Salma Hayek se deshace de las raíces para ser rubia como Penélope
Después de una cuarentena en la que liberó sus canas, la mexicana ha decidido cambiar de look y rejuvenecer su imagen igual que su amiga Pe
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La cuarentena ha modificado nuestro concepto de belleza. Después de las primeras semanas sin salir de casa, las raíces y las canas comenzaron a prodigarse por las cabelleras de ciudadanos de a pie y famosos. Sin un tinte o un peluquero al alcance, la tónica fue dejar que la naturaleza se abriera paso. Pero más allá del 'si no puedes con ellos, únete a ellos', aceptar las canas se ha convertido en la nueva moda y Salma Hayek ha sido, junto a Eva Longoria, la mujer emblema de las canas libres.
Localizadas especialmente en la zona de las sienes y en el nacimiento del cabello próximo a la frente, las raíces de Salma Hayek eran mucho más visibles que las de otras celebrities por su cabello natural, de intenso negro azabache.
Pero la llegada del verano y las “exigencias del guion”, como ella misma reconocía en sus redes sociales, terminaron por modificar su cabello drásticamente. La tendencia de dejarse las canas e incluirlas en la melena, casi a modo de reflejos, cuidando sus matices para que no amarilleen, se ha convertido en una socorrida solución para millones de mujeres en todo el mundo, que los peluqueros ya bautizan como firme tendencia capilar. Isabel Marant o la reina Letizia son un ejemplo de cómo llevar canas, o directamente el cabello cano, sin descuidar lo más mínimo la imagen.
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Salma parecía muy interesada en formar parte en ese grupo de ‘mujeres defensoras de las canas’, pero la constante incidencia del sol sobre su cabello, las obligaciones laborales y puede que un intento de rejuvenecer su look hayan terminado modificando su color.
Primero, hubo que pasar por la peluquería. “Tuve que hacerme las raíces”, confesaba casi con desilusión Salma Hayek. La actriz aprovechó el impuesto retoque cromático para borrar sus raíces y, de paso, darle un repasito a sus mechas, matizándolas y subiendo el tono de coloración, logrando un castaño chocolate, fundente, que ayudaba a dulcificar su rostro. Así era como comenzaba su 'traición' a las canas.
Las viejas mechas -precuarentena-, olvidadas en las medias y puntas de la cabellera de la mexicana, se tornaron en potentes reflejos dorados que, junto a la incidencia del sol y al agua salada de sus vacaciones playeras, convirtieron su cabello negro en una melena color miel. La oxidación del cabello tras el verano se convirtió en una coloración quemada, casi anaranjada
De nuevo surgía la necesidad de hacer algo con el tono del cabello. Por un lado para frenar el daño del sol y por el otro para cubrir, otra vez, las canas que acudían puntuales a su cita. Aunque la firme tendencia de coloración del otoño dictamina que el castaño, cuanto más oscuro y natural posible, es el color de moda, Salma Hayek no ha seguido el ejemplo de las pasarelas y ha preferido encomendarse a la sabiduría de su amiguísima Penélope Cruz y copiarle el truco rejuvenecedor de pasarse al rubio.
Mientras la nueva melena rubia de Pe consiste en cientos de mechas rubio dorado que nacen a varios centímetros de la raíz, Salma ha preferido una coloración más homogénea, que tinte todo el cabello con el mismo tono de rubio, un caramelo dorado que se amolda a la perfección a su tez bronceada. Para rematar el efecto de calidez, la mexicana acompaña su nueva coloración, anticanas y rejuvenecedora, con un maquillaje muy natural, ahumado con sombras tierra y labial teja, ligeramente burdeos, muy lejos del Secret Salma que Charlotte Tilbury le dedicó.
Parece que Penélope y Salma han encontrado la nueva coloración antiage más allá de los 40.
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