¿Por qué tu piel necesita antioxidantes? Descubre su función protectora
Estas moléculas son un ‘must’ para el cuidado de la piel pero, ¿qué son exactamente y cuál es su papel? La dermatóloga Marta Vilavella tiene las respuestas
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Los antioxidantes son grupo de moléculas cuya función principal es neutralizar el estrés oxidativo de las células. “Permiten que las células se degraden de una manera más lenta y no pierdan su función”, explica Marta Vilavella, dermatóloga de la Clínica IDERMIC.
Pero, para comprender mejor su funcionamiento, hay que empezar por el principio… Cada célula del cuerpo está formada por el genoma (ADN), es decir, los portadores de la información biológica, y por el proteoma, que son todas las proteínas que la componen.
El genoma es la parte constante y el proteoma, por el contrario, es una entidad dinámica que se adapta según las necesidades de la célula y el entorno de la misma. Por ello, se convierte en el punto de partida de todas las funciones vitales de la piel.
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Las proteínas forman la estructura, el marco y la densidad de las capas cutáneas, como la elastina o el colágeno. Además, son las encargadas de que todos los procesos fisiológicos vitales como la respiración, la reparación, la comunicación y la eliminación de residuos se lleven a cabo correctamente. De esta forma, se garantiza la salud y el equilibrio de nuestro órgano más grande: la piel.
Tanto es así, que el biólogo molecular y fundador del Instituto Mediterráneo de Ciencias de la Vida (MedILS), Miroslav Radman junto a NAOS Aging Science, han llevado a cabo un estudio que muestra que proteger la integridad del proteoma podría ayudar a retrasar el envejecimiento de la piel o carbonilación (oxidación de las proteínas).
Ahora sí, partiendo de esta información como base, es el momento de profundizar más sobre los antioxidantes.
Protección frente a los radicales libres
Como indica la experta al inicio, los antioxidantes cumplen un papel protector. “Son sustancias que protegen a nuestras células de la oxidación y degradación producida por los radicales libres del oxígeno y el estrés oxidativo.Ya sea por proceso endógeno (nuestro propio envejecimiento celular) como por proceso exógeno (radiación solar, contaminación, estrés, dieta no equilibrada)”, añade la dermatóloga.
Los radicales libres, por su parte, son moléculas que tienen un electrón desapareado en su orbital más externo. “Esto les confiere una capacidad de reacción elevada, por lo que interactúan como las células y cambian su función, acelerando su degradación”, detalla Marta Vilavella.
Es por ello que, desde hace años, en el mundo de la cosmética se utiliza la aplicación de antioxidantes para retrasar el envejecimiento de la piel. Sin embargo, los antioxidantes tradicionales únicamente actúan frente a los radicales libres del oxígeno y no sobre las proteínas que conforman el proteoma y son fundamentales para preservar la juventud de la piel. Por lo tanto, no previenen la carbonilación.
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La clave contra la carbonilación del proteoma
El término carbonilación hace referencia a un fenómeno irreversible relacionado con la oxidación. Cuando ocurre, las proteínas pierden su estructura tridimensional y la capacidad de realizar sus funciones biológicas, por lo que deben reciclarse o eliminarse.
Con el paso de los años, es más complejo eliminarlas y pueden acumularse en forma de agregados tóxicos que aceleran el envejecimiento, lo que se traduce en arrugas, pérdida de luminosidad, firmeza y densidad en la piel.
Para prevenir que esto suceda, la respuesta puede estar en los antioxidantes de nueva generación. “Estos actúan sobre las proteínas del organismo directamente e impiden la carbonilación de las mismas por los radicales libres. Además, tienen una función protectora de las chaperonas, unas moléculas que tenemos en el organismo y reparan las células”, indica la dermatóloga.
Desde NAOS –basándose en los estudios del profesor Radman– han descubierto que la bacteria Arthrobacter agilis tiene propiedades antioxidantes que proporcionan a las células cutáneas una alta protección, ya que cuentan con la presencia de pigmentos rojos biológicos que imitan los sistemas de defensa naturales de la piel: las bacteriorruberinas. Se trata de chaperona antioxidante que reduce el nivel de carbonilación de las proteínas, previene daños irreversibles y contribuye a restaurar el correcto funcionamiento celular. Un hallazgo que abre nuevas vías para el cuidado de la piel a largo plazo.
Los antioxidantes son grupo de moléculas cuya función principal es neutralizar el estrés oxidativo de las células. “Permiten que las células se degraden de una manera más lenta y no pierdan su función”, explica Marta Vilavella, dermatóloga de la Clínica IDERMIC.