Cómo deshacerse de las ojeras sin recurrir a la blefaroplastia, la alternativa a la cirugía en formato láser

La cirugía de los párpados o blefaroplastia se ha convertido en una de las intervenciones quirúrgicas más demandadas en medio mundo en parte por sus rápidos resultados y por su sencilla praxis. “Entre los hombres, suele representar el segundo tratamiento quirúrgico más demandado”, apunta el doctor Pagano, de la Clínica Golden, en la cual también se practica su alternativa sin cirugía.

El método tradicional consiste en la extracción del exceso de piel, grasa y músculo en la zona y la eliminación de las bolsas palpebrales -que aparecen alrededor de los párpados-, corrigiendo de inmediato la sensación de mirada cansada y la caída del párpado. Esta intervención deja cicatriz en la zona, aunque existe la opción de realizar una incisión interna no visible, además de necesitar anestesia y postoperatorio.

La zona del contorno de los ojos es una de las primeras en las que se aprecian los signos de la edad. A las denominadas patas de gallo se le suman la caída del párpado y la aparición de las bolsas bajo los ojos, sumándonos no solo años sino también sensación de cansancio. Hasta ahora la solución era precisamente la intervención quirúrgica: la blefaroplastia superior e inferior.

Las bolsas palpebrales son “acúmulos de grasa localizada de la región periorbitaria”, es decir, que se localizan alrededor de los párpados. Frente a la creencia popular de que aparecen por falta de reposo, las condiciones genéticas o el envejecimiento suelen las explicaciones más habituales.

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La alternativa a esta cirugía pasa por la incorporación del láser de última generación. “El láser de plasma PLEXR produce una coagulación del tejido sin llegar a tocarlo, consiguiendo un efecto tensor en la piel”, aseguran desde la Clínica Pilar de Frutos. Precisamente tras ese efecto tensor se esconde otro beneficio, el de que la piel parezca alisada, aligerando también la profundidad de las arrugas del contorno de los ojos. Por tanto, el resultado es inmediato: “El láser de plasma provoca una retracción inmediata de la piel, reduciendo el exceso de tejido en los párpados”, señalan desde la clínica.

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InMode Ltd, por su parte, ha desarrollado AccuTite, un tratamiento mínimamente invasivo de radiofrecuencia interna que permite introducir por debajo de la piel del párpado y sin incisiones, una minicánula (solo 0,9 mm) que aporta calor de forma controlada, licuando los acúmulos de grasa palpebral y logrando la retracción cutánea periorbitaria. Este es el láser que utilizan en la Clínica Golden, donde el doctor Pagano nos indica que el tiempo de recuperación es de uno o dos días y que no hay rastro de cicatriz. El resultado final se verá a los 2-3 meses, “hay que esperar la respuesta completa de retracción del tejido”, apunta.

Hablemos del postoperatorio

A diferencia de la blefaroplastia, al ser un tratamiento con láser, no deja cicatriz, pero sí genera microlesiones en forma de puntitos, en los que se forman pequeñas costras que se caen en una semana, dejando la piel renovada y más tersa. “El láser de plasma PLEXR produce una coagulación del tejido sin llegar a tocarlo, consiguiendo un efecto tensor en la piel”, explican desde la Clínica Pilar de Frutos. "Aunque no es posible frenar el envejecimiento, en la zona tratada se logra conseguir una piel entre 10 y 20 años más joven”.

Durante los dos días posteriores al tratamiento, aparecerá cierta inflamación y enrojecimiento, igual que ocurre con las quemaduras habituales. También en los meses siguientes deberá protegerse la piel de los rayos solares para evitar la hiperpigmentación.

¿Es mi tratamiento ideal?

Aunque los resultados del tratamiento con láser son prácticamente inmediatos y según explican los expertos pueden durar varios años, no está recomendado para todo el mundo. Los mayores resultados se aprecian en personas de entre 35 y 45 años, cuando sus casos no son demasiado graves y se pueden tratar sin cirugía.

Dependiendo de la clínica y del tratamiento específico que se elija, la alternativa a la blefaroplastia puede oscilar entre los 990 euros y los 3.000 euros.