Rutinas en cuatro pasos y sérums transformadores: la doctora Ana Molina nos da sus tips para cuidar (bien) la piel

El cuidado de la piel ha dado el salto a la fama. Acumular cosméticos en el neceser jugando a ser un dermatólogo, elaborar mejunjes caseros de dudosa efectividad o excederse con eso de prevenir los signos de la edad parten con buenísimas intenciones. Sin embargo, el criterio médico hace un llamamiento a la mesura: antes de hacerte retoques y crear rutinas interminables, consulta con un experto.

“Debemos tener un médico o un dermatólogo que nos acompañe toda la vida, que sea nuestro escolta en el proceso estético. Él es quien va a ir tratando la calidad de la piel con muy buena cosmética, con láser o con los demás tratamientos cuando sea necesario”, adelanta la dermatóloga Ana Molina, dermatóloga en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y profesora de Dermatología de la Universidad Autónoma de Madrid, conocida por su expertise, sus miles de seguidores en redes sociales y su cercanía a la hora de hablar del cuidado de la piel.

Una de las situaciones más repetidas en la consulta de la doctora es la de pacientes que aparecen con inmensos neceseres repletos de cosméticos, muchos de ellos sin efectividad real sobre la piel. En su mayoría se trata de productos formulados con agua y grasas para crear la emulsión básica de una crema y que pueden tener perfumes o primar la sensorialidad, pero cuyos ingredientes no están bien formulados y, por tanto, no resultan útiles para el cuidado de la piel.

“Agua con grasa maravillosa, con muchos perfumes, con mucha sensorialidad, con mucho colorante y con unos tarros maravillosos. Pero ¿dónde está aquí un ácido hialurónico bien formulado? ¿Un antioxidante bien formulado? ¿Un retinol bien formulado? Eso es lo que más vemos: gente que viene con 'piel asfíctica', que le llamamos nosotros y que es como piel asfixiada de producto. Es decir, que le estás poniendo tantas cosas, tan todas iguales que no sirven para nada, que al final se ve incluso cetrina, se ve verdosa. El término 'asfíctico' no es un término científico, pero sí que lo usamos para que los pacientes lo entiendan”, señala la doctora.

Rutina minimalista

La solución está en rutinas cosméticas con menos productos, pero todos ellos con foco. La dermatóloga Ana Molina defiende este minimalismo -frente al decálogo coreano- a través de la llamada rutina en cuatro pasos: limpieza, hidratación, fotoprotección y transformación. “Es la que más recomendamos los médicos en todos los artículos de dermatología”, explica.

El primer paso, la limpieza, debe realizarse tanto por la mañana como por la noche, independientemente de si nos hemos maquillado o no. Stop excusas. Y la rutina continúa. Por la mañana, tras la limpieza, se debe hacer una buena hidratación a través de un sérum, seguida de una buena protección solar. El término 'transformación' -esa cuarta pata de la rutina-, apunta la dermatóloga, hace referencia a los tratamientos que se aplican por la noche y entre los que encontramos, normalmente, retinoides e hidroxiácidos: "Todo lo que hace un poco de exfoliación superficial o un poco de peeling para que penetren mejor los activos. Es más, si combinas el sérum con algún exfoliante, aún vas a potenciar más los resultados porque va a penetrar aún más al estar quitando capa córnea".

Pero volvamos al día, justo después de la limpieza. Es en el paso del sérum donde se debe elegir el cosmético adecuado para aunar esfuerzos y donde entran en el juego fórmulas que combinen hidratación y antioxidantes, en el caso de los sérums de día, e ingredientes transformadores, en los tratamientos nocturnos. Hablamos del Bio-Performance Skin Filler de Shiseido, que la doctora recomienda tras haberlo probado en los pacientes de su consulta. El innovador tratamiento de la firma japonesa se compone de dos sérums cuya sinergia refuerza la hidratación y puede incluso amplificar el resultado de los tratamientos estéticos, además de mejorar el volumen de la piel.

Para su correcto funcionamiento, el tratamiento comienza por la noche, con el Night Infill Serum, un denominado 'sérum compactador' que contiene ácido hialurónico compactado, valga la redundancia; es decir, de alto peso molecular, que, sumado al ‘compactador’, aumenta la penetración para vehiculizar mejor los activos. Su particularidad es que no actúa solo, sino que necesita del sérum de día para completar el procedimiento. Pero, antes de aplicar el sérum expansor, se debe dejar que el Night Infill Serum actúe sobre la piel durante 6 horas. “Este es el tiempo que tarda en penetrar en la piel y es justo a las 6 horas cuando se obtiene el mejor nivel de penetración”, precisa Nathalie Broussard, directora de comunicación científica de Shiseido.

Por la mañana, tras la limpieza de la piel, se aplica el Day Full Expansion Serum, que sería el sérum de expansión que completa la sinergia con el compactador. La acción de este sérum de día es la de expandir el ácido hialurónico que penetró en capas más profundas de la piel la noche anterior, de tal modo que la molécula de ácido hialurónico vuelve a su tamaño original y cumple con su acción de hidratación y volumen. El innovador tratamiento de Shiseido, inspirado en la ley de cargas iónicas para jugar con el peso molecular del ácido hialurónico, cuenta con el aval de la doctora Molina, que ha probado los resultados en sus pacientes.

A la mejora del volumen, la atenuación de las líneas de expresión o las arrugas más profundas que demostró el test realizado a 110 mujeres consumidoras antes de su lanzamiento, se les suman los resultados sobre la piel previamente tratada con medicina estética. “La mejora de los pliegues, evidentemente, es mucho más intensa cuando se combina con mesoterapia. Piensa que tienes toda la piel mucho más hidratada, lo que te da un efecto de luminosidad y de hidratación en toda la epidermis y la capa córnea, que es lo que realmente estamos viendo”, detalla la doctora Ana Molina, que, recalca, aprecia mucho el cambio de la piel. “Obviamente, no es algo que se ve con una aplicación, pero es el comienzo. Tiene un doble efecto: un poco ese efecto tan flash y luego el efecto 'soft focus', que decimos, al rellenar arruga fina superficial, lo que da mucha más luminosidad”.

Tras esta hidratación superenfocada, el siguiente paso de la rutina minimalista de los dermatólogos sería la fotoprotección. Este ineludible gesto resulta, sin embargo, muy difícil de lograr que cale en la población. Muchos dermatólogos y médicos estéticos explican que es más sencillo que alguien use un protector solar para evitar signos de la edad como manchas o flacidez que para prevenir un melanoma, algo que reafirma la doctora.

"También nos ha pasado con la alimentación. Estamos viendo que si tú sigues una dieta rica en frutas y verduras y evitas el azúcar, que es el gran enemigo de la piel, la gente está mucho más guapa. Estos estudios de la piel los están usando en Estados Unidos en la gente más joven, para que coman más fruta. Como decirles que van a estar más saludables no funciona, señalar que van a estar mucho más guapos es más efectivo. Es así de triste: el mensaje de la belleza nos llega más que el mensaje de la salud".

Prevenir (cosméticamente) antes de corregir (estéticamente)

Tras abordar el tema de los cuidados, reconstruyendo nuestra rutina estética bajo la máxima 'menos pero mejor', le preguntamos a la doctora por otra cuestión a la orden del día: los retoques estéticos. Hasta la fecha, por ejemplo, el momento de realizarlos siempre había sido demasiado tarde, cuando la arruga ya ha aparecido, pero ahora movimientos como el bótox preventivo defienden prevenir antes que corregir.

“Muchas veces recomendamos empezar temprano. El problema es que empezamos por inyectar hialurónico, cuando, a lo mejor, lo que tenemos que empezar es por utilizar cosméticos; es decir, comenzar tratando la calidad de la piel para crear una buena rutina cosmética que sea la base”, señala la doctora Molina. Si ya se tiene la piel bien hidratada con cosmética, se puede realizar una mesoterapia para reforzarlo, pero otra cosa son los rellenos: “Cuando se es joven, se tienen los volúmenes perfectos y se pueden hiperproyectar zonas que no es necesario”.

Esta, la de inyectar, había sido la tónica de los últimos años, pero, como señala la experta, en los nuevos congresos médicos se ha dejado atrás la idea de los límites de la cosmética y ya se reconoce que se están consiguiendo cosas muy relevantes con su uso: “A lo mejor primero tenemos que potenciar bien esa base cosmética y empezar a inyectar más tarde”.

Es en esta base donde se sitúan los tratamientos que hacemos por nuestra piel en casa, con una adecuada rutina cosmética, un equilibrio, una sinergia con la cosmética que define la doctora: “Empezar la casa por los cimientos, trabajando primero la calidad de la piel y luego, poco a poco, ir inyectando y que siempre inyecte el mismo médico”.

El profesional es otro de los factores claves en los tratamientos que acompañan a la cosmética: “Hay un dicho que se repite en muchos de los congresos dermatológicos, que es ‘si tu doctor parece un alien, corre’; o sea, vete de ahí porque si él es el primero que ha perdido el norte...”, bromea la dermatóloga, que también aplaude los espectaculares resultados de la actual medicina estética y su accesibilidad: “Algunos los denominan 'tratamientos de la hora del lunch' porque puedes realizártelos y volver a trabajar, y no se da cuenta nadie. Son tratamientos mínimamente invasivos y tienen precios competitivos. Yo entiendo la revolución”.

¿Una lección final? “Es importante entender que, aunque la toxina botulínica se va y el ácido hialurónico tiene antídoto -además de ser un producto natural que todos tenemos en la piel-, no todos los ácidos hialurónicos son iguales. Vamos a empezar desde fuera y con cosmética, que ya tendremos tiempo de inyectarlo”, concluye la doctora Ana Molina.