Efecto Tyndall: si vas a rellenar tus ojeras, ten cuidado con esto

A menos que seas Kristen Stewart o Angelina Jolie, portadoras de unas no siempre bien disimuladas ojeras, ya no estamos en la época del 'heroin chic'. Ya sabes, esos 90 en los que la piel pálida y el surco azulado bajo los ojos era molón.

Tener ojeras, no nos engañemos, no favorece. Como explica el Dr. Rubén del Río, dermatólogo del Hospital Esperit Sant y miembro del GEDET, son un motivo frecuente de consulta, ya que dan un aspecto de fatiga o tristeza a la expresión. Sus causas son varias.

Según el doctor, pueden ser por pigmentación excesiva por culpa de la melanina o de dermatitis atópica o de contacto, por una marcada hendidura y por una piel fina y traslúcida que transparenta la vascularización y el músculo orbicular.

¿Se pueden prevenir?

“Las de origen genético no, aunque sí se pueden evitar factores agravantes como la exposición al sol, a fuentes de luz azul o el uso de cosméticos con perfume. En cambio, las adquiridas por envejecimiento sí se pueden prevenir con cuidados de la piel del párpado inferior mediante hidratantes, retinoides y antioxidantes, y utilizando un fotoprotector frente a la exposición solar”.

Si hablamos de cosmética, los ingredientes de elección, según el dermatólogo, son la hidroquinona, la vitamina C, la arbutina, el ácido kójico y el azelaico, entre otros. Si se acompañan de envejecimiento, se puede utilizar retinol, pero vigilando la concentración por ser una piel muy fina y sensible.

En consulta

Pero cuando las cremas se quedan cortas, les toca el turno a los procedimientos de dermatología estética: el relleno de ojeras con ácido hialurónico. Es una técnica efectiva y segura, vaya por delante.

“El hialurónico debe ser de unas características especiales, de baja concentración, baja elasticidad y viscosidad, y se debe colocar a nivel profundo para un aspecto natural”, señala el Dr. del Río. Pero ¿qué pasa? Que si no se hace bien y se coloca a nivel superficial, podría ocasionar el llamado 'efecto Tyndall'.

Un tono más azulado

Por 'efecto Tyndall' se entiende, según la Universidad de Navarra, el que se produce cuando la luz se dispersa en diferentes direcciones, y es el fenómeno responsable de la apariencia azulada del cielo. En dermatología, se manifiesta cuando se inyecta ácido hialurónico muy en superficie, haciendo que la luz se disperse en la sustancia inyectada y creando un efecto azulado en la piel conocido como Tyndall. Vamos, que es salir de una para meterse en otra peor.

¿Debe preocuparnos? Dice la Dra. Lucía González, de la Clínica del Dr. Morales Raya, que “no es grave, pero sí supone un resultado estético no deseado. Existen mecanismos para evitarlo, como el uso de un producto adecuado y la colocación en el plano correcto”.

¿Qué podemos hacer?

La Dra. González explica que, por suerte, este resultado puede disminuir o desaparecer progresivamente, aunque, dado que molesta estéticamente en algunos casos, suele recomendarse revertirlo al principio: “Existen formas de hacerlo, fundamentalmente mediante hialuronidasa, capaz de diluir los depósitos superficiales de ácido hialurónico; de hecho, es una de sus indicaciones ideales, la de las ojeras”.

Lo que sí es crucial es elegir a un profesional capacitado a la hora de decidirse por el relleno de ojeras, ya que, como explica la dermatóloga, “se trata de un procedimiento complejo que no debe llevarse a cabo sin experiencia previa en técnicas infiltrativas, por los riesgos que conlleva. Entre los posibles efectos indeseados está el edema, las bolsas o los hematomas. De una manera muy infrecuente podría afectar a la visión si el ácido hialurónico se infiltra en el interior de los vasos sanguíneos. Por eso, los médicos que realizamos este procedimiento debemos estar bien formados, conocer bien la anatomía, utilizar productos adecuados para esa zona y una técnica segura”. En realidad, añade, el tratamiento de las ojeras con ácido hialurónico tiene una tasa muy alta de satisfacción en el paciente.

Otros tratamientos

Por si te lo estás preguntando, no hay otros procedimientos capaces de tratar tan bien las ojeras. “En el caso de aquella que no está hundida podríamos evitar el uso de ácido hialurónico; sin embargo, si existe un déficit de volumen, pocos tratamientos pueden competir con este material para mejorar esta zona”, apunta la Dra. Lucía González.

Otro dato a tener en cuenta: el efecto Tyndall no es exclusivo de los tratamientos en la ojera. “El labio es otra de las zonas anatómicas que con más frecuencia pueden sufrirlo debido a que, en ciertas técnicas de diseño labial, el producto va superficial y debemos elegir los materiales indicados para ello”, advierte.