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¿Es posible encontrar un protector solar con SPF alto que no manche ni contamine?
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¿Es posible encontrar un protector solar con SPF alto que no manche ni contamine?

Cumplir con todo lo que le pedimos al protector solar se ha convertido en una larga lista de deberes en la que los filtros o la contaminación del medioambiente han sacrificado a la sensorialidad

Foto: Lilian Harvey, tomando el sol. (Getty)
Lilian Harvey, tomando el sol. (Getty)

Después de descubrir que el protector solar puede afectar a los arrecifes de coral, nuestra mente ecologista hace que solo de aproximarnos a la orilla del mar embadurnados en crema comencemos a sentirnos culpables: “Tras todos estos años de turismo costero, ¿habré contribuido a blanquear los arrecifes de coral?”. Dicen los expertos que desde la década de los 2000 le pedimos más a nuestro protector solar: un SPF incluso más alto que el 50, filtros UVA y UVB, que sea fácil de extender, que resista más tiempo y, ahora, que sea responsable con el medioambiente. Como resultado, cada vez tardamos más en decidirnos por un protector u otro y terminamos sacrificando una cualidad en función de cuál consideremos que es más importante.

placeholder Fotoprotectores solares con un plus: protección, comodidad y medioambiente. (L'Oréal)
Fotoprotectores solares con un plus: protección, comodidad y medioambiente. (L'Oréal)

Cerca del 15% de las mujeres y del 34% de los hombres no se protegen del sol, aseguran desde L’Oréal. Pero el problema no es solo que cuando llega la temporada estival aún haya un alto porcentaje de la población que no se protege, sino que el daño solar al que estamos expuestos a diario también es un factor desencadenante del cáncer de piel, así como del resto de daños que el sol puede producir. Precisamente, el melanoma es el quinto cáncer más común del mundo, según el último estudio del Instituto Americano de Investigación del Cáncer.

Es decir, el sol que nos da mientras salimos a correr al aire libre, el que nos da a través de la cristalera de la oficina, por no hablar del agradable solecito de una terraza en los primeros días de primavera o los rayos que nos broncean para demostrar que hemos estado de vacaciones dañan el ADN de nuestras células, aceleran el envejecimiento de la piel, nos deshidratan y favorecen la aparición de manchas

placeholder Catrinel Marlon, a su llegada al Festival de Cine de Venecia. (Getty)
Catrinel Marlon, a su llegada al Festival de Cine de Venecia. (Getty)

“Los rayos ultravioleta son la causa principal de los cánceres de piel que pueden desarrollarse en etapas posteriores de la vida. Estos están directamente relacionados con la exposición antigua, especialmente durante la infancia. Por lo tanto, es muy importante protegerse contra toda la radiación ultravioleta a lo largo de a vida. Cuanto más a menudo nos quememos con el sol, mayor es el riesgo de que desarrollemos cáncer de piel”, explicaba Françoise Bernerd, directora del Laboratorio de Luz y Pigmentación de L’Oréal.

Pero frente a todo lo malo que el sol puede hacerle a nuestra piel, su incidencia (en una cantidad muy controlada) es necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. El sol contribuye a la síntesis de la vitamina D (la fijación del calcio a los huesos) y esto se logra gracias a una pequeña parte de los rayos UVB. Para que esta relación solar sea saludable, es necesario incluir en nuestro día a día el uso de protectores solares. Y así llegamos a la siguiente duda, una de aquellas que nos viene a la mente a la hora de comprar un fotoprotector, diferenciar entre UVA y UVB (ambos dentro de la radiación ultravioleta). Una pista, asegúrate de que tenga los dos indicadores. Cuanto más, mejor.

placeholder Los rayos UVA tienen una mayor penetración que los UVB. (Getty)
Los rayos UVA tienen una mayor penetración que los UVB. (Getty)

Los ‘false friends’ de la protección solar

Términos tan habituales de los envases de los protectores solares como UVA, UVB, filtro físico o filtro químico pueden llevar a equivocaciones, así que nunca está de más una breve aclaración.

UVA. Son las siglas de los Rayos Ultravioleta A. Penetran en capas más profundas de la piel, alcanzando la dermis. Estos rayos son responsables del estrés oxidativo, pero no producen un daño inmediato que se aprecie a simple vista, lo que hace que no le prestemos especial interés de entrada. El problema de esta radiación llega a largo plazo. “No hay señales de advertencia, se trata de daños invisibles que tendrán consecuencias más adelante”, afirma Françoise Bernerd. De este tipo de radiación podemos destacar la manchas solares, la hiperpigmentación, el envejecimiento prematuro, además del daño del ADN a largo plazo, lo que se puede traducir en cáncer de piel.

UVB. Rayos Ultravioleta B. Son menos penetrantes y se quedan en la epidermis, la capa más superficial de la piel. Queman la piel al instante y dañan el ADN ya que las células de nuestra piel absorben directamente la radiación UVB, lo que termina modificando el ADN. Además, este tipo de radiación suele ser el principal desencadenante del temido cáncer de piel.

Filtros físicos o minerales. Están compuestos por partículas sólidas, de origen mineral. Crean sobre la piel una barrera que impide que los rayos solares penetren y actuando a modo de espejo, lo que permite que sean de amplio espectro. Son los filtros que se suelen utilizar en los solares infantiles y puedes diferenciarlos por su aspecto blanquecino sobre la piel.

[LEER MÁS. Filtros químicos o filtros físicos, ¿cuál debe tener tu protector solar?]

Filtros químicos. Son filtros de origen sintético. Absorben los rayos solares más que los filtros físicos. Suelen ser más agradables al tacto y se extienden mejor. Su sensorialidad hace que sean los más habituales.

Diferenciados los dos tipos de rayos, “los filtros orgánicos absorben los rayos UVA y UVB, mientras que los filtros minerales reflejan sobre todo los UVB y menos los UVA”, apuntan los expertos de L'Oréal.

¿Es posible que un protector solar cumpla todo?

Como decíamos, encontrar ese protector solar que nos proteja y no nos deje una pátina blanquecina ni se vaya en cuanto comenzamos a sudar solía llevarnos horas delante del amplio stand de fotoprotección. Pero la innovación ha llegado para cubrir nuestras necesidades y las del medioambiente, pensando especialmente en el blanqueamiento de los arrecifes de coral.

La tecnología Netlock, patentada por los laboratorios de L’Oréal, permite asegurar la protección frente los rayos UVA y UVB sin permitir que los filtros solares se desprendan de la piel al contacto con el agua, lo que reduce significativamente las partículas que llegan hasta los arrecifes de coral y se adhieren a ellos.

Conviene recordar que el impacto de los protectores solares es mínimo en comparación con el daño que el cambio climático tiene sobre el calentamiento del océano, hecho que repercute en la vida de los corales, así como la contaminación del agua o el desarrollo costero, según ha desarrollado Serge Planes, biólogo marino y director de investigación en el CNRS y director científico de la expedición TARA PACIFIC.

La innovación de la tecnología Netlock está en el descubrimiento de un polímero capaz de convertir una emulsión tradicional en un gel. Tal y como nos explica directora científica en L’Oréal España, los filtros están envueltos en unas gotas mucho más pequeñas que van a permitir llegar a todas las zonas de la piel y fijarse mejor en ella, por lo que se mejora la cobertura y se reducen los residuos que se desprenden de la piel al contacto con el agua. Gracias a esta tecnología es posible tener una protección más alta sin tener que renunciar a la sensorialidad. Quedan en el pasado los cercos blancos y la sensación pegajosa o grasa sobre la piel

Al aplicar sobre la piel los solares con esta nueva tecnología, el protector solar se absorbe mucho más rápido dejando un acabado mate que no deja residuos y que resulta resistente al agua, tanto a la del mar como al propio sudor, e incluso al cloro. No solo no se desprende, sino que la protección no se desvanece, sigue siendo efectiva.

En un estudio realizado por L'Oréal, el filtro solar con Netlock demostró que podía aguantar sobre la piel 30 minutos a una temperatura de 50º de forma intacta. Al mejorar su textura, uno de los beneficios colaterales es su fácil aplicación ya que agiliza el proceso de extender el protector solar y llegar a todas las zonas del cuerpo.

Como consecuencia de este superpoder de fijación, se pueden realizar otras actividades sin la sensación de pegajosidad habitual de los protectores solares y sin que la protección desaparezca. El filtro solar permanece intacto sobre la piel durante más tiempo.

Continuando con sus beneficios sensoriales, hay que citar otro de los inconvenientes más habituales a la hora de aplicar un fotoprotector, la arena que se pega a la piel recién embadurnada de protector solar. Gracias a la rápida absorción, Netclock no permite que la arena se adhiera y tampoco irrita los ojos.

Tanto la investigación como el desarrollo de Netlock es resultado del compromiso durante más de 20 años del laboratorio de investigación medioambiental de L'Oréal. Desde 2013 la firma francesa busca conseguir un impacto social y medioambiental positivo a través de su programa 'Sharing Beauty With All', con el que pretende, entre otras cosas, alcanzar la sostenibilidad en sus productos, mejorando su perfil medioambiental. "Cada vez que creamos o renovamos un producto, mejoramos su perfil", aseguran.

Por el momento, la tecnología Netlock está disponible en los nuevos solares de La Roche Posay, Garnier y Mixa, y se adaptan a los distintos SPF, así como al tipo de filtros, texturas o formatos.

Después de descubrir que el protector solar puede afectar a los arrecifes de coral, nuestra mente ecologista hace que solo de aproximarnos a la orilla del mar embadurnados en crema comencemos a sentirnos culpables: “Tras todos estos años de turismo costero, ¿habré contribuido a blanquear los arrecifes de coral?”. Dicen los expertos que desde la década de los 2000 le pedimos más a nuestro protector solar: un SPF incluso más alto que el 50, filtros UVA y UVB, que sea fácil de extender, que resista más tiempo y, ahora, que sea responsable con el medioambiente. Como resultado, cada vez tardamos más en decidirnos por un protector u otro y terminamos sacrificando una cualidad en función de cuál consideremos que es más importante.

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