Piel sensible, rosácea y cuperosis: no, no son lo mismo
Hay confusión con estas patologías, pero no siempre van de la mano. Los expertos nos ayudan a diferenciarlas y a tratarlas correctamente
Podemos tener la piel sensible y no sufrir rosácea. O cuperosis, y no ir de la mano. Ahora bien, una piel con rosácea sí es sensible y tiende a mostrar las arañitas vasculares propias de la cuperosis. La rosácea es la más complicada, sin duda. Y, a la vez, es una afección muy frecuente, ya que afecta a 415 millones de personas en todo el mundo según el laboratorio Galderma.
Aunque no es una enfermedad grave, condiciona, y mucho, a quien la padece: temes ponerte roja como un tomate, que la piel te empiece a picar porque todo te irrita, y además te salen granos, de los rojos.
El maquillaje se convierte en tu imprescindible para disimularlo. ¿Te suena? Por eso es importante saber en qué consiste la rosácea, porque hay poca información real y avanzada, si se cura, cómo tratarla y diferenciarla de la piel sensible, así como de aquella con venitas visibles. Y para ello preguntamos a la dermatóloga más especializada en la materia, la Dra. Cristina Eguren, directora de la clínica Eguren.
Entender por qué
La rosácea aparece sobre todo en mujeres de piel clara, entre los 30 y los 50 años. “Aunque se desconoce exactamente la causa, sabemos que hay varios factores implicados: un exceso de grasa (aunque hay quien cree que va unida a piel seca), vasos sanguíneos más reactivos y permanentemente dilatados, una función barrera alterada, que la vuelve más reactiva, y una mayor cantidad de Demodex, un ácaro que tenemos de forma natural en la piel”, aclara la dermatóloga.
La farmacéutica Meritxell Martí añade entre las causas un componente genético, el estrés, las alergias y la exposición continuada al sol. ¿Y qué vas a notar si tienes rosácea? Una piel enrojecida en las mejillas y la nariz, a veces con granitos rojos o con pus, pequeños vasos dilatados llamados telangiectasias, un cutis sensible que se irritará aún más con cambios de temperatura, al ruborizarte, al tomar alcohol o comidas calientes o picantes, a veces ojos irritados y, en casos avanzados en los hombres, la nariz puede abultarse, ponerse roja e incluso deformarse.
Esto es lo que funciona
La clave, como en casi todo, es la combinación de tratamientos. Si hablamos de los tópicos para usar en casa, según la Dra. Eguren el más eficaz es la ivermectina en crema (reduce el Demodex) y los cosméticos que ayuden a reforzar la función barrera, porque estará alterada. “Por la mañana, un limpiador en gel, una exfoliación correcta (en contra de lo que se suele pensar), un antioxidante, la crema para reforzar la barrera cutánea y un fotoprotector. De noche, de nuevo limpieza y retinoides para activar la renovación celular”, recomienda la dermatóloga.
Para bajar la inflamación se utilizan antibióticos como las tetraciclinas o la azitromicina, y cuando falla el resto, isotretinoína (el Roacután de siempre, aunque ya no se vende con ese nombre comercial), porque reduce el tamaño de la glándula, disminuye la grasa y baja la inflamación. Además, al utilizarse en dosis bajas, sus efectos secundarios son mínimos. Si pasamos a técnicas clínicas habrá que pensar en luz pulsada intensa (IPL), en láseres vasculares (colorante pulsado) para la rojez y los vasos dilatados y en terapia biofotónica Kleresca, también realizada con luz.
Péptidos y hialurónico para piel sensible
Como decíamos, la sensible no tiene por qué sufrir también rosácea. Si la tuya lo es notarás, como explica Meritxell Martí, que “es propensa a reaccionar a cualquier efecto del exterior, aspectos ambientales, cualquier producto que esté en contacto con la piel o incluso al estrés. Puede manifestarlo de diferentes maneras, generalmente con enrojecimiento o picores. Además, las personas con piel sensible la suelen tener en todo el cuerpo en general”.
Si es tu caso, la farmacéutica recomienda preservar el manto lipídico natural (lo más relevante), la hidratación natural y conservar la función barrera, por lo que no se recomiendan componentes que sean demasiado agresivos”. Deja fuera el retinol (aunque hay especialistas que en dosis adecuadas sí lo aconsejan) y todos los derivados de la vitamina A, los exfoliantes abrasivos y los químicos muy potentes, “siempre usándolos de forma progresiva para ir testando, aunque lo ideal serían los exfoliantes enzimáticos. Los tónicos, sin alcohol para evitar la sequedad”.
La rutina en casa debería pasar en opinión de la farmacéutica por ingredientes antiinflamatorios que aporten lípidos, como las ceramidas o los aceites (teniendo cuidado con los esenciales que a veces irritan), además de manzanilla, bisabolol, caléndula, avena, aloe vera “y sobre todo ácido hialurónico. Como componentes antiedad, los péptidos, entre ellos los factores de crecimiento, que pueden ser muy efectivos”, añade.
Lo cierto es que las sensibles, y esto quizá no lo has pensado, envejecen más rápido. Lo dice Ruben Rubiales, farmacéutico y CEO de la firma Lesielle. Y el motivo es que están más desprotegidas frente a los factores externos. “Por un lado, suelen estar mucho más castigadas debido a que su función barrera está alterada y debilitada; por otro, no existe la suficiente oferta en el mercado cosmético de tratamientos avanzados antiedad que cuiden especialmente este tipo de piel, ya que evitan los activos más poderosos por miedo a que creen reacciones”.
Cuperosis, arañitas inoportunas
Hablamos de cuperosis cuando se perciben arañas vasculares o vasitos en la zona central del rostro, sea normal, seca (muy habitual) o sensible. Desde Farmacia Meritxell aconsejan ingredientes que puedan disminuir la vasodilatación, como el óxido de vitamina K, que puede ayudar a fortalecer los capilares, es vasoconstrictor y coagulante; después está el castaño de Indias, la niacinamida y extracto de regaliz, “aunque se solucionan de forma rápida en una o dos sesiones de un buen tratamiento de láser vascular”, añade. La Dra. Eguren añade el láser colorante pulsado, el de KTP y la luz pulsada intensa.
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Podemos tener la piel sensible y no sufrir rosácea. O cuperosis, y no ir de la mano. Ahora bien, una piel con rosácea sí es sensible y tiende a mostrar las arañitas vasculares propias de la cuperosis. La rosácea es la más complicada, sin duda. Y, a la vez, es una afección muy frecuente, ya que afecta a 415 millones de personas en todo el mundo según el laboratorio Galderma.
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