Mascarillas de escayola, en discos, de gelatina… ¿Qué hace cada una y cuál necesita mi piel ahora?

En pocos años hemos pasado de tener que ponernos un recordatorio en el calendario que dijera “una mascarilla un día a la semana”, un gesto normalmente reservado a los domingos, a contar con varios tipos de estas en casa.

Incluso una marca de belleza adoptó el nombre ‘summer fridays’ para sus mascarillas aludiendo al momento perfecto en el que utilizarla, un viernes de verano.

Las mascarillas se han convertido en un cosmético más, tan habitual en nuestra rutina de cuidado de la piel como los exfoliantes, en parte gracias a la creciente influencia de la cultura de skincare sucoreana.

Ahora ya no reservamos un día a la mascarilla, sino que es un tratamiento como mínimo bisemanal y que cambiamos según las necesidades de la piel.

La demanda exponencial de mascarillas ha hecho evolucionar sus fórmulas y materiales para adaptarse ya no solo a las necesidades particulares de cada tipo de piel, sino también a cada parte del cuerpo o cada momento del día.

Encontramos así mascarillas de noche -más profundas e intensivas-, para la papada, el contorno de los ojos, las manos, los pies y, por supuesto, de materiales tan diversos como el hidrogel, las arcillas o la escayola. Esta última es una de las últimas materias en colarse en la lista de la compra beauty y llega directa desde Corea del Sur.

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La mascarilla de escayola

A diferencia de otros formatos, las 'plaster mask' o mascarillas escayola no son tratamientos rápidos que puedas llevar en tu maleta para salvarte la piel 10 minutos antes de salir de casa. Su paso a paso, con más paradas que cualquier otro tipo de mascarillas para el cuidado de la piel, hacen que sean algo así como un tratamiento profesional pero en casa.

Si alguna vez has acudido a realizarte un tratamiento facial, sabrás sobre todo del ritual de limpieza, aplicación de producto, toalla húmeda y caliente, etc. Con las mascarillas de escayolas, la minuciosidad del paso a paso es parecida y también cuenta con un importante aliado, el factor tiempo.

Su funcionamiento es idéntico al de las vendas de escayola que se humedecen para adaptarse a la forma deseada, secándose a continuación y volviéndose rígidas. La innovación está en que la venda que aplicamos no está en contacto directamente sobre la piel y no debe humedecerse, sino que es la coraza que cubre una primera mascarilla hidratante, en la que se cuelan todos los ingredientes interesantes.

La fama de esta técnica, denominada por muchos como #yesoterapia, ha comenzado a hacer ruido en redes sociales gracias a la Miraclinic Plaster Mask, 27,90€ en Planet Skin.

Entre sus propiedades, como explican desde Planet Skin, una de las tiendas de cosmética coreana donde se puede encontrar en nuestro país, está su efecto lifting, iluminador y unificador del tono. En la fórmula de la mascarilla de base, Apoulle Dressing, encontramos ceramidas y colágeno hidrolizado para reforzar la hidratación al recuperar la humedad de la piel y mejorar su elasticidad, cuyos efectos se potencian al cubrirla con la mascarilla de escayola, la Contouring Object.

Esta segunda capa de mascarilla no necesita ser humedecida como las vendas de escayola tradicionales, sino que la propia humedad de la mascarilla base le aporta esa humedad con la que se adapta a las formas del rostro y posteriormente se endurece. Tras dejar las mascarillas actuar entre 20 y 30 minutos, ambas se desprenden unidas con mucha facilidad. El consejo final de Planet Skin es sellar la piel con tónico o esencia como paso final.

Mascarillas calientes

Siguiendo el mismo orden que las mascarillas de escayola, también toca hablar de las mascarillas sauna o 'foil mask'. Aunque es fácil que se confundan con las mascarillas de oro o plata, su función es un poco distinta, ya que no son láminas de oro sobre la piel. Al igual que las de escayola, se aplican sobre otra mascarilla previa -normalmente de celulosa- para mejorar la penetración del producto al conseguir un efecto sauna.

Si el papel de aluminio se utiliza para acelerar la coloración del cabello, esta es su versión para el cuidado de la piel. Cada vez son más las marcas que lanzan su versión de las mascarillas sauna, pudiendo variar sus propiedades y, por supuesto, el color de papel, bien sea dorado o plateado, como la Face Wrapping Mask Collagen Solution 80.

Mascarillas en discos, solo donde las necesitas

Otro de los formatos más prácticos y revolucionarios es el de las mascarillas por parches. Hay vida más allá de los parches para el contorno de los ojos o los celebrados parches para los puntos negros de la nariz. Zonas tan necesitadas de hidratación pero olvidadas como los surcos nasogenianos pueden ver cómo sus líneas se ven atenuadas con parches aptos para distintas áreas del rostro, pudiendo incluso incorporar potentes tratamientos.

Un ejemplo son las mascarillas en parche Meso Infusion Overnight Micro Mask de 111Skin, 144,99€ en Sephora. Se trata de pequeñas mascarillas a modo de parches que incorporan 150 microconos con vitamina C y ácido hialurónico que penetran profundamente en la piel a través de microestructuras que se disuelven y depositan los activos. La finalidad de esos parches multifunción es la de atenuar las líneas finas y arrugas y mejorar la luminosidad y conseguir un efecto lifting de piel más tersa.

Su textura tipo hidrogel se adhiere a la perfección, alejándose por completo de los clásicos parches de ojos que terminan por resbalarse. Además de su diseño multiposición, son las únicas mascarillas de la marca que son transparentes, lo que les permite perderse por completo sobre la piel siendo actas para el día a día.

Otro tipo de mascarilla multiuso son los tradicionales parches, de celulosa y fácilmente adaptables a cualquier parte del rostro. Su principal función suele ser la calmante e hidratante y se utilizan como recurso salvavidas que llevar encima cuando vas de viaje, por si necesitas despejar la piel después de una larga jornada o incluso tonificarla. Los pads exfoliantes o de vitamina C también pueden entrar en la clasificación de mascarillas seccionales. Su diseño es como el de disco de algodón y están impregnados de producto para utilizarse de la forma tradicional o como mascarilla.

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Básicos imbatibles

Pero el surgimiento de toda esta variedad de mascarillas no borra del panorama beauty a los clásicos. Las mascarillas de arcilla siguen siendo las más efectivas para las pieles grasas o con impurezas, gracias a su poder de absorción del sebo, eso sí, de caolín, de arcilla rosa de Australia o roja; cada tipo de arcilla se recomienda según las necesidades específicas de la piel. El carbón también es otro gran aliado de las 'beauty mask' y es especialmente efectivo al combinarlo con las arcillas, creando tratamiento detoxificantes.

Precisamente, TikTok viralizaba y colocaba entre las más vendidas una de las mascarillas de arcilla de Caudalíe Detox Mask, por su poder purificante de la piel. La plataforma social se ha convertido en un foco de tendencias de belleza y las mascarillas, cuanto más visuales mejor, son uno de sus productos estrella. Al retirar la arcilla de la piel con ayuda de una toalla húmeda, la piel se revela suave y luminosa, como nueva. Si a sus propiedades les sumamos que no hay nada más noventero en el plano beauty que Julia Roberts con una mascarilla morada en la cara, el radar tendencia de las nuevas generaciones se dispara con las mascarillas de arcilla.

También se cuelan las texturas en gel, útiles a la hora de conseguir dos fines: hidratación glow o efecto peel-off. Mientras la primera aprovecha la textura gel para actuar como bálsamo refrescante que deja la piel hidratada, la segunda se extiende con facilidad para secarse en pocos minutos, creando una película sobre la piel que se retirará posteriormente al estilo peel-off. Aunque ambas son viejas conocidas de la cosmética, sus efectos visuales las han vuelto a colocar en el radar de las tendencias.

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