¿Sabes qué es una esencia y cómo, cuándo y por qué se utiliza?
Un cosmético muy desconocido que, sin embargo, debería ser un básico en la rutina diaria de belleza porque todo lo que ofrece son ventajas
La cosmética coreana –si, esa que revolucionó nuestra rutina de belleza hace unos años elevándola a ritual– es la madre de las esencias. Cuando llegaron a España y, sobre todo, cuando las firmas occidentales comenzaron a lanzarlas, las admitimos con algo de escepticismo, hay que decirlo: acostumbradas como estábamos a desmaquillar, limpiar y tonificar antes de hidratar, no entendimos muy bien qué lugar ocupaban estos cosméticos en nuestra rutina diaria, qué aportaban a la piel, cómo y cuándo se utilizaban. ¿Sustituían al tónico equilibrante? ¿Al suero? Un lío. Eso y su elevado precio las convirtieron en un cosmético minoritario y bastante desconocido. Sin embargo, hay que reivindicarlas. Por varias razones: tienen una textura deliciosa, se absorben rápidamente y aportan una gran cantidad de principios activos que mejoran la piel de forma global.
Un carácter muy particular
Son mezclas de potentes activos formulados en una base líquida que empiezan a trabajar sobre la epidermis antes que ningún otro cosmético. Su ventaja impagable es que los activos, suspendidos en agua, penetran más profundamente que las fórmulas más cremosas. Esto les permite aplicar después un suero o una crema o ambos productos. Lo que quieras. Al principio, estaban destinadas a las pieles secas, pero ahora existen también esencias con ingredientes que tratan las pieles mixtas.
Un tónico o un suero hacen el mismo papel
Pues no. No sustituyen a ninguno de los dos. Ocupan su propio lugar. Un tónico elimina los últimos restos de maquillaje y equilibra el pH de la piel y una esencia no; un suero, por su parte, trata distintos problemas (sequedad, falta de firmeza, síntomas de sensibilidad, exceso de producción sebácea), mientras que las esencias actúan como un empujón de hidratación, un estímulo para que las células 'espabilen' y se muestren más receptivas a los tratamientos posteriores.
Entonces, ¿cuándo y cómo se utilizan?
Una esencia es el último producto de limpieza y el primero de tratamiento. Es decir, después de desmaquillar y tonificar la piel y antes del sérum o la crema hidratante. Ese es su sitio. Sella la higiene y marca el inicio del tratamiento. Se vierten unas gotas en la palma de las manos y se presiona sobre el rostro hasta que penetre. Podría parecer simplemente un gesto de placer debido a su textura ligerísima y a la sensación de confort que proporciona inmediatamente, pero no: su capacidad de penetración y su eficacia alcanzan las capas más profundas de la piel. Y repetimos: son caras, pero duran mucho, así que seguro que rentabilizas la inversión.
Life Plankton Essence, de Biotherm, calma e ilumina la piel al instante (60 €). Life Plankton Essence es tan concentrado activamente como un sérum, pero es tan ligero como un agua cosmética para lograr una máxima absorción e intensa eficacia. Creada para ser el primer paso de cada rutina de belleza, esta textura avanzada, que se aplica como un agua cosmética y se transforma en el más ligero de los sérums, funciona como una esencia milagrosa.
L’Essence Fondamental Sublimage, de Chanel, con una proteína que potencia la actividad celular (405 €). La nueva esencia Sublimage integra el extracto de solidago, planta medicinal con beneficios revitalizantes excepcionales. Este activo exclusivo tiene el poder de estimular la dinámica celular: una acción fundamental para reforzar y consolidar la estructura cutánea. La piel gana densidad, está más tonificada, más flexible y radiante.
Iris Extract Activating Treatment Essence, de Kiehl’s (45 €). Tratamiento facial que se utiliza como un 'primer' antes de aplicar el tratamiento habitual, ya que aumenta el beneficio y la absorción de este. Nutre, revitaliza, renueva. Mejora la textura y luminosidad de la piel. Perfecto para recuperar la luminosidad, cuidar de los signos de la edad y la deshidratación, para todo tipo de pieles.
Essence-in-lotion Skin Caviar, de La Prairie (245 €). Infusión concentrada de caviar, rica en nutrientes y minerales. Prepara la piel con esta una infusión de caviar, para dejarla hidratada y acondicionada. Contiene agente tensor natural y extracto de caviar que aporta una sensación de lifting inmediato y ayuda a incrementar la firmeza y elasticidad de la piel.
La Lotion Or Rouge, de YSL (82 €). Es una loción preparadora que afina la piel y finaliza el ritual de limpieza preparándola para recibir el ritual de tratamiento diario. Textura fluida rica para sentir la piel con total confort.
Lotion de Soin Essentielle Sisleÿa, de Sisley (92 euros), promete más firmeza a las 4 semanas de tratamiento. Totalmente diferente a un tónico perfeccionador para el desmaquillado, la loción de Soin Essentielle Sisleÿa es el primer gesto de un ritual de tratamiento antiedad: contiene activos esenciales (extracto de malvavisco, Padina pavonica, fitoescualeno y Ginkgo biloba) para hidratar y nutrir.
Loción facial Capture Totale Intensive Essence Lotion, de Dior (70,05 euros). La nueva loción facial Capture Totale que prepara la piel para recibir su ritual de tratamiento. Dior reinventa su loción facial, el tratamiento compuesto por un 95% de ingredientes de origen natural y enriquecido con una solución de 'longoza-ferments blend'. La loción refuerza de esta forma la barrera cutánea, unifica la textura de la piel y la prepara para el ritual de tratamiento.
Loción Esencia Le Soin Noir, de Givenchy (119 €).
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La cosmética coreana –si, esa que revolucionó nuestra rutina de belleza hace unos años elevándola a ritual– es la madre de las esencias. Cuando llegaron a España y, sobre todo, cuando las firmas occidentales comenzaron a lanzarlas, las admitimos con algo de escepticismo, hay que decirlo: acostumbradas como estábamos a desmaquillar, limpiar y tonificar antes de hidratar, no entendimos muy bien qué lugar ocupaban estos cosméticos en nuestra rutina diaria, qué aportaban a la piel, cómo y cuándo se utilizaban. ¿Sustituían al tónico equilibrante? ¿Al suero? Un lío. Eso y su elevado precio las convirtieron en un cosmético minoritario y bastante desconocido. Sin embargo, hay que reivindicarlas. Por varias razones: tienen una textura deliciosa, se absorben rápidamente y aportan una gran cantidad de principios activos que mejoran la piel de forma global.