Las terapias naturales con temperaturas extremas y sus infinitos beneficios

Nuestra vida parece suspendida en una delgada línea donde, en términos generales, coincide lo natural con los avances científicos. Se puede aplicar a casi cualquier ámbito y, por supuesto, también a la belleza. Los ingredientes y las técnicas de toda la vida vuelven a las referencias más actuales, pero en su versión sofisticada y efectiva.

En la dinámica de esa tendencia, encontramos las terapias naturales con temperaturas extremas. Sí, has leído bien. Las escenas de autóctonos de los países nórdicos sumergidos en un agua rodeada de nieve y hielo, o la de los absolutos fans de las saunas, cobran más sentido que nunca con la creación de centros especializados, donde los grados se vigilan al milímetro.

¿Qué son las terapias naturales con temperaturas extremas controladas?

Amalia Gallego, directora de comunicación en el Balneario de Mondariz (Av. Enrique Peinador Vela s/n, Mondariz, Pontevedra), las define como “técnicas terapéuticas que están basadas en recursos naturales (agua, barros…), que se aplican a diferentes grados (desde temperaturas muy frías a muy calientes) para desencadenar unos efectos positivos en el organismo (ponen en marcha determinados mecanismos termorreguladores). Estos pueden ser a nivel local o general”.

Tom Elliot, fundador y CEO de BioSpa, va más allá y reconoce que ahora “combinan los beneficios que proporcionan los elementos naturales, pero potenciados a través de alta tecnología con el objetivo de lograr mayores beneficios en un tiempo más reducido”. Esa es la filosofía que mantienen en BioSpa La Moraleja (Av. Bruselas 5, Alcobendas), el nuevo centro inaugurado en Madrid, donde cuentan con tratamientos específicos con criosaunas (trabajan sobre el frío y con termocontrastes) y saunas de infrarrojos (elevan la temperatura corporal mientras se pueden sumar con otros complementos como cromoterapia, aromaterapia o resonancia vibratoria).

Beneficios del frío

Estos tratamientos consisten en exponer tu cuerpo directamente a temperaturas gélidas, de hasta -196º (no es un error), en una cabina que permite enfriar de forma controlada. El experto afirma que su efecto seco hace que el organismo reaccione muy rápido, enviando una gran cantidad de sangre a los órganos vitales, sobre todo a las zonas con algún tipo de lesión. “Después de una sesión de 1-3 minutos, tu sangre se habrá enriquecido en oxígeno y habrás liberado endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad”, apunta Tom Elliot. ¿El resultado? Aunque en un principio no suene muy alentador, tiene consecuencias positivas a nivel deportivo, estético y sobre tu salud.

• Deporte. La crioterapia activa es cada vez más utilizada por los profesionales para prepararse (al aumentar el riego sanguíneo aporta más energía, fuerza, flexibilidad…) y recuperarse del ejercicio físico (facilita la regeneración muscular, mientras trabaja sobre la fatiga y las molestias). Pero, además, desde Biospa aseguran que ayuda a prevenir lesiones, reduce su recuperación y “al incrementar el equilibrio mental y hormonal, mejora notablemente el bienestar general y la motivación”.
• Estética. Es un aliado para potenciar la belleza natural gracias a que facilita la quema de calorías (al igual que con el calor, cuando hace frío el organismo acelera ese proceso), activa el metabolismo, tiene un efecto adelgazante e iluminador, reafirma los tejidos y, al oxigenar las células y activar la circulación, ayuda a la eliminación de toxinas. También está indicado para el tratamiento de varices o de celulitis.
• Salud y bienestar. La crioterapia reduce los niveles de estrés y ansiedad, mejora el optimismo e incluso favorece los estados de insomnio, generando un sueño más confortable. Está indicado para tratar patologías de diversa naturaleza como artritis, artrosis, fibromialgia, dermatitis atópica...

Beneficios del calor

Tom Elliot apunta que hay diferencias entre una sauna tradicional, donde se calienta el aire a tu alrededor, y la actual luz de sauna de infrarrojos que “penetra directamente en la piel y eleva la temperatura corporal en 2-3º (provoca una fuerte sudoración y un aumento del ritmo cardiaco), lo que genera beneficios estéticos y en la salud”. ¿El plus? “Transmite todas las virtudes del sol, eliminando los rayos dañinos”.

Desde el centro especializado, señalan que sus principales puntos positivos son su capacidad para activar el metabolismo y rejuvenecer la dermis (los infrarrojos estimulan la producción de colágeno y elastina), subir la temperatura hasta tres veces más que una sauna (lo que facilita la quema de calorías y ayuda a prevenir la aparición de celulitis) o favorecer la eliminación de toxinas. También minimiza las molestias de los músculos y su tiempo de recuperación, reduce los dolores asociados a ciertas enfermedades crónicas (como la fibromialgia o la artritis reumatoide) y controla los niveles de fatiga y estrés mientras mejora la calidad del sueño (segrega serotonina e incrementa los niveles de dopamina).

¿Para quiénes son estas terapias?

Están destinadas para un amplio público, ya que apenas producen efectos secundarios. Sin embargo, "la sensibilidad individual, la extensión de la aplicación y la duración, puede condicionar la respuesta producida", apunta Amalia Gallego. Como norma general, deberían prescindir de ellas las personas con infecciones, trastornos cardiovasculares, reuma avanzado o embarazadas. El consejo es que previamente se evalúe con un profesional cualificado la situación individual para poder realizar una correcta indicación terapéutica.