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¿Son los cultivos verticales el futuro de la cosmética?
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ECOLOGÍA & BELLEZA

¿Son los cultivos verticales el futuro de la cosmética?

Tower Farm podría ser un lugar que solo existe en el imaginario colectivo en las películas de ficción, pero no es así. Hanna Paschyna nos explica pormenorizadamente cada uno de los detalles de este revolucionario sistema

Foto: Ulé Beauty. (Cortesía)
Ulé Beauty. (Cortesía)

Tower Farm podría ser un lugar que solo existe en el imaginario colectivo en las películas de ficción, pero no es así. En los alrededores de París encontramos una nave con aspecto de invernadero tras el que se encuentra un innovador sistema de jardines verticales.

Una técnica que en principio se utilizó para la industria alimentaria y ahora se emplea para la cosmética. Hanna Paschyna, directora de operaciones, nos explica pormenorizadamente cada uno de los detalles de este revolucionario sistema, que empezó como una idea en la que producir plantas medicinales en busca de soluciones sostenibles para el día de mañana.

En esta curiosa plantación cuidan desde la semilla a la planta y quieren llegar de la extracción a la transformación, para acercar al máximo todos los pasos; quizá no logren un kilómetro 0, pero no más de 340 km. Ellos no exportan plantas, exportan tecnología. Lo que encontramos en este especial lugar son 4 torres de 180 metros cuadrados controladas por el sistema Impact, una caja negra que controla todo de forma domótica.

Al entrar en una de las salas nos encontramos con plantaciones de centella asiática en tecnología hidropónica, con esponjas, expuestas a una luz led que imita la intensidad solar y el calor del astro. Esta tecnología trabaja con la misma precisión de la agricultura que las plantas sienten en su estado natural. Han maridado la tecnología y la naturaleza en un nuevo terreno de cultivo donde las plantas se desarrollan de una forma generosa y constante. De esta manera nace una materia prima de una calidad excelente, además se utiliza toda la parte de la planta. Se aprovecha y se acelera el proceso; en un mes y medio se consigue el mismo volumen de producción que se conseguía antes en tres años. Y cada dos meses hay producción. Se trata de complementar la agricultura tradicional. En concreto, en el caso del sector cosmético, una oferta más consistente de granjas verticales reduciría la cantidad de tierra dedicada a la producción de productos cosméticos, lo que permitiría liberar tierras agrícolas para cultivos alimentarios o ecosistemas como los bosques.

Hay tres pilares fundamentales: ecorresponsabilidad, la eficiencia y la seguridad. En el primer punto y valioso: se reduce el consumo de agua (en un 95% en comparación con los cultivos tradicionales). Y la usada se capta y se reutiliza, dado que el cultivo es en vertical, cae de una a otra; además en el entorno, al no tener tierra, tampoco son necesarios los pesticidas. Producen plantas diferentes e incluso exóticas en un mismo cultivo y personalizan el entorno para las necesidades individuales de cada planta, lo que permite minimizar el transporte y la huella de carbono. Extractos 100% puros, trazables y frescos.

Pero en la especie que está plantada aquí, la centella no se emplea la raíz, solo la parte aérea. Pero ¿por qué la centella asiática? Porque este es el centro de producción de la firma cosmética Ulé. La primera marca del cuidado de la piel que Shiseido ha desarrollado íntegramente en Europa uniendo toda la fuerza del grupo japonés con la visión y la filosofía emprendedora de expertos en cosmética que comparten su pasión por desarrollar una belleza que ayude a construir un futuro mejor.

Nace de la visión de Lindsay Azpitarte, experta en el sector de la belleza, durante más de dos décadas. Quería compartir una nueva visión de la belleza; una belleza consciente, estableciendo un concepto de una cosmética completamente eficaz y natural. Se inspiró en la capacidad de adaptación innata de la naturaleza para ayudar a la piel a recuperar su poder, su resiliencia y, al mismo tiempo, adoptar un enfoque más consciente. Para empezar en esta aventura contó con varios expertos de la compañía; entre ellos, Ainhara Viñarás, directora general de Shiseido (División Prestige) en España, y un pilar fundamental tanto en el grupo como ahora en Ulé, marca en la que ha participado en su creación y desarrollo desde sus inicios.

Lindsay Azpitarte confió desde el primer momento en Ainhara para construir, de la mano, una marca única, innovadora y revolucionaria. De esta forma, se crea una sinergia entre ambas, que se complementa con todas las voces expertas que han dado soporte durante todo el proceso de creación de Ulé. "Viñarás se convierte así en una pieza clave para la marca, que se instala en el mercado español tras más de tres años de trabajo para mover también los cimientos de la industria y aportar una nueva solución para aquellos consumidores que comparten los valores de la marca de cosmética botánica, una belleza consciente, eficaz y natural; productos con un enfoque consciente de la naturaleza y que al mismo tiempo ofrezcan resultados eficaces", nos contaban desde la matriz de Shiseido.

El equipo incluye un etnobotánico, un nutricionista y especialistas en innovación en belleza y formulación de productos. Inspirados por la capacidad de la naturaleza para adaptarse poderosamente al entorno externo que la rodea, el objetivo es brindarle la misma fuerza a la piel y al interior para crear un mundo más sostenible y consciente. Respaldados por el departamento de I+D de Shiseido, cada una de las fórmulas elaboradas contiene Pure 3otany™ Blend, la suma de tres productos que ofrecen resultados visibles y duraderos en la piel. Tres ingredientes que activan las 3 funciones vitales de la piel: sintetizar colágeno que necesita para mantener un aspecto rejuvenecido con la centella, frenar la oxidación para retrasar el envejecimiento a través del tulsi y proteger los daños futuros con coleus. El resultado es una piel sana, protegida e hidratada. Y un mundo mejor.

Tower Farm podría ser un lugar que solo existe en el imaginario colectivo en las películas de ficción, pero no es así. En los alrededores de París encontramos una nave con aspecto de invernadero tras el que se encuentra un innovador sistema de jardines verticales.

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