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¿Son rojeces o rosácea? Aprende a identificarlas para tratarlas adecuadamente
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PIEL SIN SECRETOS

¿Son rojeces o rosácea? Aprende a identificarlas para tratarlas adecuadamente

Aunque la piel puede enrojecerse por muchos motivos, el flushing es un clásico signo de rosácea. Estas claves te ayudarán a descubrir cuál es tu caso

Foto: Mejillas ruborizadas en el desfile de N 21. (Launchmetrics Spotlights)
Mejillas ruborizadas en el desfile de N 21. (Launchmetrics Spotlights)

Quien más quien menos ha tenido rojeces en alguna ocasión. Si bien las pieles claras y finas son más propensas a su aparición, es habitual enrojecerse con ciertas situaciones. Los cambios bruscos de temperatura, hacer deporte, pasear con viento o, por qué no, hablar en público suelen ser los desencadenantes externos más frecuentes. Aunque también existen otros internos como la predisposición genética, las alteraciones circulatorias, los cambios hormonales o el estrés.

Entre causas médicas encontramos el lupus, algunas infecciones, el eritema neurovascular o los eccemas. La duda surge cuando nos paramos a pensar que el flushing (como también se conoce a este fenómeno cutáneo) es uno de los signos más frecuentes de la rosácea.

placeholder La piel sensible se ve especialmente perjudicada de la falta de humedad en el aire. (Unsplash)
La piel sensible se ve especialmente perjudicada de la falta de humedad en el aire. (Unsplash)

De hecho, como señala Marta García-Legaz, dermatóloga en Instituto Médico Ricart, "una piel con rojeces no siempre tiene porque ser rosácea, aunque las pieles con rosácea suelen tener siempre rojeces". Por tanto, aprender a identificar ambas patologías resulta clave para poder tratarlas adecuadamente. Para ello, empecemos por su definición. Las rojeces se pueden explicar como un estado de alteración, generalmente pasajero, que suele conllevar una alteración de la función barrera. La rosácea, por su parte, es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel -se suele centrar en pómulos, nariz, mentón y frente- que se estima que afecta a 415 millones de personas en todo el mundo y que suele cursar en brotes.

placeholder Las rojeces se suelen concentrar en la zona de las mejillas. (Launchmetrics Spotlight)
Las rojeces se suelen concentrar en la zona de las mejillas. (Launchmetrics Spotlight)

Así pues, sus signos son también diferentes. El rubor puede provocar cierta sensación ligera de calor y picor. Pero no tiene por qué generar molestia alguna. "Sin embargo, en la rosácea la piel es reactiva y se puede notar ardor y sequedad, además pueden aparecer granos", señala la doctora García-Legaz. También puede ir acompañado de telangiectasias o arañas vasculares e, incluso, cierto engrosamiento cutáneo.

Un síntoma que no es muy popular, pero que está estrechamente relacionado con la rosácea son los problemas oculares. La razón es que esta enfermedad puede generar inflamación de los párpados -también son piel- y, a su vez, provocar sensación de arena, irritación, enrojecimiento o sequedad ocular.

placeholder Los párpados también se ven afectados por las rojeces. (Launchmetrics Spotlight)
Los párpados también se ven afectados por las rojeces. (Launchmetrics Spotlight)

Pese a su alcance, las causas de la rosácea siguen siendo objeto de debate. Se sabe, sobre todo por experiencia, que ciertos alimentos, como los picantes, el alcohol o el estrés. Pero recientemente se está relacionando su aparición con la presencia de un ácaro -el demodex-, que se encuentra en cantidades elevadas en la piel de personas con rosácea.

Otra perspectiva interesante es tener en cuenta que estas pieles son realmente grasas. "En las que se produce un aumento del tamaño de las glándulas sebáceas que, además, generan un tipo de grasa más irritante que la del acné", aclara la dermatóloga del Instituto Médico Ricart. De hecho, también es muy frecuente confundir un brote de rosácea con uno de acné.

placeholder Resulta habitual confundir un brote de rosácea con uno de acné. (Reuters)
Resulta habitual confundir un brote de rosácea con uno de acné. (Reuters)

Una vez que se ha identificado si se padece rosácea -siempre con el consejo de un médico- es imprescindible tratarla para así paliar sus síntomas y mejorar su condición espaciando cada vez más los brotes. No olvidemos que, según una reciente encuesta de Galderma, una de cada tres personas con rosácea sufre pérdida de confianza, condicionando su calidad de vida. Con respecto a los activos más adecuados, la doctora Ana Reymundo, dermatóloga de la clínica Dr Morales Raya, recomienda "usar cremas hidratantes orientadas a restaurar la función barrera de la piel y antinflamatorias y transformadoras, que contengan ácido azelaico o retinol".

La ivermectina, un antiparasitario bajo prescripción médica, enfocado a erradicar el demodex, también está demostrando eficacia. Y, por supuesto, siempre hay que aplicar fotoprotección. "Si hablamos de tratamientos dermatológicos o de medicina estética, sin duda el láser es el rey, ya que nos pemite controlar las rojeces y bajar la inflamación", subraya la doctora Reymundo. La terapia biofotolumínica o el IPL son otras opciones interesantes.

Quien más quien menos ha tenido rojeces en alguna ocasión. Si bien las pieles claras y finas son más propensas a su aparición, es habitual enrojecerse con ciertas situaciones. Los cambios bruscos de temperatura, hacer deporte, pasear con viento o, por qué no, hablar en público suelen ser los desencadenantes externos más frecuentes. Aunque también existen otros internos como la predisposición genética, las alteraciones circulatorias, los cambios hormonales o el estrés.

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