"Cuando necesito cuidados intensivos, utilizo estos tratamientos de choque", la directora de Belleza dixit

Ha empezado la temporada de presentaciones de belleza a lo loco, es una maravilla. Las periodistas de belleza vamos como hormigas en procesión para descubrir los lanzamientos de las marcas por Madrid, esta semana incluso una en Barcelona.

En todas se aprende algo, se te ocurren enfoques de temas y tenemos el privilegio de hablar con algunos expertos que nos abren los ojos respecto a algunos temas. Esta he aprendido de acné, de sueño, del envejecimiento cutáneo (sí, amigas, se puede descubrir aspectos sobre ese tema). Y en ocasiones, además de teoría general, lo podemos aplicar sobre nosotras mismas. Es el caso de lo que me sucedió ayer, presentación internacional de una firma cosmética americana, Kiehl's. Nos dieron la oportunidad de hacernos un análisis de la piel en una de estas máquinas tipo Visia que ya poseen muchas marcas. No era la primera vez que me lo hacía; de hecho, cada temporada cuando me lo ofrecen me lo hago para ver cómo estoy evolucionando a través de los años.

Y sí, voy a peor. Tengo más arrugas, más manchas, eso sí, las contengo todo lo que los medios tópicos me permiten. Pero ayer me di cuenta de que tenía la piel deshidratada de más. No sé si te pasa en ocasiones, pero hay veces que la piel se declara en rebeldía. De pronto, está muy deshidratada en algunas zonas, incluso algo enrojecida. Nací con una mancha de nacimiento en la frente, roja, y es como si esa zona se hubiera quedado sensibilizada. La mancha era enorme, cuando mis padres me vieron al nacer se asustaron, incluso era muy muy fea. Mi madre me confesó hace años que se esforzaba en llevarme impecable vestida para que la gente se centrara en la ropa y no en la cara, y que de hecho dudó en ponerme la capota al revés para pasearme en el carrito y no asustar a los transeúntes (léase con sentido del humor, por favor, a mí me hace mucha gracia la anécdota porque he mejorado, no mucho pero lo suficiente para que me ría de ello). Bueno, la cuestión, pese a que ya he retomado mi rutina con mi vitamina C por la mañana, mi retinol por la noche, las limpiezas e hidratantes necesarias, he perdido la luz y el buen color de mi piel; en fin, que su aspecto roza el desastre.

Me desconcierta el origen de esta sublevación porque al fin y al cabo cumplo metódicamente con mi rutina de belleza habitual (aunque en verano la he dejado un poco a un lado), la misma que tan buenos resultados me da siempre, pero la edad no perdona y su tiempo de recuperación actual no es el de cursos anteriores. Bueno, pues hay veces que esta rutina se queda corta por distintos motivos: el frío del aire acondicionado, el viento, los cambios de temperatura entre el interior y el exterior, los altibajos hormonales... Factores que está claro que han sacado a mi piel de sus casillas. Si a esto sumamos el inicio de curso, cambio de colegio de los niños y estrés por una obra en casa (desde aquí quiero dar las gracias a las familias que generosamente nos están acogiendo estas semanas), tengo grandes desestabilizadores del organismo, que estoy acompañando de falta de sueño y malas comidas. Olé para mí, qué bien lo estoy haciendo (es broma, of course).

Hablemos del caso que nos ocupa, mi piel necesita más: un programa de primeros auxilios que la saque del atolladero y ahí es donde los tratamientos de choque o las curas intensivas entran en acción. Y estos están en mi lista para ponerme a punto.

Tres claves

¿Qué son? Son fórmulas con una altísima concentración de ingredientes activos programados en curas intensivas de entre una semana y un mes y que actúan como el mejor revulsivo.

¿Qué hacen? Fortalecen la piel y la ayudan a restablecer sus funciones, pero además estos tratamientos/cura tienen un carácter preventivo, de ahí que se aconseje realizarlos dos o tres veces al año.

¿Qué lugar ocupan en mi rutina? Después de la limpieza y antes de la hidratante habitual.

Mis favoritos

30 Day Treatment, de Bioeffect. Un empujón para las pieles que hayan cumplido los 30. Activa el sistema de señales entre células hasta llegar a la célula 'diana' para tratarla. Se aplican entre dos y cuatro gotas mañana y noche durante 30 días (254 €).

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Renaissance Brightlight, de Oskia. Es un sérum iluminador perfecto para el verano o escapadas de esquí porque combate la hiperpigmentación, atenúa las manchas y repara el daño solar (110 euros).

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Premium Cura, de Lierac. El sérum perfecto para solventar la sensación de que la piel ha envejecido de golpe. Se utiliza por la mañana y por la noche como cura de 28 días, de una a tres veces al año (129 €).

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New Age, de Farma Dorsch. Una larga lista de ingredientes de origen natural que regenera la piel, aumenta sus defensas, reafirma y unifica el tono (44 €, 5 viales).

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Double Serum de Clarins. Descifra la comunicación celular para realizar sus funciones sin problemas y es rico en cúrcuma, la planta aliada de unas células fuertes (88 €).

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Prebióticos Acción Profunda, de Germinal. Una combinación de prebióticos para tratar la piel sensible con principios activos (nutrientes derivados de las algas y de los azúcares) para calmar la sensación de tirantez, proteger e hidratar (36 €, 30 ampollas).

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Day Serum Night Serum, de Colmarine. Durante el día, mantienen el nivel de hidratación; por la noche, restablecen las funciones de la piel. Muy recomendable para las que muestran signos de flacidez (43 €, 10 viales).

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Sleeping Cure, de Germaine de Capuccini. Un concentrado detox que acaba con los signos de fatiga y asfixia durante el sueño. Es un tratamiento de 10 noches que puedes repetir varias veces al año (37 €, 10 viales).

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