Las repercusiones 'beauty' de Jane Birkin en la belleza: del diastema al flequillo

El inesperado, no por edad sino por silencioso, adiós de Jane Birkin sorprendía una mañana de domingo, cuando encontraban a la actriz y cantante inglesa sin vida en su casa. Como si todo el mundo la tuviera siempre presente en su vida, no tardaban en llegar los posts en redes sociales sobre sus estilismos transgresores, el bolso al que Hermès le dio su nombre y que ella jamás llevó como se lleva ahora… Parecía que Jane Birkin, la inglesa más francesa, solo había sido un icono de la moda o la pareja de Serge Gainsbourg y la protagonista del erotiquísimo ‘Je t'aime moi non plus’.

Pero cuando pasó el tiempo de las fotos en blanco y negro, con vestidos de crochet que dejaban su anatomía a la vista, cargando bolsos Birkin repletos de abalorios o con sus hijas al hombro… Cuando pasaron los años, quedó la Jane Birkin auténtica, con su inalterable flequillo recto, sus pestañas bien separadas y mascaradas, y una prominente sonrisa con un diastema orgulloso que ni Vanessa Paradis ni Madonna convirtieron en algo bello.

Las repercusiones de Jane Birkin en el mundo de la belleza son mucho menos vistosas que sus andaduras en el terreno de la moda. En vez de un bolso con su nombre, la inglesa, concretamente londinense, que se apoderó del chic francés, más incluso que Carla Bruni -que no es francesa, sino italiana-, sí tiene un corte de pelo con su nombre. Igual que Brigitte Bardot hizo que millones de mujeres en todo el mundo degradaran sus mechones frontales para lucir un flequillo esponjoso y abierto con el que enmarcar sus facciones, Jane logró que su flequillo fino y recto, ese que ahora llamamos ‘curtain fringe’ o ‘flequillo cortina’, se conozca entre los estilistas como ‘flequillo Birkin’.

El flequillo al que cambiaron el nombre

Es más, ese flequillo es algo así como la quintaesencia del chic francés. La prueba más cercana la encontramos, por ejemplo, en Lily Collins, quien, para confirmar que su personaje Emily se ha adaptado a la vida en París, se corta el pelo a la francesa… Es decir, se hace un flequillo Birkin, eso sí, con un degradado más de este siglo.

"Sin duda, el rasgo más icónico en la imagen de Jane Birkin fue su flequillo, al que dio nombre propio. Se trata de un flequillo largo, recto y ligeramente despuntado, con un aspecto muy ligero y relajado. Es un estilo muy versátil, fresco y juvenil, motivo por el que nunca deja de levantar pasiones. Otras de sus ventajas son que enfatiza la zona de la mirada y suaviza las facciones”, declara Mª José Llata, directora de Peluquería Llata Carrera.

El suyo es un flequillo que asociamos al instante con la década de los años 70, en parte por el largo de su melena y por su cabello siempre fino y liso. “Aunque se puede llevar con todo tipo de medidas de cabello, ella lo popularizó junto a una melena larga y lisa, con un acabado 'effortless chic' muy parisino, otra de sus contribuciones al mundo beauty. Este flequillo le permitía dar cuerpo, movimiento y personalidad a un tipo de peinado que, de lo contrario, se podría ver soso y sin vida”, explica la peluquera.

Sin embargo, otro de esos detalles Birkin que pasaban desapercibidos pero que era esencial para construir su estilismo fueron las capas largas que, como precisa la experta, “iban contorneando el rostro para realzarlo y añadiendo textura a la zona frontal y las puntas”. Este recurso de las capas se convirtió en su truco para ganar volumen, cuerpo y movimiento en su cabello fino, algo que se fue agudizando: “Con los años se decantó por medidas más cortas y texturas onduladas o rizadas, buenas opciones para disimular la falta de densidad que se produce con el tiempo".

Maquillaje Jane Birkin, el otro gran olvidado

En los años 60 y 70, en los que la cantante alcanzó la cúspide de su carrera, el maquillaje estaba sufriendo un cambio de dirección muy importante y de cuyas repercusiones aún vivimos. La tez impoluta, aterciopelada y, prácticamente, de porcelana o las sombras de ojo pastel quedaron a un lado para abrazar un movimiento nunca visto: la naturalidad. Birkin, en la ola de las tendencias, no solo se apuntó al movimiento, sino que lo dominó. “Era precursora del maquillaje natural”, nos explica Andrea Mengs, maquilladora en los salones de Moncho Moreno.

Por ejemplo, el maquillaje de sus ojos es fácil de recordar. Igual que Twiggy pintaba líneas verticales en sus pestañas inferiores para lograr una mirada de impacto, Birkin prestaba especial atención a las suyas. “En cuanto a los ojos, su maquillaje era muy años 60, con las pestañas muy marcadas creando un efecto ‘muñeca’ y con la cuenca del ojo muy marcada”, precisa la maquilladora. Este trabajo de las pestañas para conseguir el efecto puppet (marioneta) se ha convertido en una de las tendencias de maquillaje más potentes del 2023; las vimos en los Goya con Clara Lago o denominadas como stiletto lashes en los looks más celebrados de Zendaya o Lizzo.

Pero las repercusiones beauty de Jane Birkin continúan, como apunta Andrea Mengs: “Ella incorporó el maquillaje efecto sol, con un efecto bronceado en las mejillas y en la nariz, usando colorete en crema en ambas partes. Pero siempre con naturalidad”. Hasta la fecha, más allá de la defensa del bronceado de Gabrielle Chanel, tener las mejillas bronceadas por el sol no era habitual, siempre se buscaban las pieles níveas, pálidas y aterciopeladas. La piel de Jane estaba besada por el sol e incluso dejaba a la vista las pecas.

Visionaria de la belleza natural, no solo su maquillaje era más minimalista, centrado solo en destacar un punto fuerte, o su cabello se amoldaba a sus necesidades, sorteando las tendencias de volumen XXL. En tiempo de exuberancias y perfeccionismo, Jane Birkin abrazaba sus cualidades que no encajaban con la moda y llegó a convertirlas en tendencia. El citado diastema, la separación de los incisivos centrales, antes de Jane se escondía, ahora se presume de él o incluso se fuerza, separando voluntariamente los dientes. Jane Birkin, simplemente, lució su naturalidad.