¿Te han recetado medicamentos para perder peso? Los beneficios de trabajar hábitos a largo plazo
“Me pincho y ya está” es una trampa peligrosa que solo aporta una ilusión de control temporal que no conlleva un resultado eficiente
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5d3%2Fe16%2F249%2F5d3e162491ee699dbdcbbadc673fb375.jpg)
En los últimos 2 años, la dinámica de mi consulta de psicología y alimentación consciente ha dado un giro significativo. Cada vez más pacientes llegan habiendo sido prescritos con los nuevos fármacos moduladores del hambre dirigidos a la pérdida de peso. Estos fármacos representan una herramienta innovadora para adelgazar y para tratar enfermedades vinculadas al sobrepeso y obesidad.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff00%2F7c6%2Fd29%2Ff007c6d295f1e8adada20b1e10a0beb2.jpg)
Pero mis pacientes comprenden que no se trata de una solución definitiva al problema de fondo. La mayoría llega con una premisa clara: necesitan un cambio de mentalidad hacia la comida, conscientes de que la idea de “me pincho y ya está” es una trampa peligrosa que solo aporta una ilusión de control temporal. Estos medicamentos actúan inhibiendo la sensación de apetito a nivel gastrointestinal y mental, facilitando el control de las porciones ingeridas. Pero los cambios reales no provienen exclusivamente de una inyección o píldora.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffd2%2F545%2F841%2Ffd25458412ef86d39cf6557b33d2dbbd.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ffd2%2F545%2F841%2Ffd25458412ef86d39cf6557b33d2dbbd.jpg)
Un cambio definitivo en la conducta alimentaria va más allá que la utilización de un fármaco; el cerebro necesita percibir un esfuerzo, una transformación profunda que parte de un compromiso personal. El riesgo principal con estos tratamientos, cuando se usan sin un enfoque integral, es el temido efecto rebote. Estudios y observaciones clínicas demuestran que una vez suspendidos, muchas personas experimentan un aumento rápido del peso perdido.
¿Por qué ocurre esto?
No solo se trata de que la sensación de hambre vuelva, sino de la reaparición del “food noise” y de viejos patrones de conducta alimentaria.
El cuerpo y la mente tienden a regresar a un estado familiar, y la falta de un trabajo en la relación con la comida lleva a la reaparición de estos hábitos automáticos e inconscientes: picoteo sin hambre, comer impulsivo, utilizar la comida como recurso emocional. Es aquí donde reside el desafío más grande. Si estos patrones no se modifican o reajustan a través de un trabajo personal consciente, cualquier progreso obtenido con el medicamento podría ser efímero. Incluso los laboratorios que desarrollan estos medicamentos recomiendan activamente que su uso se acompañe de cambios en la alimentación y en la actividad física.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc76%2F875%2F41c%2Fc7687541c708fa54906e493408f429fc.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc76%2F875%2F41c%2Fc7687541c708fa54906e493408f429fc.jpg)
El cambio a largo plazo depende de un enfoque integral que aborde las raíces emocionales y conductuales. Para ello se necesita un cambio de mentalidad abordado desde la psicología de la alimentación. Desarrollar una relación consciente con la comida y contigo mismo implica descubrir el origen real de la ansiedad por la comida para construir hábitos que, más allá de la restricción dietética, generen coherencia y satisfacción personal.
El verdadero éxito no está en la pérdida de peso momentánea, sino en la satisfacción que siente una persona al reconocer que su logro es el resultado de su transformación y trabajo personal.
Su Newsletter para ayudarte en tu relación con la comida: https://shre.ink/83s8
En los últimos 2 años, la dinámica de mi consulta de psicología y alimentación consciente ha dado un giro significativo. Cada vez más pacientes llegan habiendo sido prescritos con los nuevos fármacos moduladores del hambre dirigidos a la pérdida de peso. Estos fármacos representan una herramienta innovadora para adelgazar y para tratar enfermedades vinculadas al sobrepeso y obesidad.