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¿Cómo influye realmente el estrés en la belleza?
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¿Cómo influye realmente el estrés en la belleza?

Caída del pelo, cambios de peso, aparición de arrugas… Los expertos en cada materia analizan cuáles son las consecuencias 'beauty' de vivir en una situación de alerta constante

Foto: Identifica los efectos 'beauty' del estrés. (Dev Asangbam para Unsplash)
Identifica los efectos 'beauty' del estrés. (Dev Asangbam para Unsplash)

El concepto forma parte de nuestro día a día, pero sus límites son tan amplios que no siempre sabemos a qué nos exponemos ante un estado estresante. Andrés Córdoba, psicólogo de BluaU de Sanitas, lo define como “un proceso del organismo que se activa cuando una persona percibe un evento como amenazante o que desborda sus recursos para afrontarlo”. Identifica que en él participan varios sistemas, como el metabólico o el muscular, y varios procesos como pueden ser la memoria o la atención.

placeholder Los efectos más evidentes del estrés son a nivel físico y emocional. (Anton Malanin para Unsplash)
Los efectos más evidentes del estrés son a nivel físico y emocional. (Anton Malanin para Unsplash)

Sus efectos a nivel físico son tan numerosos que resultan difíciles de enumerar. El experto destaca dolores de cabeza, falta de energía, molestias estomacales, tensión muscular, dolor u opresión en el pecho, insomnio, pérdida de deseo sexual, boca seca, bruxismo… Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, Andrés Córdoba afirma que “las consecuencias a nivel emocional incluyen irritabilidad, nerviosismo, sensación de pérdida de control, percepción de sentirse desbordado, dificultad para relajarse, baja autoestima, soledad, síntomas depresivos…”.

Pero ¿qué sucede con los valores más asociados a la belleza?

Consecuencias en la piel

La Dra. Esther Serra Baldrich, dermatóloga miembro del Grupo de Dermatología Psiquiátrica de la AEDV, reconoce que los pacientes que sufren más agobio son los que presentan mayor estrés oxidativo. Este es un proceso relacionado con la presencia de radicales libres, que son capaces de dañar el material genético y acelerar la aparición de infinidad de síntomas, como son los problemas de piel. En los casos de un estrés crónico, se incrementa la respuesta fisiológica de liberación de hormonas y se produce una desregulación. “Por eso, pueden desencadenarse desórdenes dermatológicos inflamatorios o autoinmunes”, apunta.

placeholder Dermatitis, acné, eczemas... Son solo algunas de las pistas que el estrés deja en tu piel. (Anthony Tran para Unsplash)
Dermatitis, acné, eczemas... Son solo algunas de las pistas que el estrés deja en tu piel. (Anthony Tran para Unsplash)

Tanto el nerviosismo agudo como el crónico pueden afectar al prurito de pieles sanas o ya diagnosticadas, así como a enfermedades sistémicas, “lo que da lugar a un círculo vicioso en el que el estrés agrava el picor y viceversa”, sostiene la dermatóloga. La Dra. Josefina Royo de la Torre, codirectora de Instituto Médico Láser, reconoce que precipitan la aparición de brotes de problemas crónicos en la piel, como sequedad intensa (xerosis) o eczemas, y un aumento de la aparición de dermatitis atópica, dermatitis seborreica, psoriasis, acné, cuadros de urticaria

Si nos fijamos en el plano cosmético, “la pérdida de hidratación hace que la epidermis no cumpla con su función barrera y las sustancias irritantes tienen más contacto con la profundidad de la piel”, reconoce la doctora. Además, identifica que la cronificación del estrés provoca la liberación de ciertos degradadores de colágeno “que dan lugar a un empeoramiento de su calidad, promueven el envejecimiento cutáneo, con más tendencia a la aparición de arrugas y de flacidez”, afirma. Por último, la alteración “de la microcirculación propia del estado de alerta, junto con la falta de descanso característico de esa situación, favorece la aparición de bolsas y de ojeras normalmente moradas”.

placeholder Sí, efectivamente influye en el envejecimiento de la piel. (Imaxtree)
Sí, efectivamente influye en el envejecimiento de la piel. (Imaxtree)

Consecuencias en el cabello

Muchas veces, en temporadas caracterizadas por una caída espectacular del pelo, nos autoconvencemos de que es solo una cuestión de estrés… ¿Tiene sentido? La Dra. Lidia Macías, cirujana capilar en Clínicas Dorsia, señala que cuando el organismo genera sustancias bioquímicas y hormonas para hacer frente a una situación de agobio, el cabello sufre lo que se denomina efluvio telógeno. “Así, una parte importante del pelo entra en fase de descanso (las hebras caen mientras el folículo queda en reposo). Esto ocurre entre uno y tres meses después del momento del estímulo”, apunta. Si echas cuentas es lo que sucede en otoño y en primavera, cuando tu melena muestra sus horas bajas, tras las estaciones más intensas de frío y de calor.

placeholder Cuando se cae el pelo por una situación puntual de estrés es por un alteración denominada efluvio telógeno. (Imaxtree)
Cuando se cae el pelo por una situación puntual de estrés es por un alteración denominada efluvio telógeno. (Imaxtree)

El Dr. Javier Pedraz, dermatólogo, médico estético y director de Insparya Madrid, recuerda que ante un momento de estrés puntual, el pelo cae muy rápido pero también de forma puntual. “En poco tiempo, este cabello empezaría a recuperarse. Es importante remarcar que 'empezaría', ya que la recuperación total podría tardar”, sostiene. Cuando la situación de tensión, acompañada de una caída intensa, se alarga durante más de seis meses, se denomina efluvio telógeno crónico. Ante ese escenario, la Dra. Macías recomienda buscar otras causas como déficits nutricionales, enfermedades o efectos secundarios a medicamentos. “En un estado prolongado, lo que ocurriría es que el cabello no tendría tiempo de empezar su recuperación, por lo que caída podría convertirse en crónica y llegar incluso a ser irreversible”, reconoce el Dr. Pedraz.

placeholder Un exceso de tensión puede contribuir a la aparición de canas. (Imaxtree)
Un exceso de tensión puede contribuir a la aparición de canas. (Imaxtree)

Otra de las consecuencias de un estado de alerta es que, como en el resto de la piel, se produce una situación de inflamación que pueden intensificar problemas dermatológicos. Una forma de avisarnos es a través de los picores del cuero cabelludo. ¿Y que sucede con las canas? “Ciertas sustancias del estrés, como la adrenalina, pueden producir que algunas células precursoras (células madre), como son los melanocitos, terminen agotándose. Si estos no funcionan produciendo melanina, el cabello se torna blanco”, sostiene la doctora.

Consecuencias en tu relación con la comida

“El estrés altera tres de los sistemas principales que regulan el metabolismo, el peso, la energía y la sexualidad, como son el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmune”, arranca Fran Sabal, nutricionista con máster en Enfermedades Crónicas y autora del libro 'Nutrición emocional' (Alienta, 2020). Explica que cuando se convierte en crónico, favorece la acumulación de grasa, dificulta el desarrollo de masa muscular, ralentiza el metabolismo, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 o depresión…

Cuando no sabemos canalizar nuestros sentimientos y emociones, tendemos a recurrir a los alimentos. La comida tiene un efecto placentero y calmante que solo dura unos minutos, por lo que, para alargar esa sensación, tenemos que seguir ingiriendo. El resultado es un aumento de peso y la posibilidad de desencadenar diferentes enfermedades.

placeholder El estrés provoca que tu metabolismo esté ralentizado. (Ali Inay para Unsplash)
El estrés provoca que tu metabolismo esté ralentizado. (Ali Inay para Unsplash)

Además, debido a la desregulación de ciertas hormonas (como el cortisol, la insulina o las del tiroides), “aumenta la ansiedad y el deseo de comer comida no saludable. Esto hace que se desarrolle menos masa muscular y que se acumule mayor cantidad de grasa y, como consecuencia, se aumenta el peso y el porcentaje de grasa corporal”, afirma Fran Sabal. Explica que el nivel de masa muscular se relaciona con el metabolismo. Así, cuanto mayor porcentaje de músculo tengas, más activo será tu metabolismo y, por el contrario, cuanto mayor es el porcentaje de grasa, se postula más lento. En conclusión, “el estrés hace que cada vez tengas un metabolismo más ralentizado y que, incluso comiendo lo mismo, aumentes de peso más fácilmente. El cuerpo necesita menos energía para mantenerse porque la grasa requiere, a diferencia del músculo, poca energía”, recuerda.

¿Podemos paliar el estrés?

Ananda Ceballos, psicóloga, profesora de yoga y meditación y una de las voces de la app de meditación Petit BamBou, reconoce que no existe un método universal para tratar estas situaciones. Su consejo para afrontarlas es aprender a reconocer el estrés y cuáles son los efectos que te provoca. Es recomendable adoptar algunos buenos hábitos:

placeholder Apuesta por los buenos hábitos como estar en contacto con la naturaleza. (Denys Nevozhai para Unsplash)
Apuesta por los buenos hábitos como estar en contacto con la naturaleza. (Denys Nevozhai para Unsplash)

  • Al despertar, dedícate unos minutos para respirar y comenzar el día con tranquilidad.
  • A lo largo de la jornada, haz descansos con el fin de caminar o tomar un poco de aire fresco.
  • Regularmente estira los músculos y cambia de posición.
  • Intenta anticiparte a tu agenda para evitar llegar tarde a los sitios.
  • Mantente en contacto con la naturaleza y la luz natural siempre que te sea posible.

Hay que tener en cuenta que muchas situaciones de tensión se desencadenan porque olvidamos el presente. Por eso, las técnicas de mindfulness se centran en el aquí y ahora. “La respiración profunda, abdominal y consciente (concentrándose en las sensaciones), es una técnica simple, pero muy eficaz para calmar un torbellino de emociones y estrés con lo esencial”, subraya la psicóloga.

El concepto forma parte de nuestro día a día, pero sus límites son tan amplios que no siempre sabemos a qué nos exponemos ante un estado estresante. Andrés Córdoba, psicólogo de BluaU de Sanitas, lo define como “un proceso del organismo que se activa cuando una persona percibe un evento como amenazante o que desborda sus recursos para afrontarlo”. Identifica que en él participan varios sistemas, como el metabólico o el muscular, y varios procesos como pueden ser la memoria o la atención.

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