Te contamos dónde está el secreto para rejuvenecer y no es el bótox 

Si para un 86% de los españoles la mirada es la zona del rostro más expresiva según Allergan Aesthetics, desde que usamos mascarilla, mucho más. Sin embargo, hay otra área aledaña en la que no habíamos reparado y que es responsable en muy buena parte del aspecto envejecido: las sienes. “Es habitual tenerlas vacías o huesudas a partir de los 40 años, porque con el paso del tiempo los paquetes de grasa que naturalmente almohadillan esta zona se reabsorben”, explica la cirujana y médico estético María de Vicente, de la Clínica Virtud Estética.

¿Todavía no conoces el secreto para hidratar y atenuar las arrugas? ¡Te lo contamos!

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Últimamente este proceso se ha adelantado en personas jóvenes por la tendencia del deporte extremo, como el crossfit o el running de maratón, y aunque en las mujeres se ve más por su fisionomía y porque la piel es más fina, debido a ese ejercicio extenuante también cada vez es más habitual en los hombres antes de los 40. Esto da un aspecto cadavérico y cansado al rostro, y lo curioso es que en muchos casos ni nos habíamos fijado. Y como ocurre con el envejecimiento en general, también tiene mucho que decir la herencia genética y el exposoma, ese término del que tanto se habla últimamente: se refiere al conjunto de factores a los que nos exponemos a lo largo de nuestra vida: rayos UVA, UVB, infarrojos, contaminación, dieta desequilibrada, tabaco, cambios de temperatura y falta de sueño. Lo que en otra zona se manifiesta en forma de arrugas (así ocurre con las patas de gallo, cuyo tratamiento estelar es el bótox unido a contornos a base de retinol o ácido hialurónico), en las sienes lo hace con pérdida de grasa. ¿La solución estaría en engordar? “Podría mejorar la región, pero a costa de empeorar otras zonas”, añade la Dra. De Vicente.

Como la cosmética poco puede hacer para solucionarlo, el relevo lo tiene la medicina estética, que recientemente ha encontrado una solución mínimamente invasiva al problema: los fillers o rellenos. “Con una cánula y un único punto de entrada se infiltra ácido hialurónico en la región temporal (donde apoyan las patillas de las gafas). Si el problema es severo, es necesario complementarlo con la infiltración de estimuladores de colágeno, como la hidroxiapatita cálcica (una sustancia similar al hueso humano)”, añade la experta. Además, el retoque consigue elevar la cola de la ceja y obtener unos foxy eyes más naturales que con hilos tensores siempre que se quiera, aunque podemos limitarnos al relleno para evitar la delgadez exagerada. Para el Dr. Javier Lima, del equipo médico de las Clínicas Dray, el objetivo es proporcionar al hueco de la sien una forma correcta en sintonía con el ideal ovalado, y una transición suave desde el área periorbital a la línea temporal del cabello, sin olvidar que en los procesos de voluminización es importante que haya un equilibrio entre el tercio medio facial, es decir, entre unas mejillas voluminosas y la frente o las sienes hundidas: sin armonía será más evidente el aspecto envejecido.

Hay que tener en cuenta que es una técnica que requiere una gran experiencia y conocimiento de la anatomía por parte del profesional médico, pues por la zona pasan nervios, arterias y venas. En buenas manos, el retoque de las sienes consigue rejuvenecer de manera segura la mirada, borrar el aspecto de cansancio y tristeza, y si se desea, levantar la cola de la ceja para rasgar la mirada. El resultado dura entre 10 y 12 meses, y cuesta entre 550 y 700€.

Un buen truco es jugar con el maquillaje. Briyi Bri, maquilladora de Amelia Cosmetics, propone sombras claras en los ojos, porque aumentan el ojo ópticamente, distraen la mirada, y en la sien, iluminador o una base de maquillaje más clara para ganar volumen. “Un gran aliado para atraer la atención en la mirada es el eyeliner. Difumínalo muy bien hacia el rabillo del ojo y aplica la máscara de pestañas solo en las de arriba, y aún mejor si la pones en la parte final, porque abre aún más el ojo”. La maquilladora aconseja poner un punto de luz en el lagrimal con ayuda de un iluminador.