¿Uñas con colorete? Sí, la 'cheek nail french manicure' llega con fuerza desde Corea

Visto el poder de influencia que el gigante coreano logra en la cosmética del resto del mundo, que una tendencia de manicura aletee como una mariposa en Seúl significa que en 3, 2, 1… el huracán de manicuras 'cheek nails' llegará a este lado del globo.

Combinada con la manicura francesa de color, esta nueva forma de esmaltar la uña ha ido sumando adeptos a toda velocidad, tanto es así que si se realiza una búsqueda de los hashtag #cheeknailfrenchmanicure, #cheeknail o en coreano #치크네일, las publicaciones se actualizan cada pocos segundos, aportando diferentes versiones de la manicura.

Puede que la sencillez con la que se pueden realizar las cheek nails sea la explicación de por qué, en tan poco tiempo, la tendencia ha inundado redes sociales como Instagram. Basta con darle un punto de color a un esmaltado tradicional para crear el look de moda...

Sin embargo, cuando se ahonda en las publicaciones, resulta curioso que las palabras que más se repiten sean las de “adorable”, “amoroso”, “tímido” o “corazón”. Igual que hace un año las manicuras de ambientación childlish y que parecían recrear volúmenes y diseños infantiles se convirtieron en las más populares en Japón o Corea, puede que el toque naíf de esta nueva manicura ligeramente sonrojada en el centro de la uña esconda el verdadero encanto de la tendencia.

Esa es la palabra clave, sonrojada. Esta forma de esmaltado se explica como si se tratara de un rubor o colorete con el que se ruborizaran las uñas. Las cheek nails originales se componen de un solo punto de color rojizo en el centro de la uña, pero cada vez es más habitual encontrar manicuras en las que el tono rojizo se extiende más allá del área central.

Según la intensidad del color, basado no solo en la cantidad de esmalte de uñas, sino también en la tonalidad elegida, además de si se opta por un esmaltado más difuminado o más concentrado, las cheek nails pueden llegar incluso a parecer uñas dañadas, como si se hubiera recibido un golpe en el centro de la uña. La mesura es la clave del éxito en la manicura coreana.

Además del habitual tono cereza -un delicado color entre el rojo y el rosa fucsia-, para conseguir el rubor idóneo se puede jugar con las mismas tonalidades que se utilizan con los coloretes en el terreno del maquillaje. Naranjas, corales o rosas muy pálidos pueden crear unas cheek nails más o menos discretas, que vayan a juego con el resto de la manicura, porque uno de los aliados de mayor éxito del esmaltado de moda es la manicura francesa, eso sí, a color.

Poco queda de aquella manicura francesa que pintaba de blanco un tramo bastante más ancho que el del borde libre. Asociada desde hace décadas a las uñas postizas, de porcelana o a los acrílicos de acabado más artificial, la manicura francesa lleva años reinventándose y cambiando su diseño de recto a curvo, en forma de V o almendrado hasta lucir una línea cada vez más estrecha. Llegábamos así a la micro manicura francesa -de la que JLo se convertía en mejor embajadora- o al delineado a color.

La opción más repetida en Instagram, a la hora de recrear la manicura 'cheek nai', es la de la manicura francesa en un solo color -la versión arcoíris no termina de cuajar en Corea del Sur- y, a poder ser, en tonos pastel. Desde la web de Allure se apunta más concretamente a la manicura francesa en azul cielo. Algo que se confirma en las redes sociales.

La manicurista Park Eunkyung explicaba a la web que la 'cheek nail french manicure' se ha convertido en la manicura más demandada en Seúl, capital de Corea del Sur. Parte de este éxito se apoya también en una publicación de la cantante surcoreana Sunmi, que lucía el perfilado de la uña en azul bebé, el rubor rojizo en el centro y, no contenta con sumar tendencias, también añadía un esmaltado tipo baby boomer… Más es, a veces, más.

¿Cómo crear el rubor de mejillas en las uñas?

Igual que existen todo tipo de variantes de esta manicura, también se pueden encontrar distintas técnicas para lograr ese rubor en el centro de la uña. Tras aplicar la base, el colorete se puede depositar con ayuda de un pincel de nail art, con un grosor parecido al de una brocha, pero mucho más estrecho. El quid de la cuestión está en la fórmula del esmalte con que el que se creará el rubor.

Por un lado, se puede elegir un esmalte de uñas con una pigmentación más ligera, por otro se puede rebajar un esmalte con una laca de uñas transparente o con un esmalte sirope, utilizado para crear manicuras degradadas. La otra técnica, realizada por un profesional, involucra un aerógrafo para conseguir ese acabado difuminado de un colorete perfecto.

El perfilado de la uña o la decoración extra, si se desea, de la uña puede realizarse tanto antes como después del colorete. Sin embargo, lo que no es negociable es, por supuesto, sea cual sea la técnica elegida, la pasada final del top coat para sellar la creación. El brillo efecto gel es quizá el único elemento dentro del mundo del nail art que jamás pasa de moda.