticos y llenar las calles de Ingrid Bergman y Brigitte Bardot, iconos femeninos de la época.

placeholder Emma Stone, embajadora de Revlon (Getty)
Emma Stone, embajadora de Revlon (Getty)

Las embajadoras de Revlon

Revlon es el glamour de la cosmética. Y lo es por sus campañas publicitarias desde 'Fire and Ice', sus apariciones en las revistas de moda más importantes del mundo y la contratación publicitaria de modelos y actrices con reconocido prestigio internacional. No es más que el resultado de la motivación de su fundador: generar esperanzas de que todas las mujeres con un toque Revlon son tan bellas y sofisticadas como las estrellas mediáticas de sus anuncios. A eso se llama crear imagen de marca y Revlon lo ha hecho muy bien. Por eso desde la compañía aseguran que “no vendemos solo productos, vendemos looks”.

placeholder Halle Berry, una de las embajadoras de Revlon. (Getty).
Halle Berry, una de las embajadoras de Revlon. (Getty).

En sus más de 80 años de historia Revlon siempre ha contado con las figuras femeninas más icónicas y representativas de cada década. En los 80: Claudia Schiffer y Cindy Crawford; en los 90: Halle Berry; En 2000: Olivia Wilde y Emma Stone. Revlon ha sabido evolucionar con el paso de los años y la llegada del nuevo milenio, como ellos mismos reconocen, ha situado “a la marca a la vanguardia de las tendencias y la moda”.

La esperanza es lo último que se pierde (o al menos eso dicen). Una reflexión tan optimista como válida para cualquier aspecto de la vida diaria. Pero en el caso de la cosmética la cosa cambia: la esperanza no es lo último que se pierde, es lo primero que se gana. Y si quieres triunfar creando productos que generen la ilusión de unas pestañas más largas, unos ojos más grandes y unas ojeras más pequeñas, debes tener esto bien claro. Charles Revson, cofundador de la emblemática marca de cosméticos Revlon, ha hecho de esta premisa una garantía de éxito. “En la fábrica, hacemos cosméticos. En la tienda, vendemos esperanza”. Revson no podría definir mejor la razón de ser de Revlon.

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