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¿Ha hecho la vacuna del covid que el bótox dure menos?
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Medicina estética

¿Ha hecho la vacuna del covid que el bótox dure menos?

Si eras usuaria habitual de los neuromoduladores y has notado que su efecto cada vez dura menos, no estás sola. Son varios los profesionales que notan un sustancial cambio en el retoque de oro de la medicina estética

Foto: La frente es una de las habituales zonas de influencia de los neuromoduladores. (Pexels/Cottonbro Studio)
La frente es una de las habituales zonas de influencia de los neuromoduladores. (Pexels/Cottonbro Studio)

La nomenclatura legal del inyectable más famoso cambia prácticamente a diario. Lo conocimos como bótox, aunque en realidad este es tan solo el nombre de una de las marcas que lo comercializaba y aprendimos a llamarlo ‘toxina botulínica’ para ser más precisos, pero ahora los profesionales se ciñen al concepto ‘neuromodulador’.

Muchos nombres para hablar de “complejos de proteínas que inyectamos con el fin de producir una relajación parcial y temporal del músculo que tratamos, con una duración aproximada de 4 meses”, explica el doctor Antonio Carvajal, experto en medicina estética y director médico de la Clínica Dr. Carvajal en Asturias.

Gracias a esta parálisis temporal y localizada se evita que se formen arrugas. La frente o el entrecejo son algunas de las áreas que suelen verse beneficiadas del efecto de los neuromoduladores. Aunque la duración de este tipo de inyectables varía según el paciente, pudiendo oscilar entre los 3 y los 6 meses, en los últimos años son muchos los médicos estéticos y los propios pacientes que han notado una menor duración del efecto.

Entre las posibles explicaciones de esta reducción del efecto de la toxina encontramos su composición biológica, la pureza de la fórmula, la cadena de frío en la que se conservan, el estrés, el deporte o incluso la época del año (en verano dura menos). Sin embargo, en la ecuación entra también la opción del covid-19 y sus vacunas. “Si contamos que las vacunas han alterado nuestro sistema inmunológico, debemos tener en cuenta que el organismo a veces no distingue entre la vacuna/enfermedad y el neuromodulador y lucha contra él”, explica la doctora Revuelta, médica aeronáutica especializada en Medicina Estética y divulgadora de Merz Aesthetics, especialista en efectos adversos.

placeholder Los neuromoduladores, conocidos popularmente como toxina botulínica o bótox, son uno de los retoques estéticos más demandados. (Pexels/Anna Shvets)
Los neuromoduladores, conocidos popularmente como toxina botulínica o bótox, son uno de los retoques estéticos más demandados. (Pexels/Anna Shvets)

Los neuromoduladores, al ser proteínas, son capaces de generar una reacción inmunológica en nuestro organismo y lo mismo que ocurre con las vacunas. Estas reacciones inmunológicas pueden interactuar entre ellas, disminuyendo o potenciando el efecto de una u otra.

Como señala la doctora Revuelta, las alteraciones que ha sufrido nuestro organismo frente al covid han presentado en consulta médica reacciones adversas, “desde falta de eficacia hasta respuestas inflamatorias postratamiento tardías en pacientes que se habían infiltrado previamente con ácido hialurónico”. Y es que mientras sobre la reacción de la toxina botulínica a las vacunas del covid no hay demasiados estudios más allá del 'Influence of COVID-19 mRNA vaccination on the efficacy and safety of Botulinum toxin type A injections' (publicado en septiembre de 2022), sobre los rellenos de ácido hialurónico no quedan dudas de la alteración.

“Sí, esto es totalmente cierto y estaba más relacionado con la vacuna que con el propio covid. Se trataba de nódulos inflamatorios muy dolorosos que aparecían en el lugar de la inyección. Respondían muy bien a los corticoides vía oral y desaparecían a los dos o tres días”, precisa el doctor Leo Cerrud, médico estético.

placeholder La frente o el entrecejo son algunas de las zonas en las que se inyectan los neuromoduladores. (Pexels/ Cottonbro Studio)
La frente o el entrecejo son algunas de las zonas en las que se inyectan los neuromoduladores. (Pexels/ Cottonbro Studio)

Es él precisamente quien afirma que no hay tal relación entre la menor duración del efecto de los neuromoduladores y la vacuna del covid. “A los dos meses de la aplicación se ‘rompe’ es decir, se recupera un poco de movimiento y es ahí cuando empieza gradualmente a irse el efecto ‘antiarrugas’. Luego tarda unos dos meses más en irse casi del todo y dos meses más en volver al estado original preaplicación, con exactamente las mismas arrugas que existían antes del tratamiento”, precisa Cerrud. Aunque matiza que la vacuna no afectaría a la duración, sí señala que se han apreciado efectos no deseados, sobre todo inflamatorios.

En el otro lado están los propios pacientes, usuarios habituales de la toxina botulínica que sí han apreciado una notable reducción de la duración del efecto, además, por supuesto, de otros profesionales médicos.

Foto: Foto: Unsplash.

“En los últimos años sí que hemos observado una disminución de su efecto, sobre todo comparándolo con años atrás, cuando muchas veces duraba los 6 meses, ahora la gran mayoría puede tener una duración de 4 meses, pero tenemos pacientes que les ha durado incluso menos de 2 meses”, apunta la doctora Camino Guallar, Especialista en Medicina Intensiva de las Clínicas Dra. Espallargas, que señala que es realmente poco.

placeholder Las vacunas del Covid podrían estar detrás de la disminución de la duración del efecto de los neuromoduladores. (Pexels/Alessandra Araújo)
Las vacunas del Covid podrían estar detrás de la disminución de la duración del efecto de los neuromoduladores. (Pexels/Alessandra Araújo)

Más allá de la posible reacción inmunológica del organismo vacunado frente a la toxina botulínica, es importante destacar la pureza del neuromodulador, “que vaya en su fórmula acompañada o no por proteínas complejantes implica que si están presentes vamos a generar más anticuerpos contra ese neuromodulador, no dejándole actuar al 100%”, advierte la doctora Revueta.

Pero también hay que tener en cuenta otros factores determinantes como la técnica de inyección o las características de cada paciente (cuántas veces se ha tratado previamente, cuándo fue el último tratamiento). Aquí entra la recomendación de todos los médicos consultados y es la de espaciar la vacuna y la inyección de neuromodulador. “No hay un consenso de cuánto tiempo, pero por experiencia prefiero esperar al menos un mes entre la vacunación y el tratamiento con neuromoduladores”, indica el doctor Carvajal.

placeholder Los neuromoduladores paralizan los músculos, evitando que se formen las arrugas. (Pexels/Shvets Production)
Los neuromoduladores paralizan los músculos, evitando que se formen las arrugas. (Pexels/Shvets Production)

Y ¿qué hacemos con los rellenos de ácido hialurónico?

La doctora Lucía González. Dermatóloga de Clínica Dr. Morales Raya, explica que sí se han apreciado reacciones inmunológicas, tanto en pacientes que han sufrido covid como en vacunados. “Estas reacciones parecen derivadas de un mecanismo inmunológico activado por el virus o la vacuna (llamado hipersensibilidad retardada tipo IV), aún no se conoce en detalle este fenómeno”, precisa. La reacción es similar a otras producidas por procesos catarrales o gripes: inflamación de los rellenos horas después de la vacunación. De nuevo, la recomendación es espaciar la infiltración de la vacunación al menos 3 semanas, cuando tiene lugar el pico de respuesta inmune.

Foto: Foto: Pexels/Elina Fairytale.

El matiz aquí está en el que rellenos de ácido hialurónico no solo se ven afectados por el covid o su vacuna, sino que se pueden ver afectados por cualquier infección o vacuna. “Por eso, siempre que el paciente se vacune o tenga cualquier tipo de infección, se recomienda esperar 15 días”, incide la doctora Camino Guallar.

Por supuesto, la diferente composición de los ácidos hialurónicos indicados para cada parte específica del rostro también influye en esta respuesta del organismo. “Se ha visto que los rellenos de bajo peso molecular y aquellos con menos viscosidad tienen mayor efecto proinfmamatorio que aquellos de alto peso molecular. También la cantidad de relleno inyectado y la técnica podrían influir en la intensidad o probabilidad de la inflamación del mismo”, apunta Guallar.

La nomenclatura legal del inyectable más famoso cambia prácticamente a diario. Lo conocimos como bótox, aunque en realidad este es tan solo el nombre de una de las marcas que lo comercializaba y aprendimos a llamarlo ‘toxina botulínica’ para ser más precisos, pero ahora los profesionales se ciñen al concepto ‘neuromodulador’.

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