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Armonización facial: ¿en qué consiste el tratamiento del que habla todo el mundo?
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NUEVOS CONCEPTOS

Armonización facial: ¿en qué consiste el tratamiento del que habla todo el mundo?

Este término tan presente en redes sociales, foros de estética y profesionales médicos busca el equilibrio en el rostro a través de diferentes técnicas sutiles y no invasivas. La cuestión es no pasarse

Foto: Simetría en manos de los especialistas. (Imaxtree)
Simetría en manos de los especialistas. (Imaxtree)

De todo, pero poco. En términos coloquiales, en esto consistiría la tan de moda armonización facial, que solo en hashtags de Instagram acumula 213.00 menciones. Hablamos de medicina estética, de esas técnicas no quirúrgicas que se sirven de infiltraciones para conseguir un rostro proporcionado, natural y rejuvenecido. Suena fantástico, pero en este punto surgen varias dudas. ¿Infiltraciones de qué? ¿Cuántas y dónde? ¿No acabaré hiperretocada? Hemos preguntado a varios doctores. Ana Rodríguez-Villa, dermatóloga de Instituto Médico Ricart, aclara en qué consiste el concepto. “La armonización facial combina varios tratamientos para recuperar la volumetría y el posicionamiento de las estructuras alteradas por el proceso de envejecimiento; es decir, el objetivo es restablecer los puntos de apoyo más afectados por el paso del tiempo”.

placeholder Saber dónde te tienes que pinchar es importante. (iStock)
Saber dónde te tienes que pinchar es importante. (iStock)

Hay que destacar que también equilibra las facciones de pacientes jóvenes para embellecerlas; es decir, que el plan no es solo recuperar, sino también mejorar. “Ejemplo: chica joven, sin flacidez ni arrugas, pero con un mentón muy posterior que provoca que en proporción el tercio inferior de su cara esté en desacuerdo con el resto de las estructuras que conforman su rostro. Es un caso de armonización con el que buscamos aportar la proporción a este tipo de cara”, cuenta la Dra. Ana Rodríguez-Villa.

Rellenos y toxina, de base

En cuanto a las técnicas, es el paciente el que las determina según sus necesidades. “Habitualmente son personas que pierden los volúmenes de soporte que suele tener una persona joven; es decir, el hueso y los paquetes grasos se reabsorben y migran, y en estos casos empleamos ácido hialurónico e hidroxiapatita cálcica para recuperar estos volúmenes”, apunta la dermatóloga. Y cuando hay mucha caída del ojo, la elegida es la toxina botulínica.

El Dr. César González Mosteyrin es médico estético de la clínica Mimathé. Entre sus técnicas están los bioestimuladores (como pueda ser la hidroxiapatita cálcica) combinados con factores de crecimiento. “Esto permite regenerar la piel del rostro; si queremos estimular colágeno y elastina y conseguir a la vez una piel más luminosa y tersa, podemos utilizar un microneedling como Dermapen (una especie de lápiz con finísimas agujas que reduce líneas de expresión, falta de tensión o manchas)”. Y si de corregir arrugas se trata, o de evitar que se hagan más profundas, de nuevo el tratamiento elegido es un neuromodulador como el bótox.

A pequeñas dosis

Pero ojo, porque con tanta técnica puede surgir la duda de si el resultado no será el de una cara hiperrellenada y artificial. La respuesta es que no, porque precisamente se busca la armonía y se parte de la premisa de 'menos es más'.

Ana Rodríguez-Villa entiende que ese riesgo existe, pero, puntualiza, en el caso de que el profesional se empeñe en devolver esas estructuras a un rango que no les pertenece. “Sin embargo, nosotros armonizamos de acuerdo con el contexto de nuestra paciente; es decir, proporción no quiere decir regresión. Yo busco la proporción de la cara de una persona de 50 años y no la voy a tratar reposicionando volúmenes acordes a una generación más joven”. Y para que así sea la referencia es un buen diagnóstico clínico: la evaluación previa y lo que se llama 'mapeo facial' del paciente para poder tratar los puntos clave.

placeholder Por zonas. (iStock)
Por zonas. (iStock)

“Es muy típico encontrar una reabsorción de la sien, del hueso malar, de los paquetes grasos. Siempre explico a mis pacientes que hay puntos de inversión; es decir, el cambio no es superevidente, sino que son puntos que favorecen porque revierten el envejecimiento y van a prevenir que siga ocurriendo y además consiguen de forma simultánea un efecto con otras estructuras, porque están conectados con otros ligamentos que tiene capacidad para transmitir esa tensión o reposición a otros tejidos cercanos. Hablo de la sien porque es un área anatómica en la que pinchamos y percibimos la armonía de forma sutil, ya que el tratamiento de una cara con pérdida de volumen a ese nivel provoca que se pierda la proporción con el canto del ojo y la ceja. Además, es un punto en el que conseguiremos mayor tensión en otros puntos del tercio medio. En IMR partimos de un exhaustivo diagnóstico facial que se apoya en la simetría, el promedio y el tamaño de los rasgos de cada persona”, detalla la especialista.

“Nos apoyamos en las medidas exactas, utilizamos la cantidad de producto necesaria para cada caso y localizamos a la perfección el área facial donde deben infiltrarse las sustancias con nuestra innovadora técnica de inyección asistida y guiada por ecografía, una práctica pionera que ha revolucionado la medicina estética. El ecógrafo nos permite visualizar los tejidos y las estructuras de la piel al mismo tiempo que inyectamos rellenos o neuromoduladores, proporcionando seguridad durante el tratamiento y precisión en el resultado”, aclara.

Foto: Foto: iStock.

Otra cosa es la cartera: hay que tener en cuenta que hablamos de retoques sutiles, pero que según necesidades, pueden ser varios. No existe un precio de referencia para empezar a hablar de armonización facial, pero a grandes rasgos, una toxina botulínica cuesta (en función de la clínica y el profesional) entre 350 y 400€ y dura alrededor de 4 meses, y un relleno (dependiendo de si es ácido hialurónico o hidroxiapatita cálcica) puede partir de una cantidad similar en una zona concreta, aunque los resultados permanecen más tiempo: entre 8 y 12 meses.

De todo, pero poco. En términos coloquiales, en esto consistiría la tan de moda armonización facial, que solo en hashtags de Instagram acumula 213.00 menciones. Hablamos de medicina estética, de esas técnicas no quirúrgicas que se sirven de infiltraciones para conseguir un rostro proporcionado, natural y rejuvenecido. Suena fantástico, pero en este punto surgen varias dudas. ¿Infiltraciones de qué? ¿Cuántas y dónde? ¿No acabaré hiperretocada? Hemos preguntado a varios doctores. Ana Rodríguez-Villa, dermatóloga de Instituto Médico Ricart, aclara en qué consiste el concepto. “La armonización facial combina varios tratamientos para recuperar la volumetría y el posicionamiento de las estructuras alteradas por el proceso de envejecimiento; es decir, el objetivo es restablecer los puntos de apoyo más afectados por el paso del tiempo”.

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