¿Quieres saber qué y cómo comeremos en 2020? Esto es lo que dicen los expertos

La forma que tenemos de relacionarnos con la comida ha cambiado mucho en los últimos años. Por muchas razones: por un lado, nos encanta probar nuevos platos y compartirlos en las redes sociales; por otro, la tecnología de los alimentos da pasos de gigante para buscar alternativas apetecibles y a buen precio de la carne y sustituir sustancias nocivas como el aceite de palma por otras saludables y sostenibles; nuestra creciente afición por hacer deporte se ha convertido para muchos en una religión que incluye entre sus preceptos una alimentación equilibrada y sana; finalmente, los médicos no dejan de insistir en la idea de que una buena alimentación es la forma más eficaz de prevenir el envejecimiento y tratar con éxito distintos trastornos como el colesterol o la hipertensión sin necesidad de medicamentos.

Así que es normal que las empresas de innovación en alimentos se lancen a vaticinar qué vamos a comer en los próximos años. Aquí te hacemos un pequeño resumen.

Un nuevo superalimento. Muy ricos en proteínas y nutrientes, los superalimentos forman parte de nuestra alimentación desde hace algunos años. Chía, kale, quinoa, bayas de goji son nombres que hemos incorporado ya a nuestras vidas. El último en desembarcar, según Reimagine Food, un centro de innovación de la alimentación, es un vegetal de origen asiático que se llama Kahi-Nam. Esta verdura de nombre impronunciable reúne, al parecer, las propiedades de la col, espinacas y brócoli y contiene altos niveles de magnesio, hierro, fibra, vitaminas y antioxidantes. La tendencia de los superalimentos sigue tan arriba que una empresa israelí, Green Onyx, ha lanzado un pequeño electrodoméstico para cultivarlos cómodamente en casa.

Cocina de Africa Occidental. Según Whole Food Market –expertos en comida orgánica, recolectores locales, compradores regionales y globales– hay vida más allá de la cocina oriental o nikkei. Este año llegará a nuestras vidas la cocina de Africa occidental que propone granos antiguos de nombres extraños para nosotros como fonio, teff y mijo, y algunos superalimentos como la moringa y el tamarindo que estarán presentes en las cartas de los restaurantes, los recetarios de los foodies y en los supermercados.

Cócteles sin alcohol. Nos gustarán cada vez más las bebidas sin alcohol. Ya existen aguas con gas infusionadas con frutas o vegetales, pero este será el año de las aguas con lúpulo y de las ginebras sintéticas sin alcohol que se convertirán en habituales en las cartas de bares de cócteles.

Un plan B para las proteínas animales. La carrera por conseguir la hamburguesa –o queso, o carne de pollo o huevo– solo con proteínas vegetales está reñidísima. Incluso Mercadona ha creado su línea de “carne vegetal”, pero, en un triple salto hacia el futuro, en los próximos años nos resultará familiar un nuevo concepto: las proteínas de aire. El enunciado da pie a muchas bromas pero una empresa, Air Protein, asegura que puede crear un polvo con aire, agua y minerales que reemplace la carne y sus propiedades nutricionales.

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¿Cómo? Investigan en un concepto de la NASA que utilizaba el dióxido de carbono exhalado por los astronautas para convertir los microorganismo en alimentos. La forma de elaboración sería similar a la del yogur, trabajando en grandes cámaras de fermentación y añadiendo una mezcla secreta de minerales. Muy apetecible no suena pero habrá que darle una oportunidad.

Mantequilla vegetal. Hay pocos sabores tan deliciosos como el de la mantequilla pero al fin y al cabo es pura grasa de origen animal, (la leche) muy poco aconsejable para la salud. Las fórmulas vegetales tampoco ayudan porque están elaboradas con aceite de palma, que es incluso peor. Por eso habrá un montón de propuestas de mantequillas elaboradas a partir de garbanzos, macadamia o, incluso, semillas de sandía, sostienen desde la consultoría Fresh Business.

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