Baby bótox, labios y vitaminas: los tratamientos estéticos favoritos a los 20

En las nuevas generaciones, todo parece adelantarse. Hasta hace unos años, la consulta del dermatólogo o el médico estético las visitaban básicamente mujeres a partir de los, digamos, 35. Bueno, no lo decimos nosotros, sino el último estudio de la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética): del debut en la mitad de la treintena al estreno a los veintitantos (también mayoritariamente chicas, aunque más chicos que antes).

Dice el informe que lo que más se pide a esta edad son rellenos de ácido hialurónico en labios y toxina botulínica. ¿Tan pronto? Pues sí. Lo confirma la Dra. Gema Pérez Sevilla, experta en antienvejecimiento y longevidad, que introduce un nuevo concepto: el prejuvenecimiento. Se trata de la combinación de la rutina de cuidado de la piel con tratamientos no quirúrgicos para ayudar a promover la producción de colágeno y fortalecer la barrera cutánea. En otras generaciones lo habitual era esperar a ver las primeras arrugas, pero ahora se actúa 'antes de'. “Con tanta información al alcance de la mano, gracias a las redes sociales, combinadas con los avances en estética, los más jóvenes buscan formas preventivas de mantener su piel en buen estado”, asegura la Dra. Pérez Sevilla.

Y junto al ácido hialurónico o al bótox de los que habla la SEME, está la calidad de la piel, “sobre todo si se sufre alguna enfermedad cutánea, como el acné, la rosácea o los poros dilatados. También se recurre mucho al relleno de labios y a la rinomodelación con ácido hialurónico”. Según la experta, al ser retoques sutiles, los resultados son más naturales “sin un cambio tan drástico como sucedía hace años”.

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21 no es igual que 29

Pero la cirujana diferencia entre el comienzo de la veintena y el final porque, dice, esta década no es unificable. “No es lo mismo tener 21 que 29 años. Entre los 30 y 40 quizá no haya tanta diferencia, pero en este rango sí. Sería razonable que al final de la década se comenzara con tratamientos de prejuvenecimiento como las patitas de gallo, algunas arrugas dinámicas o de calidad de piel, pero no a los 20”. Gema Pérez Sevilla habla del cuidado que hay que tener con la obsesión por no envejecer, trasladada cada vez a una edad más temprana.

“Los jóvenes están bombardeados con una imagen de belleza muy estereotipada y parece que si te sales de ese canon no es una belleza correcta; esto tiene repercusión a una edad en la que se siente que si te sales del estereotipo no eres suficiente, eres defectuoso y no vales, y esto a nivel autoestima es muy grave. Las redes sociales y los likes están creando generaciones narcisistas y fomentando el vivir para la imagen olvidando cuidar nuestro interior. A la vez, se está creando una dependencia de ese canon de belleza: hay que invertir y gastar en ella”.

Según la experta, es razonable que uno quiera envejecer bien y corregir un defecto si se desea, pero tratando de proteger a los más jóvenes del bombardeo comercial al respecto. “Los seres humanos somos imperfectos y existen muchos tipos de belleza”. Lo que sí es saludable, según la cirujana, es a comienzos de los veinte tratar las enfermedades dermatológicas, como el acné, la rosácea y la dermatitis atópica para tener menos secuelas en el futuro.

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Microbótox: menos grasa, rojeces y finas líneas de expresión

Asociamos el bótox a las arrugas, pero tiene otras funciones. En su versión micro, regula la grasa facial, las rojeces y las líneas finitas de expresión, además de tratar el acné y la rosácea porque inhibe la liberación de mediadores de inflamación y disminuye el tamaño del poro.

Por micro entendemos, como explicó la dermatóloga Elia Roo en la reciente Reunión del GEDET (Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica), la inyección de microgotas de toxina botulínica 'tipo A' diluida a nivel intradérmico, de manera superficial y en pequeñas dosis. “Puede usarse solo o combinado con ácido hialurónico no reticulado o vitaminas”.

La Dra. Mar Lázaro, experta en medicina estética, añade que en la veintena, la versión suave del bótox es protagonista. “Suelen pedirte lo que también se llama 'baby bótox', sobre todo en las patas de gallo, para que se amplíe un poco la mirada con una elevación sutil de la ceja. Si hablamos de calidad de piel, algo en lo que llegan a esta edad bajo la influencia de redes como Instagram, eligen los peeling y la bioestimulación con vitaminas”.

Pero Lázaro alerta, en la línea de La Dra. Pérez Sevilla, de la necesidad de frenar en ocasiones a un público aún en desarrollo emocional y susceptible de caer en la dinámica de ofertas y descuentos en el sector. “No podemos vender estética, es un auténtico peligro para estos jóvenes”, resume.