Más suave, cremoso y con menos productos: por qué pasarse al nuevo contouring

Lo confieso, después de ver el resultado del 'soft contouring', solo puedo pensar que llevo años maquillándome terriblemente mal. Nuevas técnicas y productos para dar forma al rostro, acentuando las facciones, han dado un cambio, quizá no radical pero terriblemente efectivo y favorecedor, al tradicional visagismo.

Gracias a las Kardashian el contouring pasó de ser una técnica solo reservada a maquilladores a democratizarse, llegando a convertirse en un paso más en cualquier rutina beauty. Sus lecciones no son complicadas, pero al realizarlas de la forma correcta, sus efectos sobre el rostro llegaban a cambiar radicalmente las facciones, desde una nariz desviada hasta una línea de la mandíbula más pronunciada.

Sustentado en la renacentista técnica del claroscuro, el contouring original consiste en crear sombras en aquellas partes del rostro que se quiere minimizar y potenciar la luz de las áreas que ampliar. Polvos de sol, bronceadores, contornos o bases de maquillaje, un par de tonos por lo menos más oscuras que nuestro color natural de piel, se aplican bajo el hueso del pómulo, en la línea de la mandíbula, las sienes o a los lados de la nariz. A continuación, con un corrector luminoso se ilumina el triángulo invertido bajo los ojos, el tabique de la nariz y la zona central de la frente. El necesario paso final es difuminarlo todo, buscando la mayor naturalidad.

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Mario Dedivanovic y las hermanas Kardashian se encargaron de extender las enseñanzas de la técnica, creando un esquemático dibujo con el que el rostro se convertía en un elaborado diseño bicolor. A pesar de que la idea era crear un rostro cincelado con maquillaje en el que los trazos no fueran visibles, el contouring tradicional no terminaba de arrojar resultados naturales. De ahí que la técnica fuera cayendo en desuso… Hasta el 2022.

El contouring se ha visto sometido a variaciones de modo y forma hasta crear un maquillaje verdaderamente natural que tiene otro beneficio, el de ahorrar producto, pues, mientras en el diseño original estaba formado por precisas líneas formadas por considerables cantidades de corrector y contorno, el nuevo contouring, también denominado ‘soft contouring’ o ‘creamy contouring’, precisa tan solo de una pincelada de color. Todo el peso recae en el producto adecuado y la forma de aplicarlo.

Como uno de sus nombres indica, en el nuevo contouring solo entran en juego los contornos cremosos, bien sean en formato stick o como los wands cremosos de Charlotte Tilbury. El corrector y el iluminador quedan al gusto del cliente, no siendo necesarios en pro de la perseguida naturalidad.

Para conseguir un tono muy sutil y prácticamente imperceptible, pero sin perder de vista el objetivo final, que es acentuar las facciones, el bronceador cremoso se toma con la brocha, de modo que esta solo coge una pequeña cantidad de producto. En el contouring original, el contorno dibujaba las formas directamente sobre la piel, depositando mucho maquillaje que luego resultaba más complicado de difuminar. En esta nueva versión, la misma brocha con la que se aplica el color es la que difumina el color. Menos producto, menos tiempo.

También es importante precisar la intensidad del tono del contorno elegido. Para que el contraste entre el color de base y el acento no sea tan marcado, el contorno tan solo será un tono más oscuro. Como se aprecia en los vídeos, el sombreado es tan natural que pasaría como un efecto bronceado. Este contorno se aplica bajo el hueso del pómulo con sutileza y se trabaja con la brocha en toquecitos, sin arrastrar y sin perder de vista, que la idea es que el acabado sea jugoso y natural.

El contorno se puede aplicar también desde el extremo del ojo hacia la sien, como aligerando no solo el tono y la cantidad de producto, sino también el área de influencia. En cualquier caso, el paso del contorno nunca sobrepasa la mejilla, permitiendo aplicar el rubor sin que ambos cosméticos interfieran.

Bajo el mismo nombre de 'soft contouring' encontramos también otras versiones en las que sí se siguen los patrones de diseño del contouring tradicional, pero manteniendo el color sutil y los cosméticos cremosos. Otra opción mucho más recomendable es la de aplicar el contorno girándolo sobre sí mismo como el gesto que indica lo deliciosa que está una comida en italiano, el ‘squisito!’. También es habitual ver vídeos en los que se sigue la línea de la mandíbula con el contorno y se dibujan líneas verticales, como si se quisiera tallar la forma del tejido muscular bajo las mejillas. El ineludible paso final es difuminarlo todo hasta que las correcciones queden perfectamente incluidas en el maquillaje.

Aunque las áreas de influencia puedan cambiar, el 'soft contouring' se posiciona como una alternativa al contorno tradicional en la búsqueda de unas facciones más definidas, pero sin caer en la artificialidad: crema y tono son las claves del éxito.