¿De qué hablamos cuando decimos 'maquillaje mineral'?
Pues hablamos de productos elaborados solo con pigmentos minerales que crean un efecto segunda piel al tiempo que la protegen
Los maquillajes minerales no son nuevos; de hecho, nacieron hace miles de años y desde entonces han estado ahí, con mayor o menor fortuna. Pasaron a un segundo plano cuando los laboratorios crearon los maquillajes convencionales, tuvieron un rebrote en los setenta, volvieron a ser olvidados y ahora viven su gran momento. Los maquilladores los adoran por su versatilidad, los dermatólogos por sus beneficios para la piel y los usuarios porque son de origen estrictamente natural, la palabra mágica que en estos momentos avala la eficacia de cualquier cosmético.
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Mucho más que polvos sueltos y compactos
El maquillaje mineral se formula con minerales como el óxido de zinc, óxido de hierro, dióxido de titanio y mica, finamente triturados y muy puros. Es decir, libres de conservantes, colorantes o cualquier otra sustancia presente en los maquillajes convencionales. Y aunque la forma en que todos imaginamos un maquillaje mineral es en polvos sueltos, lo cierto es que existen bases líquidas, barras de labios, iluminadores, coloretes e incluso sombras de ojos.
Minerales y piedras preciosas
Algunas firmas, como Alice in Beautyland, incorporan piedras preciosas –diamantes y rubíes– a sus cosméticos porque, además de que tienen propiedades cicatrizantes y estimulan la microcirculación sanguínea, convertidas en polvo se convierten en increíbles reflectores de la luz. Son imprescindible también en iluminadores y acabados de efecto glow.
Muchas ventajas….
Se adapta muy bien a cualquier tipo de piel, aunque las grasas y las sensibles son las más beneficiadas por varias razones: los minerales tienen propiedades calmantes, fundamental para una piel sensible, no obstruye los poros, absorbe los aceites naturales de la piel y evita los brillos. Además, no provoca irritaciones, tiene una vida larguísima y se elimina muy fácilmente.
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…Y algún inconveniente
Es un maquillaje mucho más exigente con la calidad de la piel porque tiene una cobertura más superficial que permite ver imperfecciones o granitos.
Por otro lado, que sea natural no significa que todos los maquillajes sean buenos. Hay muchas diferencias entre unas marcas y otras, y esta viene marcada por el grosor del polvo. Busca siempre productos con polvo micronizado, finísimo, imprescindible para que se deposite sobre la piel como un velo y permanezca intacto durante horas. Las texturas más gruesas se empastarán a medida que pase el tiempo y destacará las arrugas o cualquier otra imperfección en lugar de suavizarlas.
Mineralize Skinfinish Global Glow, de M.A.C., un toque de luz para rostro y cuerpo (34 €).
Original Loose Mineral Foundation de Bare Minerals, el producto estrella de la casa y uno de los más celebrados en Instagram. Polvos sueltos finísimos que se funden con la piel y le dan un acabado satinado (32 €).
Le Blush, de L’Oréal Paris, con pigmentos finísimos que se funden con la piel al instante (11,50 €).
Sombra de ojos de Bourjois, pigmentos finísimos que se adhieren como una segunda piel (8 €).
Polvos bronceadores de Niles Jord. Una brocha gorda y my poca cantidad: las dos claves para dar un acabado de sol sedoso y lleno de luz en pómulos, hombros y escote con este producto de culto (35 €)
Mineral Eyeshadow Palette de Identy Beauty, tonos suaves y neutros a base de pigmentos minerales y libres de principios que puedan provocar irritaciones (24 €).
Barra de labios Lily Lolo, enriquecida con vitamina E, extracto de romero y ceras naturales para una acción antioxidante (12,35 €).
Mineral Lip Styler de Artdeco. Imprescindible para definir el dibujo de los labios y crear un efecto de volumen (9 €).
Blus Me de Alice in Beautyland. Polvo de diamante, rubí, piedra luna, amatista y perlas para un colorete joya con un acabado muy natural (23 €)
Los maquillajes minerales no son nuevos; de hecho, nacieron hace miles de años y desde entonces han estado ahí, con mayor o menor fortuna. Pasaron a un segundo plano cuando los laboratorios crearon los maquillajes convencionales, tuvieron un rebrote en los setenta, volvieron a ser olvidados y ahora viven su gran momento. Los maquilladores los adoran por su versatilidad, los dermatólogos por sus beneficios para la piel y los usuarios porque son de origen estrictamente natural, la palabra mágica que en estos momentos avala la eficacia de cualquier cosmético.