Resolvemos todas tus dudas sobre el microbioma para que tu piel esté perfecta
Descubre la definición de microbioma y los beneficios que aporta a tu piel con esta guía en la que te explicamos en profundidad el concepto de este nuevo objeto de estudio científico.
El concepto lo conoces. Quizá de tus clases de biología o porque se ha convertido en uno de los nuevos paradigmas de la belleza. Las firmas cosméticas más punteras dedican infinitas horas de estudio para poder descifrar todos sus secretos, entenderlos y conseguir los mejores resultados en sus fórmulas magistrales. Pero, ¿exactamente de qué se trata? Hoy te desvelamos todos los misterios que lo rodean. Te prometemos que tu piel te lo agradecerá. Y mucho.
El microbioma humano se ha convertido en la fuente de infinidad de publicaciones científicas. Fue uno de los objetos de estudio del año pasado de los Informes Anticipando, elaborados por el Observatorio de Tendencias de Medicina Personalizada de Precisión y promovidos por la Fundación Instituto Roche. En sus páginas, un selecto grupo de expertos en microbiología e inmunología lo describen como “la población total de microorganismos, con sus genes y metabolitos que colonizan el cuerpo humano”. Al decir ‘población total’, se refieren a todos y cada uno de esos microorganismos que habitan en tu sistema gastrointestinal, en la boca… Y, por supuesto, también a los que se encuentran en tu piel.
Aunque parezca increíble, las cifras dicen que representa el 50% de nuestro cuerpo, que a su vez está compuesto por un 50% de células humanas y la otra mitad son células de microbioma. Esa parte de la superficie cutánea se compone de una inmensa variedad de diminutos organismos, donde destacan las bacterias. Sí, has leído bien: bacterias. Pero no te dejes llevar por la mala imagen de ellas porque el microbioma es un ecosistema viviente que contiene muchas que resultan beneficiosas. Esos altos porcentajes lo convierten en una parte simbiótica de nosotros, en un factor esencial para el funcionamiento de tu cuerpo que alcanza el estatus de ‘órgano’.
La clave es que cada microbioma es único, como una huella dactilar, que te proporciona tu madre en el momento en el que naces. Viene de serie, con sus propias particularidades y características, pero hasta los gestos más pequeños durante tu nacimiento tienen repercusión en su formación. Ahí no acaba la cosa: esta comunidad de microorganismos no para de desarrollarse durante todos tus años de vida debido a los ya nombrados factores genéticos más la alimentación, el hecho de haber tomado cierta medicación, por las condiciones ambientales e incluso por el modo de vida. Pero más tarde hablaremos de ello.
La función del microbioma
El beneficioso ecosistema vivo que se desarrolla en la superficie de la piel está formado por bacterias, pero también por hongos, parásitos, virus… ¿Cuál es su cometido? Tiene una misión inmunológica. Es parte integrante de las defensas naturales contra las agresiones externas, ayuda a fortalecer la dermis y mejora su función de barrera mientras favorece su recuperación natural. Es decir, resulta esencial para mantener la salud cutánea y, por lo tanto, también influye en su buen aspecto controlando el pH o proporcionando los nutrientes y lípidos que demanda tu organismo.
Es vital para tu organismo y ayuda a mimar, defender, recuperar la piel y favorecer su resiliencia con el paso del tiempo
Se estima que el microbioma en una persona en edad adulta contiene hasta mil especies diferentes de bacterias en la dermis, que se concentran en un máximo de dos millones de unidades por cada dos centímetros cuadrados. Sí, tienes una sobrepoblación en el órgano más grande de tu cuerpo, donde las familias más ‘populares’ son: Cutibacterium, Staphylococcus y Corynebacterium. El Dr. Pedro Rodríguez, dermatólogo de la Clínica Dermatológica Internacional, afirma que en el equilibrio se establece una relación beneficiosa para todos, pues ellas se alimentan gracias a nosotros mientras evitan la colonización de microorganismos que nos pueden dañar. Es la armonía necesaria para que la piel se encuentre protegida (genera un escudo defensor contra los patógenos mientras libera beneficiosas proteínas antioxidantes), regulada (controla y minimiza los posibles excesos de inflamación) y reparada (trabaja para que la epidermis se encuentre más conexionada y, por lo tanto, más resistente).
Sus puntos débiles
Ya conoces sus fortalezas (es vital para tu organismo y ayuda a mimar, defender, recuperar la piel y favorecer su resiliencia con el paso del tiempo), pero el Dr. Pedro Rodríguez asegura que en los últimos años “se ha estudiado mucho y algunas de sus variaciones patológicas se asocian con determinadas enfermedades como el acné, la rosácea o la dermatitis atópica". Y es que al ser un ente vivo, hay que tener en cuenta que también puede ser dañado por infinidad de factores. Entre ellos se incluye el uso de fórmulas agresivas, el punto geográfico donde vives, la dieta, la exposición a los rayos UV, la toma de antibióticos, las hormonas o, simplemente, el paso del tiempo.
Un estudio realizado por el profesor Masahira Hattori, de la Universidad de Waseda, en Japón, ha demostrado que irremediablemente el microbioma cambia y evoluciona con el tiempo. En su investigación analizó grupos de personas con edades diferentes e identificó cómo cambiaba la composición y cómo aumentaba la diversidad de las bacterias según se sumaban años. La contaminación es otro de los puntos a tener en cuenta en la evolución del microbioma. Otro experto en la materia que lleva años dedicado al análisis de este fenómeno, el profesor Lee, desde la Universidad de Hong Kong ha comprobado que la polución no solo es culpable de la acelerada aparición del envejecimiento prematuro (incluye diversas irregularidades como manchas, arrugas y sequedad), también lo es de ciertos cambios en la composición de microorganismos que hay sobre tu piel, provocando que tu microbioma se parezca al de otra persona más longeva.
La solución ante el desequilibrio: ¿probióticos o prebióticos?
Seguramente te suenan de verlos en anuncios de yogures con el propósito de regular la flora intestinal. Aunque su aplicación no es igual para la piel, comparten los mismos principios. Según la OMS, los primeros son microorganismos vivos que cuando se administran en las cantidades adecuadas aportan beneficios en la salud. La diferencia con los prebióticos es que estos suponen una fuente de nutrientes para las bacterias que facilita el crecimiento de las consideradas buenas para el cuerpo. Ambos tienen un impacto positivo sobre el microbioma y las células de la piel, mejorando su salud en general. La gran noticia para tu dermis es que estos principios ya se pueden aplicar en cosmética, tanto por vía oral como por vía tópica.
Su finalidad no es únicamente médica (ayudan a prevenir y reducir ciertas enfermedades y dolencias en la barrera cutánea), sino que también trabajan sobre los factores generales de envejecimiento prematuro dérmico que aparecen cuando el microbioma está alterado. La tendencia en cosmética es utilizar fracciones de ellos, obtenidos mediante procesos biotecnológicos de última generación, que tienen la ventaja de poder ser purificados, y facilitar su absorción en la piel con el fin de que la barrera dérmica se recupere de un modo más rápido y eficaz. Una gran noticia para tu cutis… ¿Te atreves a probar las fórmulas con bacterias?
El concepto lo conoces. Quizá de tus clases de biología o porque se ha convertido en uno de los nuevos paradigmas de la belleza. Las firmas cosméticas más punteras dedican infinitas horas de estudio para poder descifrar todos sus secretos, entenderlos y conseguir los mejores resultados en sus fórmulas magistrales. Pero, ¿exactamente de qué se trata? Hoy te desvelamos todos los misterios que lo rodean. Te prometemos que tu piel te lo agradecerá. Y mucho.