Acuskinlift: ¿puede la acupuntura facial actuar como un pinchazo de firmeza?
La medicina tradicional china se amolda a las demandas estéticas del siglo XXI para crear el tratamiento acuskinlift, a caballo entre la acupuntura y el lifting inmediato
Los inyectables, bien sean diferentes variantes de la toxina botulínica, bien sean rellenos como el ácido hialurónico, se han convertido en tratamientos estéticos a la orden del día. Hablamos del bótox preventivo para evitar la formación de arrugas y normalizamos la rinorremodelación o la redimensión del rostro con ácido hialurónico para adecuar las facciones a nuestras demandas sin tener que recurrir a intervenciones más invasivas, de ahí su creciente popularidad.
Hace unos meses, incluso se introducía en Europa el llamado bótox coreano, de menos precio y mayor duración. Sin embargo, ¿qué ocurre si aún nos resulta demasiado agresivo inyectar sustancias de relleno, paralizantes, hilos tensores o simples vitaminas en nuestra piel? El PRP, plasma rico en plaquetas, procedente de nuestra propia sangre, se convertía en otra alternativa en el caso de no querer introducir elementos ajenos a nuestro cuerpo.
El plan C llega ahora con una revisión de la acupuntura, aplicada a la medicina estética y de aplicación tanto facial como corporal. En la ecuación entran las finísimas agujas del milenario método de la medicina tradicional china y la precisión con la que se introducen en la capa intermedia de la piel, con la finalidad de remodelar y cambiar el tono muscular, activando su producción de colágeno. Esta opción no es otra que el acuskinlift, que el doctor John Tsagaris practica en exclusivos centros estéticos de Londres, Atenas y Madrid (en Clinique La Prairie, Calle de Fortuny, 6).
Mientras la acupuntura tradicional busca tocar los puntos en los que se reflejan las diferentes partes del cuerpo, el acuskinlift coloca las agujas en una capa intermedia de la piel, sin resultar demasiado profundas, para la bioestimulación de las células de fibroblastos que aumentan la producción de colágeno, elastina y factores de crecimiento, promoviendo la regeneración de la piel.
“Con la precisión de mis agujas pongo en contacto las fibras de colágeno y elastina para reorganizar la estructura de la piel”, explica el doctor Tsagaris, que crea así una imaginaria red de colágeno por todo el rostro durante los 60 minutos que dura el tratamiento. Sin embargo, es cuando se retiran las agujas cuando el tratamiento comienza, la piel se cura y empieza su regeneración. Aunque la sensación de lifting es inmediata, el efecto es especialmente visible a las dos semanas del tratamiento.
La acción de las finísimas agujas del acuskinlift reorganiza las fibras de colágeno y elastina, presentes de forma natural en la piel, formando hilos que refuerzan la estructura de la piel. Estas fibras de colágeno se envuelven alrededor de las agujas, creando hilos naturales que mejoran la firmeza de la piel y contribuyen a ese efecto de lifting. El colágeno se encuentra en la piel en forma de cestos tejidos por estas fibras y es clave para crear su estructura. Con el paso de los años, la producción de colágeno se reduce, lo que se traduce en una pérdida de firmeza de la piel, ese efecto de descolgamiento, la aparición de los pliegues o la falta de definición del óvalo facial.
Además de no resultar doloroso, “el acuskinlift no utiliza corriente eléctrica que podría irritar los tejidos y los nervios faciales”, señala la web del doctor. Por el contrario, la precisión con la que se colocan las agujas desencadena un proceso de bioestimulación que activa los fibroblastos con la finalidad de producir más colágeno y mejorar el volumen y la salud de la piel.
No es la primera vez que la acupuntura se convierte en un aliado beauty. Sus beneficios también han dado el salto al plano capilar donde la estimulación del cuero cabelludo avanza en el freno a la caída capilar. Otras técnicas como el microneedling, realizadas por rodillos faciales con minúsculas agujas, ha pasado de ser un tratamiento de centro de estética a convertirse en una práctica casera. Su funcionamiento, aunque menos notable que el método del doctor Tsagaris se resume en diminutas perforaciones que, por un lado, activan la producción de colágeno a menor escala y, por el otro, amplían el nivel de penetración de los cosméticos que se apliquen posteriormente.
La experiencia tradicional y los métodos menos invasivos comienzan a escalar puestos de popularidad en el campo de los tratamientos del cuidado de la piel, frente a otros más extendidos como la toxina botulínica o el ácido hialurónico, un potente plan b con resultados visibles con un reseñable efecto secundario, la relajación, porque, sí, también tiene algo de acupuntura.
Los inyectables, bien sean diferentes variantes de la toxina botulínica, bien sean rellenos como el ácido hialurónico, se han convertido en tratamientos estéticos a la orden del día. Hablamos del bótox preventivo para evitar la formación de arrugas y normalizamos la rinorremodelación o la redimensión del rostro con ácido hialurónico para adecuar las facciones a nuestras demandas sin tener que recurrir a intervenciones más invasivas, de ahí su creciente popularidad.