La curiosa adicción de Marc Jacobs a la manicura acrílica y su vida en garras
El diseñador estadounidense ha desarrollado un excéntrico gusto por la manicura: tiene que tener una longitud a la altura de las garras de Rosalía y solo se la puede hacer una manicurista dominicana
Yulenny García ha pasado de ser una discreta manicurista de ascendencia dominicana que trabaja en el Bronx de Nueva York a aparecer en la televisión como la estrella detrás de las excéntricas manicuras del diseñador Marc Jacobs.
El neoyorkino le escribió por Instagram tras ver sus trabajos, quedaron y el flechazo fue inmediato. Ninguno renuncia a lo que quiere, ambos mantienen sus excesos y el resultado son las uñas más comentadas del mundo de la moda en los últimos meses.
El único requerimiento del diseñador de moda cuando acude al salón de Muñeca, el nombre artístico de Yulenny, es que incorpora piezas de strass o joyas de sus colecciones de moda.
Pero, no todo ha sido un camino de likes y programas de televisión dominicanos acudiendo al salón de manicura, el diseñador, cansado de las burlas de sus larguísimas y cinceladas uñas joya, utiliza el humor para contestar a quienes dudan sobre la practicidad en su vida con garras.
Algo parecido le ocurrió en su día a Rosalía. La cantante española fue una de las primeras en lucir unas larguísimas uñas acrílicas que ella misma bautizó como ‘garras’ y con las que decía sentirse más segura sobre el escenario.
‘¿Cómo tecleas en el móvil?’ o ‘¿cómo vas al baño con esas uñas?’ eran algunos de los comentarios más repetidos. Ahora, en 2024, son millones las personas que acuden de forma regular a diseñar sus inmensas uñas y, por supuesto, nadie cuestiona nada.
Sin embargo, para el diseñador, su recién descubierta pasión por la manicura acrílica (con tips, no vayas a creer que todo es suyo) supone una doble crítica. A la practicidad de su largo se le suma la de un hombre con manicura.
Aunque cada día son más los artistas masculinos que no solo se pintan las uñas (Bad Bunny, Harry Styles y Machine Gun Kelly son un ejemplo), sino que presumen de manicura, todavía parece un tema tabú sobre todo en ciertos países, como nos comentaba Isabella Franchi, nail artist del rapero Fedez.
Volviendo a las increíbles uñas de Marc Jacobs, la primera consideración a tener en cuenta es la implicación que el diseñador neoyorkino tiene con ellas. Cada 10 días Marc refresca su manicura y, aproximadamente cada dos-tres semanas, se realiza un nuevo diseño, sufriendo en cada ocasión desprenderse de semejantes obras de arte.
Aunque la manicurista siempre alaba la humildad de Jacobs, el diseñador es muy exigente y cada vez que cambia el diseño de sus uñas, pasa horas debatiendo con la experta. Además de retirar las anteriores uñas, entre ambos deciden la longevidad, la forma -en la última ocasión, Marc preguntó a sus seguidores si las limaba en forma coffin, square o stiletto-.
A continuación se esmaltan, paso en el que el diseñador siempre se decanta por diseños sencillos y discretos, siendo la manicura francesa su preferida. El paso final es adherir los diamantes y piedras sobre las uñas. Es en este momento en el que el perfeccionismo del diseñador entra en escena.
Marc acude al salón de Muñeca con, prácticamente, el diseño que quiere en cada uña, colocando bocetos sobre la mesa de Yulenny en los que cada uña está dibujada con la zona exacta en la que debe ir cada uno de los abalorios.
A este minucioso trabajo de pegar cada pieza de decoración, una sobre una, se le suma que, a veces, el diseñador cambia de idea y necesita modificar el diseño, o prefiere volverse a casa en busca de inspiración y volver al día siguiente.
Esta intensa relación entre la manicurista dominicana y el diseñador de moda ha llevado a que el vínculo sea no solo de total confianza, sino también de admiración. Jacobs acude de forma regular al salón a conversar y se esfuerza en aprender español para comunicarse mejor con la manicurista.
Aunque Marc Jacobs tan solo lleva unos meses entregado a sus uñas, estas han pasado a formar una parte fundamental de su personalidad y profesión. No solo incluye este tipo de diseños con uñas postizas y acrílicos en las campañas de publicidad de su marca, sino que ha interiorizado el ‘clapping’, aplauso, con sus uñas como un gesto diario.
El sonido y el gesto resultan muy similar al de unas castañuelas y, prácticamente en cada publicación del diseñador, siempre suenan sus uñas. Ya no comprendemos a Marc Jacobs sin garras, incluso las ha llevado a la gala MET y las ha convertido en auténticas joyas, ¿qué más le queda por hacer? ¿Veremos pronto una colección de nail art del neoyorkino con su amada Muñeca?
Yulenny García ha pasado de ser una discreta manicurista de ascendencia dominicana que trabaja en el Bronx de Nueva York a aparecer en la televisión como la estrella detrás de las excéntricas manicuras del diseñador Marc Jacobs.
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