Un robo con estilo

Un relato de Malaherba

La noticia está por todas partes. La aristócrata María de la Cueva ha denunciado la desaparición de una de sus joyas más preciadas: LoveMe The Emerald Elixir. El robo ha sido captado por las cámaras de seguridad de su casa y todo apunta a que la autora no anda demasiado lejos…

A

yer por la mañana no sonó el despertador. Así comienza mi ritual los días de los eventos importantes, durmiendo exactamente lo que necesito. Es un truco para amanecer con mi mejor cara. Y es especialmente necesario cuando tengo jet lag. Salí a correr, me di un baño largo y desayuné leyendo la prensa. Comprobé que se había anunciado ya la celebración de la gala y dediqué todo el día a prepararme. Elegí mi mejor vestido, me maquillé y justo antes de salir del hotel, fui por inercia al tocador para perfumarme. Pero no lo hice. Recordé que perfumarme aquí no era parte del plan. Además, no quería dejar rastro, lo dejaba para más adelante…con una fragancia especial. Pedí un taxi y fui directa a la villa.

Al llegar, timbré, se activó la cámara del telefonillo y me abrieron al instante. Todo estaba saliendo según lo planeado. Di un paseo por la casa, admirando cada estancia. Era más bonita de lo que recordaba. Llegué a la habitación principal, me dirigí al ropero y ahí empezó la fiesta: vestidos de alta costura, joyas, bolsos, zapatos ideales… No pude evitar probarme algunas cosas… Estaba eufórica, era como visitar una boutique a medida. Todo me quedaba perfecto. Lo último que me probé fue un reloj precioso porque me sorprendí al ver la hora. ¡Eran casi las once! Debía marcharme antes de que la gala terminase.

Dejé todo tal y como estaba al llegar y me centré en el objetivo de la visita: sorprender a María llevándome su más reciente adquisición, su perfume-joya más preciado. Así que abrí la caja fuerte y lo sostuve entre mis manos… LoveMe The Emerald Elixir. Tardé unos segundos en abrir el precioso estuche que lo contenía, intentando prolongar el momento que llevaba tiempo esperando. Se trataba de un lujo perceptible desde el comienzo. Cuando saqué el perfume-joya y descubrí la gran esmeralda engarzada en oro con la forma del emblemático oso de Tous, no me imaginé que aquella sensación podía ir a mejor. Aquel verde tan especial junto con el oro y el brillo que irradiaba eran magnéticos, supe que no querría soltarlo, necesitaba que fuera mío. Era precioso y poderoso. Al probármelo entendí por qué lo guardaba con tanto mimo, aquel elixir te hacía levitar, era la sofisticación hecha perfume, una joya aromática con sutiles acordes cítricos y florales. Una fragancia llena de vitalidad, que invita a vivir la vida como si fuera un juego en el que siempre hay una ganadora: tú. Y precisamente eso estaba haciendo yo, jugar.

Volver al hotel con el perfume-joya me hizo sentir más yo que nunca, pisaba con más fuerza y la gente se giraba a mi paso. Parecía que el mundo estaba a mis pies. Nunca había sentido una estela tan elegante y cautivadora, una fragancia oriental y floral tan llena de magia. Estaba feliz.

Cuando vi las noticias a la mañana siguiente no daba crédito. Las imágenes habían corrido como la pólvora. Mi cara estaba por todas partes. El “robo” estaba perfectamente filmado. Menos mal que me había arreglado para la ocasión. La verdad es que salía muy guapa. Los comentarios destacaban el estilo de la ladrona, la belleza del robo y lo selectivo que había sido. “Ignoró todo lo que tenía a su alcance. ¡Sólo se llevó una cosa!”; “¿Estamos ante el robo más elegante de la historia?”; “Un robo con estilo”... Con tan buenas críticas, reconozco que hasta me hizo ilusión.

Para mi sorpresa, las informaciones enseguida cambiaron de rumbo: “La principal sospechosa del robo a María de la Cueva es… la propia María de la Cueva. En el vídeo que veréis a continuación aparece ella misma vestida de gala paseándose por su propia casa en actitud sospechosa. Aparece probándose distintas pertenencias para finalmente abrir la caja fuerte. El objetivo del hurto era un perfume joya único. Se trata de un elixir de lujo: LoveMe The Emerald Elixir, del que dicen deja una huella olfativa imborrable”. Y continuaba: “Ella insiste en su inocencia. Pero las imágenes hablan por sí mismas”. ¡Esto sí que no me lo esperaba! No podía parar de reírme. La broma se me había ido de las manos por completo. María se había ausentado de la gala antes de lo previsto. Mientras yo estaba en su casa, ella ya se había ido del evento, con lo que no tenía coartada. Estará enfadadísima conmigo.

Yo sólo quería anunciar mi regreso de una forma original, pero lo que pretendía que fuese una broma entre hermanas había acabado complicándose. Hace tiempo que me fui a otro continente para alejarme de la vida pública por este tipo de cosas. Los medios desconocen que somos gemelas, sólo lo sabe la familia. Acabo de recibir un WhatsApp de María: “Bienvenida, hermanita. ¡Estás fatal! Necesito que publiquemos una foto juntas para resolver este lío. Me temo que ya no podemos seguir guardando nuestro secreto. ¡Ven a verme ya!”. Le he contestado “Reconoce que es gracioso”, pero de momento no he recibido respuesta.