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Descubre los inductores de colágeno: ni todos se inyectan ni valen para todo el mundo
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PIEL FIRME

Descubre los inductores de colágeno: ni todos se inyectan ni valen para todo el mundo

Todo el mundo habla de ellos y de sus beneficios para la piel, pero estos procedimientos van más allá de las infiltraciones y pinchazos. Te lo contamos

Foto: Los inductores de colágeno combaten, sobre todo, la flacidez. (Launchmetrics Spotlight)
Los inductores de colágeno combaten, sobre todo, la flacidez. (Launchmetrics Spotlight)

¡Ay el colágeno! Qué injusto es que la proteína encargada de que la piel se vea y se sienta más tersa, lisa y suave vaya desapareciendo de nuestro organismo según cumplimos años. De hecho, se calcula que a partir de los 30 perdemos a razón de un 1% de esta sustancia cada año. Incluso, desde los 20, el ritmo de su síntesis se ralentiza. Es más, una vez que empieza la menopausia la caída de su producción puede alcanzar el 30%. Todo esto se traduce en flacidez, arrugas, descolgamiento y estructuras desdibujadas. Quizá, por todo ello, los inductores de colágeno se han convertido en los últimos tiempos en uno de los procedimientos más demandados en medicina estética.

Los más conocidos son las infiltraciones. Tiene sentido, ya que estas sustancias, aplicadas mediante técnicas de relleno, pueden ayudar a restaurar de forma rápida y segura los niveles de creación natural de colágeno. Además de la fiabilidad que aporta el hecho de que sean biocompatibles, se emplean en medicina estética desde hace ya más de dos décadas. Es decir, son viejos conocidos en consulta. Sin embargo, la doctora Sofía Ruiz del Cueto, codirectora de la clínica Mira+Cueto (Madrid), insiste en que los pinchazos son solo uno de los tipos de inductores de colágeno. "Los definimos como todos aquellos procedimientos que estimulan la formación de colágeno: inyectables, aparatología e incluso cosmética, como los retinoides, teniendo en cuenta que no todos realizan esa estimulación en el mismo grado y calidad de colágeno", explica.

Foto: Primer plano de las pieles iluminadísima en el desfile de Eudon Choi. (Imaxtree)

También en aparatología

Por tanto, nos encontramos con que dentro de la medicina estética existen dos grandes grupos de inductores. Los inyectables y la aparatología. Entre los primeros están la hidroxiapatita cálcica y la policaprolactona. Ambos son de los más empleados por los profesionales tanto por su seguridad como, sobre todo en el segundo caso, por sus resultados para casos de mucha flacidez. Aquí también estarían el ácido poliláctico, uno de los primeros en usarse con fines estéticos y que proporciona grandes resultados en cuerpo; y la polidioxanona. Esta última, a su vez, se puede o bien infiltrar en versión gel o emplear con hilos tensores (también se introducen en el rostro mediante cánula).

placeholder El láser o el IPL también son dos grandes inductores de colágeno. (Pexels)
El láser o el IPL también son dos grandes inductores de colágeno. (Pexels)

El segundo gran grupo de inductores de colágeno son los aparatos. Aquí la experta incluye técnicas como la radiofrecuencia, los ultrasonidos, el láser y la luz pulsada intensa (IPL). Lo que tienen en común es que producen una lesión del tejido totalmente controlada. "Según la penetración y la intensidad con que se apliquen producirán más o menos colágeno y de una manera más superficial, profunda o en diversos planos", añade la doctora. Incluso podemos considerar que algunas fórmulas cosméticas, especialmente los retinoides, también realizan esa estimulación de colágeno. "Dependiendo del diagnóstico que se realice a cada paciente se le recomendará un inductor determinado o, por qué no, la combinación de varios para lograr el resultado deseado", comenta la doctora Mar Mira, la otra codirectora del centro.

En cualquier caso, aunque, por supuesto, no en el mismo grado y calidad, todas las técnicas mencionadas logran combatir la flacidez. "Pero es importante tener en cuenta que este descolgamiento se produce por dos factores principales: por pérdida de estructuras de soporte, que se recupera con ácido hialurónico; y la laxitud de las estructuras por pérdida de colágeno, que es donde actúan los inductores de colágeno”, aclara la doctora Ruiz del Cueto.

¿Cuál es el paciente ideal?

Evidentemente, quienes presentan cualquier tipo de flacidez, especialmente si es leve o moderada, se convertirán en los pacientes más adecuados para los inductores de colágeno. Esta se puede reflejar en la pérdida de volumen en los pómulos, una línea mandibular desdibujada o cejas caídas, por citar algunos ejemplos. Pero también es interesante recurrir a dichos procedimientos a modo preventivo.

Foto: El sol también aporta infinidad de beneficios. (Unsplash/Pawel Szvmanski)

"A partir de los 30 años destruimos más colágeno del que fabricamos. Si a esto le sumamos factores externos como el sol, el tabaco o el estrés, vamos perdiéndolo de manera progresiva y exponencial. Además, esta pérdida se ve agravada en la mujer durante la menopausia. Es importante mantener la tasa de colágeno (proteína que aporta solidez y consistencia) para evitar la laxitud, que es cuando la piel queda no solo más fina y laxa, sino propensa a hematomas y lesiones”, señala la Dra. Sofía Ruiz del Cueto.

¡Ay el colágeno! Qué injusto es que la proteína encargada de que la piel se vea y se sienta más tersa, lisa y suave vaya desapareciendo de nuestro organismo según cumplimos años. De hecho, se calcula que a partir de los 30 perdemos a razón de un 1% de esta sustancia cada año. Incluso, desde los 20, el ritmo de su síntesis se ralentiza. Es más, una vez que empieza la menopausia la caída de su producción puede alcanzar el 30%. Todo esto se traduce en flacidez, arrugas, descolgamiento y estructuras desdibujadas. Quizá, por todo ello, los inductores de colágeno se han convertido en los últimos tiempos en uno de los procedimientos más demandados en medicina estética.

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