Rinoplastia líquida: todo sobre el tratamiento médico-estético de moda

La rinoplastia o cirugía de la nariz es uno de los procedimientos quirúrgicos más frecuentes en cirugía plástica, acompañada de aumento de mamas, liposucción, blefaroplastia y abdominoplastia, según datos ofrecidos por la Clínica Opción Médica. El auge de la cirugía de la nariz es tal que el año pasado reemplazó oficialmente al aumento de mamas como el principal procedimiento en Estados Unidos, tal y como revela la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos (ASPS). “La cirugía y la medicina estética son complementarias. La primera comporta más riesgos y sabemos que no hay camino de vuelta, y actualmente la medicina estética dispone de herramientas para modelar una nariz, quitando perfiles poco favorecedores, levantando la punta, tratando asimetrías…”, reconoce la doctora Mar Mira, codirectora de la Clínica Mira+Cueto. Esta técnica a la que se refiere es la conocida en internet como rinoplastia líquida, y ahora está haciendo furor.

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Esta técnica no quirúrgica o rinomodelación con ácido hialurónico (precio a partir de 400€) “consiste en la infiltración de pequeñas cantidades de ácido hialurónico mediante aguja o cánula. El tratamiento se realiza en una sola sesión, con revisión y posible retoque a las tres semanas, y se debe repetir una vez al año para mantener el resultado”, revela la doctora Margarida Dos Santos, directora médica de Clínicas AEVO. Aunque la doctora Mira matiza que “a veces es conveniente ejecutar el tratamiento en dos sesiones, con un intervalo de dos semanas a un mes”. Ella misma detalla a continuación los beneficios que proporciona la rinoplastia líquida respecto a la intervención quirúrgica:

- No requiere baja laboral, ya que es un procedimiento relativamente sencillo cuyo procedimiento puede ser en consulta.

- Es un tratamiento con un porcentaje riesgo-beneficio muy bajo, siempre que se efectúe una buena técnica.

- Se puede hacer y deshacer y no comporta un cambio en el que no pueda modificarse en ambos sentidos.

- No es necesario una anestesia general.

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Pero ¿qué tipo de narices son aptas para este procedimiento? Aunque los médicos recomiendan evaluar individual y previamente, “muchas de las narices aguileñas pueden mejorar sin intervención quirúrgica, también las estrechas o anchas, o con la punta caída”, asegura la codirectora de la Clínica Mira+Cueto. Dos Santos, por su parte, añade: “En principio es buena candidata una nariz no demasiado grande, con caballete marcado y/o punta caída, con asimetrías. Por el contrario, no sería buena candidata una muy grande o con caballete muy marcado; pero es preferible valorar cada nariz y cada cara de forma individual”.

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Lo mejor es que los resultados se aprecian de manera inmediata y no requiere de recuperación alguna; por lo que si te animas a realizártelo, podrás hacer vida normal al salir de la consulta. Lo único que te recomendarán es que durante las dos semanas posteriores al tratamiento no uses gafas que haya que apoyar en la zona tratada. En cambio, desde Clínicas AEVO también advierten de que “no es un tratamiento exento de riesgos y las complicaciones derivadas de tratar con ácido hialurónico la nariz pueden ser leves pero también muy graves. Por ejemplo, en algunos casos pueden aparecen hematomas que se solucionan de manera espontánea, pero también pueden darse infecciones, necrosis o muerte de la nariz e, incluso, ceguera”. Por lo que acudir a un médico serio o una clínica de confianza es crucial.

Lo único que debes de tener en cuenta antes del procedimiento es que tienes que evitar tomar aspirina o ibuprofeno, ya que pueden aumentar el sangrado y los hematomas. También es importante que no ingieras alcohol 24 horas antes de este por las mismas razones. Y no te preocupes por el dolor, puesto que “es un procedimiento totalmente tolerable; aun así el ácido hialurónico que se suele utilizar lleva incorporado anestesia local”, tranquiliza la doctora Dos Santos. Además, en las clínicas te suelen ofrecer una pelota antiestrés para que la aprietes si estás un poco tensa.