Tónico: ¿para qué me sirve? ¿Cómo lo uso? ¿Cuáles funcionan?

De un tiempo a esta parte el tónico ha recuperado su lugar en nuestra rutina de belleza. Es aquel producto que llevamos viendo usar a nuestras madres y nuestras abuelas desde siempre... y nosotras, entre tanta K-beauty, agua micelar y ácido hialurónico, nos hemos olvidado de su lugar y es imprescindible.

Pero nuestra intención hoy es recordar cuál es su uso correcto, devolverle su sitio y su funcionalidad para con nuestra piel y que no es otra que equilibrar.

Tonique Douceur, de Lancôme (30 €); Clarifying Lotion, de C linique (17,50 €); Pureté Thermal, de Vichy (11,05 €); Extra Comfort Toning Lotion, de Clarins (15 €).

Los expertos nos lo recomiendan porque devuelve el equilibrio natural a la piel y lo puedes aplicar de dos formas, la primera como última fase de la limpieza previa a la fórmula de tratamiento. Él consigue que la piel recupere su estado natural después de los productos aplicados y retirados durante el día que alteran el cutis, la devuelve a un estado neutro. También tienes que tener en cuenta que, además de las fórmulas, tu piel está expuesta a la contaminación, el sudor o el sol desequilibrando su pH.

Una vez aplicado el tónico, la piel está preparada para asimilar nuevos beneficios porque activa la microcirculación cutánea.

¿Cómo lo elijo?

Lo ideal es de manos de un dermatólogo porque el experto analizará el estado actual de tu piel. Si tienes la piel sensible, lo ideal es que utilices alguno con propiedades calmantes o con ingredientes vegetales naturales que no produzcan una reacción en la piel, como las rosas o la camomila. Algunos especialistas recomiendan usar un tónico de la misma línea de hidratación, pero no está científicamente demostrado que la efectividad vaya unida a este factor.

Loción Tónica Hidratante, de Caudalíe (15,50 €); Dermatoclean Clarifying Toner, de Eucerin (9,86 €); Lotion Tonique aux Fleurs, de Sisley (79 €) y Deal Fusion Water, de Dr. Brandt.

¿Cómo lo aplico?

El método clásico es con el típico disco de algodón mediante suaves toques, nunca apretando tu piel ni arrastres demasiado. Pero muchos expertos dicen que lo mejor es piel con piel: mediantes suaves golpes con las yemas de los dedos o como masaje son las formas más adecuadas de aplicarlos. Si mojas las palmas de la mano con un poco de la fórmula y las posas suavemente sobre el rostro también observarás sus beneficios. Además si lo guardas en el frigorífico, refrescará tu piel todavía más durante la aplicación.

Aunque por su textura y su apariencia la gente lo suele confundir con un agua micelar, debes tener claro que el tónico no limpia. Aunque veas que al aplicarlo se retiran los últimos restos con algodón, es una función propia de una textura líquida pero no limpia.