¿Deberías seguir una dieta antiinflamatoria?
Nadie quiere sentirse como un globo y la búsqueda de los alimentos que evitan la hinchazón abdominal es una realidad muy popular, pero ¿todos deberíamos tenerlos presentes?
El concepto 'inflamación' es cada vez más popular pero, en términos específicos, “la entendemos como la reacción fisiológica del organismo (es una respuesta inmunitaria) ante agentes externos dañinos”, sostiene la Dra. Conchita Vidales, responsable del servicio de nutrición Martín del Yerro | Amselem. La experta identifica que este proceso puede ser agudo o alcanzar el estatus de crónico “cuando se mantiene en el tiempo y el sistema inmune no es capaz de combatirlo”. Algunas de las enfermedades más comunes que parten de una inflamación crónica son “la enfermedad inflamatoria crónica del intestino, la diabetes o la artritis reumatoide”, apunta.
Belén Acero, titular de la Farmacia Avenida de América y especialista en dermocosmética y nutrición, reconoce que “la reacción en sí misma no es dañina, pero su duración en el tiempo sí que lo es”. Así, y con objetivo de no mantener esa situación, explica que debemos intervenir en determinados aspectos de la rutina como la omnipresente falta de sueño, el popular estrés, el consumo de tabaco y, por supuesto, la elección de la alimentación.
En este contexto, aparecen las denominadas dietas antiinflamatorias que, como su propio nombre indica, la Dra. Vidales identifica como “aquellas que se elaboran con alimentos que pueden contener ciertas propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que ayudan a combatir el estado de inflamación y a reducir los radicales libres”. Las bases de estas propuestas son, en un primero momento, descartar los productos a los que demuestres algún tipo de alergia o de intolerancia, tener en cuenta la importancia de la microbiota (para lograr un equilibrio en el que “las bacterias beneficiosas sobre las perjudiciales”) y, cómo no, aliarte con los alimentos con propiedades específicas.
El diagnóstico resulta esencial
La doctora Conchita Vidales recuerda que "todo proceso inflamatorio no es causado por un único agente, sino que son muchas las causas que pueden provocarlo, originando una sintomatología muy diversa". Por eso, resulta básico someterte a un estudio cuidado “a través de analíticas y bioquímicas específicas, análisis de intolerancias y de microbiota para saber exactamente cuál es la causa de esa inflamación...”. A partir de sus resultados, los profesionales de la salud pueden analizar al detalle todos los parámetros con el fin de poder enfocar el tratamiento de un modo personalizado y adaptado a las peculiaridades de cada paciente.
Alimentos amigos
Existen ciertos elementos comodín que podemos añadir en nuestro día a día. Belén Acero insiste en que es imprescindible incluir en las comidas diversidad de nutrientes como vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, prebióticos y probióticos… Así, algunos de los que se postulan como grandes aliados son:
- Frutas y vegetales. Ya sabes que se presentan como un básico para tu salud gracias a su alto contenido en “vitaminas, antioxidantes y fibras dietéticas”. La experta les otorga el título de los alimentos más beneficiosos para el organismo y los más efectivos a la hora de desinflamar son las verduras crucíferas (brócoli, coliflor, rúcula…) y los frutos rojos (arándanos, fresas, cerezas…). ¿Un truco para saber que lo estás haciendo correctamente? Apuesta por consumir frutas y vegetales de diferentes colores.
- Alimentos ricos en omega-3. Las propiedades de este ácido graso le permiten contrarrestar la inflamación. Así, en este punto debes añadir a tus platos ingredientes como “el aguacate, los pescados grasos (salmón, caballa, sardinas arenques…), las semillas de chía o de lino, los frutos secos (como las almendras pero, en especial, las nueces por su aporte en ácidos grasos insaturados y fibra) y, cómo no, el emblemático aceite de oliva.
- Diversas especias. La experta en nutrición asegura que tienen más vida que la de condimentar, pues “resultan excelentes para la digestión, estimulan el sistema inmunitario, ayudan a regular el azúcar en sangre…” Apunta las más indicadas en este tipo de dietas: cúrcuma, azafrán, jengibre y clavo.
- Legumbres. Además de sus efectos antiinflamatorios (“por su índice glucémico bajo”), no podemos obviar que son una fuente de proteínas, contienen fibra y son saciables.
- Alimentos con una función probiótica. Los fermentados son los mejores amigos del bienestar de tu microbiota (a modo recordatorio diremos que es el conjunto de microorganismos que coloniza tu intestino), de la cual depende el funcionamiento del sistema inmunitario. Así que toma nota de lo que no te puedes olvidar en tu lista de la compra: yogur, kéfir, té kombucha o chucrut.
Productos no recomendados para una dieta antiinflamatoria
Ten cuidado con “los productos ultraprocesados, altos en grasas saturadas o con alto índice glucémico, así como con el consumo de las carnes rojas, los edulcorantes, los azúcares, las harinas y ciertos aditivos alimentarios”, sostiene Belén Acero. La experta insiste en que hay que prestar atención a las elaboraciones y es que “la cocción agresiva (fritura, barbacoa, etc) tiende a degradar los nutrientes y generar toxinas”.
A grandes rasgos, es una dieta para todos
Las dietas antiinflamatorias tienen muchos beneficios, “están indicadas cuando hay alguna patología inflamatoria y se sospecha que pueda estar relacionada con la alimentación”, afirman desde Martín del Yerro | Amselem. También en los casos de los más pequeños. De hecho, “si la inflamación aparece en la edad infantil, con este tipo de alimentación prevenimos la inflamación crónica en el adulto y también enfermedades relacionadas con dicha inflamación”. La conclusión es que cuanto antes se diagnostique en los niños y se pongan medidas adaptadas, menos complicaciones derivadas tendrán en un futuro.
El concepto 'inflamación' es cada vez más popular pero, en términos específicos, “la entendemos como la reacción fisiológica del organismo (es una respuesta inmunitaria) ante agentes externos dañinos”, sostiene la Dra. Conchita Vidales, responsable del servicio de nutrición Martín del Yerro | Amselem. La experta identifica que este proceso puede ser agudo o alcanzar el estatus de crónico “cuando se mantiene en el tiempo y el sistema inmune no es capaz de combatirlo”. Algunas de las enfermedades más comunes que parten de una inflamación crónica son “la enfermedad inflamatoria crónica del intestino, la diabetes o la artritis reumatoide”, apunta.