El gran tabú: cómo solucionar los problemas de 'la zona V' (sí, hablamos de la vagina)

Es un hecho. "Las mujeres solemos hablar poco de nuestra vagina por varios motivos: no la conocemos tanto como creemos, tiene connotaciones sexuales y reproductivas, y después de embarazos y partos asumimos que sus alteraciones son normales y no tenemos en mente realizar ningún tratamiento para mejorar su salud y también, por qué no, su estética", señala la Dra. Miriam Quiñones, médico especialista en obstetricia y ginecología y colaboradora de la firma Inmode.

Existe un miedo o desconocimiento ante todo el entorno de la vagina: la vulva, el suelo pélvico y el conjunto de músculos que sostienen nuestros genitales. Y aunque se han descrito más de 400 posibles tipos de genitales femeninos según su tamaño, forma y color, no podemos asumir que muchos problemas que sí lo son pueden verse como características únicas de esta zona.

Los genitales femeninos van variando con la edad, los partos, la menopausia, algunas patologías y medicación. Y, por supuesto, con los años de menstruaciones pueden aparecer problemas funcionales como molestias durante las relaciones sexuales o roces al practicar determinados deportes, así como psicológicos ante una pérdida de seguridad personal o de confianza sexual, prolapsos y descontento con la forma de la vulva. También otros como la incontinencia urinaria, la sequedad vaginal o la atrofia genital, que se dan en las mujeres que están en la etapa menopáusica. Todas estas alteraciones tienen remedio gracias a la tecnología y la ciencia, pero el primer paso, según la doctora Quiñones, es que la salud y el bienestar íntimo femeninos formen parte de lo que se instruye desde la niñez: "Así seguramente las repercusiones negativas derivadas de las alteraciones serían menores, puesto que educaríamos en su prevención. Afortunadamente, estamos en el camino de empezar a darle la importancia que estos temas merecen".

Un proceso que es necesario a nivel social, pero que conlleva un cambio de mentalidad. Mientras tanto, entre las mujeres debemos concienciarnos las unas a las otras de que estas afecciones pueden ser tratadas y que, dado el avance tecnológico y quirúrgico, los resultados son muy satisfactorios. La solución pasa por procedimientos de estética genital femenina, o ginecoestética, que han evolucionado notablemente en los últimos años. “A pesar de la evolución de la medicina estética y de la apertura de la mujer en la sociedad, siguen existiendo temas tabús alrededor del aparato genital femenino. De hecho, la apertura del Museum Vagina en Reino Unido ha sido muy criticada. Genera cierto pudor hablar del tema, incluso con los médicos. Las pacientes llegan un poco avergonzadas”, asegura la doctora especializada en cirugía plástica reparadora y estética Lía Fabiano.

TE PUEDE INTERESAR

Flexibilidad, pasión y resiliencia, claves en el nuevo paradigma del éxito

M.Corisco

Para atajar algunos de estos problemas encontramos metodología no invasiva como la que ha desarrollado Inmode con un cabezal médico estético que es capaz de solucionar las diferentes afecciones vaginales de la mujer. VTone es una tecnología suave que cuenta con la aprobación de la FDDA. Durante 20 minutos que dura la sesión, VTone proporciona una estimulación electromuscular, intravaginal y una reeducación neuromuscular que rehabilita los músculos de un suelo pélvico débil y trata la incontinencia urinaria originada por estrés, urgencia o mixta. “El aplicador se introduce en el canal vaginal de una manera rápida y cómoda, y emite las contracciones, de una manera eficaz y sin dolor”, señala la Dra. Miriam Quiñones. Este tratamiento es perfecto para los casos de sequedad genital, atrofia, infecciones urinarias o el prolapso genital.

La cuestión estética

Hay tratamientos que mejoran el aspecto de la zona, pero pasando por técnicas de cirugía estética genital femenina, como es el caso de la labioplastia, que consiste en reducir el tamaño de la apertura vaginal. A veces puede ir acompañada de un cambio en la forma de los labios mayores y/o menores. La labioplastia también puede ir acompañada de un aumento del tamaño del clítoris. También encontramos la clitoplastia, una intervención en la que se esconde el clítoris realizando un corte pequeño alrededor de la corona y plegándolo. La himenoplastia consiste en restaurar el himen. También encontramos el blanqueamiento de la zona vulvar y anal que busca recuperar ese color rosado en las dos zonas, más propio de la juventud. Para lograrlo se usan láser, cremas que contienen substancias despigmentantes de la familia de la hidroquinona o del ácido kójico y combinaciones de peelings, que suelen combinar ácido salicílico y ácido glicólico. El uso de estos productos quema la capa superficial de la piel, que forma una costra y se cae días más tarde. Estas y muchas otras técnicas buscan la belleza de 'la zona V'.

"Estas técnicas no deben considerarse una solución a ninguna difunción sexual femenina o a problemas de suelo pélvico", nos confirma Lía Fabiano. “La alteración del deseo sexual, la dificultad de excitación o para alcanzar el orgasmo son problemas complejos y multifactoriales que a menudo exigen cambios emocionales. Tampoco resuelven los problemas del suelo pélvico. Más del 50% de las pacientes que consultan estas técnicas por relajación o amplitud vaginal presentan otras alteraciones musculares. Estos y otros problemas como el prolapso genital, por ejemplo, deben ser corregidos antes de proceder a cualquier técnica estética”, explica Fabiano.

“Todas estas técnicas y procedimientos tienen sus riesgos de complicaciones, tales como infecciones posoperatorias, asimetría, curación tórpida (difícil) de la herida, retención urinaria, retracción de la piel y dispareunia (relaciones sexuales dolorosas) transitoria, entre otras. No obstante, están lo suficientemente desarrolladas para realizarse de forma segura para las pacientes, como podría ser también una cirugía de mamas. Todas las técnicas buscan resolver problemas sin correr riesgos”, puntualiza la cirujana estética.