Sí, el protector solar caduca y estos son los motivos por los que tienes que reemplazarlo
Probablemente terminaste las vacaciones pasadas con alguna crema solar a medias y ahora se te ha ocurrido rescatarla. Sentimos decirte que quizá esa no sea una buena idea
El 59% de las españolas confiesa que se quema por el sol al menos una vez en el verano, así como 5 de cada 10 aseguran que suelen tener reacciones en la piel cuando se exponen al sol; datos que desvela el último estudio de Birchbox sobre hábitos de protección solar. Y a pesar de que cada vez estamos más concienciados de lo vital que es protegerse del sol, cometemos errores como no elegir el SPF adecuado a nuestra piel, no aplicarlos la cantidad suficiente, no reaplicar el producto frecuentemente o usar los restos de los cosméticos del verano anterior. Probablemente terminaste las vacaciones pasadas con alguna crema solar a medias, que guardaste en algún recóndito de tu baño y ahora se te ha ocurrido rescatarla para terminarla. Sentimos decirte que quizá esa no sea una buena idea, ya que el protector solar caduca y puede ser peligroso usar uno vencido.
La manera más fácil de saber si un cosmético está caducado es que te fijes en la fecha de caducidad (algunos la llevan impresa en la caja o envase) y en el PAO (Period After Opening). La cosmetóloga Esther Moreno explica cómo se determinan ambos por ley:
- Fecha de duración mínima o caducidad. Cuando un cosmético tiene una vida útil inferior a los 30 meses, en el envase va a aparecer una fecha de duración mínima o de caducidad. Para los que la tienen superior a dichos meses no es obligatorio poner ninguna fecha.
- Valor de PAO. Es el dibujo en forma de tarro abierto, situado generalmente en la parte trasera del producto, con un número y una M –normalmente 6M o 12M–, y refleja el tiempo de utilización (plasmado en meses), en el que el producto mantiene unas condiciones óptimas tras su apertura. Es obligatorio que esté presente si no tiene fecha de duración mínima.
Los peligros para la salud de tu piel
Una vez han transcurrido cualquiera de los dos, “no hay garantías de que el protector solar esté en condiciones óptimas; es muy probable que no realice correctamente su función e incluso puede producir algún tipo de irritación”, advierte Moreno. Además, aunque estos dos valores estén al día, hay otros factores por los que no se recomienda utilizar los productos solares que hayan sido abiertos de un año para otro. “Durante el verano exponemos a los solares a condiciones ambientales extremas y temperaturas muy altas que distan mucho de ser óptimas y que hacen muy difícil garantizar la estabilidad de la fórmula y protección de los productos, y con ello el deterioro del factor de protección solar”, añade. Y también hay que tener en cuenta que si no los tapas bien y tampoco limpias los envases después de cada uso pueden contaminarse y la emulsión puede degradarse, lo que limita su validez.
Por otro lado, tienes que saber que un cosmético que no esté en buen estado se vuelve menos eficaz, lo que en el caso de los solares significa que aumenta significativamente el riesgo de quemaduras, daño solar y la aparición de manchas; sin obviar el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Tampoco debes olvidar que “si aplicas un producto en mal estado pueden aparecer reacciones en la piel, irritación, escozor o dermatitis, y en vez de conseguir un bronceado uniforme, pueden aparecer hiperpigmentaciones irregulares como resultado del proceso inflamatorio en la piel”, advierte la doctora Sara Stankova, médico estético de la Clínica Mediteknia.
¿Cómo saber si es apto o no? “Una vez pasado el periodo de caducidad se suelen apreciar cambios en el aroma y en el color del producto. También es típica la separación de fases del mismo, es decir, cuando lo aplicas no es homogéneo, ya sea por el color o la textura”, aclara Ana Torres, responsable de formación de Institut Esthederm. Y esto se aplica tanto a los protectores solares químicos como a los físicos. “Por su naturaleza, los filtros químicos deberían ser más sensibles al paso del tiempo que los minerales. Aún así, cada fórmula es un mundo y los excipientes también pueden influir en este aspecto”, añade la experta. Mientras los primeros contienen ingredientes que pueden oxidarse y volverse menos eficaces (oxibenzona, avobenzona y homosalato), los segundos con óxido de zinc o dióxido de titanio no tiene ese problema, pero también se degradan.
Por último, independientemente de la fecha de caducidad, “es importante conservar el protector solar bien cerrado y evitar que la zona del tapón o aplicador se llene de arena, agua, etc. También hay que conservarlos a la temperatura correcta (entre 15 y 25 grados); si no es posible porque estás en la playa o piscina, guárdalo a la sombra después de su uso y nunca lo dejes a pleno sol”, recomienda Moreno. Otro consejo muy útil que te proporciona la cosmetóloga es “limpiar bien los bordes con una solución desinfectante para asegurarse de que cierra bien y no entra aire ni ningún elemento que pueda contaminar o deteriorar la fórmula. Y aplicarlo siempre con las manos limpias!”, concluye.
Tus aliados
Fotoprotector Isdin HydroLotion, de Isdin. Tiene dos objetivos: protege tu piel de las radiaciones UVB/UVA con un SPF50, pero, además, gracias a su fórmula bifásica incorpora también Chlorella Maris, un ingrediente que tiene efecto ‘detox’ y que logra revitalizar la piel y evitar el daño oxidativo inducido por la radiación solar debido a su acción antioxidante. Es de efecto hidratante y de secado inmediato. (28,15 euros)
High Protection SPF 30-50 de Darling. Protege frente a los rayos UVA y UVB con un rango entre 30 y 50. Su fórmula contiene ingredientes antienvejecimiento, como vitamina E, alantoína (antioxidante e hidratante), aceite de albaricoque (emoliente y antiarrugas) y hojas de equisetum (previene las arrugas). Apto para pieles sensibles, su textura es tipo leche y su aroma el del aceite de Monoï (27,90 €).
Photo Regul de Institut Esthederm. Protector solar facial de alta protección que regula la melanogénesis, limitando la aparición de manchas y el oscurecimiento de las existentes. No forma película física ni resulta denso (65 € en Amazon).
Continuous Spray SPF50 de P20. Muy resistente al agua y al sudor, se absorbe rápidamente y su tecnología multiángulo permite una cobertura continua y uniforme del cuerpo. Libre de colorantes, perfumes y parabenos (17 € en Amazon).
Fluido Solar Mineral Rostro y Cuerpo SPF30 de SkinLabo. Protector solar con filtros minerales 100% no nano (al no contener micropartículas no daña los océanos). Apto para cara y cuerpo y de textura ligera, protege contra los rayos UVA y UVB al tiempo que previene el fotoenvejecimiento, el eritema y las manchas de la piel (13 €).
Slim Lotion SPF30 SunAge de Montibello. Loción bifásica fotoprotectora corporal de textura sedosa que aporta luminosidad y ayuda a modelar la silueta. Indicada para todo tipo de pieles. Protección alta (34,70 €).
El 59% de las españolas confiesa que se quema por el sol al menos una vez en el verano, así como 5 de cada 10 aseguran que suelen tener reacciones en la piel cuando se exponen al sol; datos que desvela el último estudio de Birchbox sobre hábitos de protección solar. Y a pesar de que cada vez estamos más concienciados de lo vital que es protegerse del sol, cometemos errores como no elegir el SPF adecuado a nuestra piel, no aplicarlos la cantidad suficiente, no reaplicar el producto frecuentemente o usar los restos de los cosméticos del verano anterior. Probablemente terminaste las vacaciones pasadas con alguna crema solar a medias, que guardaste en algún recóndito de tu baño y ahora se te ha ocurrido rescatarla para terminarla. Sentimos decirte que quizá esa no sea una buena idea, ya que el protector solar caduca y puede ser peligroso usar uno vencido.