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Soy editora de belleza, he probado la manicura rusa, la colombiana y las uñas postizas de Sephora. ¿Qué aprendí?
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Soy editora de belleza, he probado la manicura rusa, la colombiana y las uñas postizas de Sephora. ¿Qué aprendí?

Mi consejo: prueba, experimenta y elige según el momento y el mood. Porque en belleza, como en la vida, no hay una única manera de brillar

Foto: Mischka (Launchmetrics Spotlight)
Mischka (Launchmetrics Spotlight)

Probar tres manicuras completamente diferentes —una de alta precisión, otra sensorial y terapéutica, y una tercera ultrapráctica y casera— me ha enseñado que, hoy más que nunca, el universo del cuidado de las uñas está lleno de posibilidades. Cada técnica tiene su personalidad, su filosofía y, por supuesto, su público.

Como editora de belleza y adicta a probarlo todo, estas fueron mis conclusiones tras pasar por la manicura rusa de Siberia Salón, la colombiana de Santum y las uñas postizas reutilizables de Sephora Collection.

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La manicura rusa: precisión milimétrica y resultados de alto rendimiento

Si tuviera que definir la manicura rusa en una palabra sería precisión. En Siberia Salón, Sofya Kashanova me introdujo a esta técnica casi quirúrgica, que se centra en una limpieza profunda de la cutícula con torno eléctrico y fresas especializadas. No es un tratamiento que recomendaría a cualquiera que busque una sesión exprés: aquí cada detalle se cuida al milímetro.

La experiencia es silenciosa, concentrada, como una sesión de microcirugía estética. La eliminación de la piel muerta alrededor de la uña no solo deja una superficie impecable para el esmalte (que, por cierto, dura muchísimo más), sino que estiliza visualmente los dedos, haciéndolos parecer más largos y elegantes. Además, se reducen notablemente los padrastros y cortes que a veces ocurren con manicuras más tradicionales.

¿Lo mejor? El acabado parece recién hecho incluso a los diez días.

¿Lo menos ideal? No te la puede hacer cualquiera, es fundamental ponerse en manos de profesionales como las de Siberia: el uso del torno no es un juego.

La manicura colombiana: un spa para tus manos (y tu alma)

Santum, el centro de Daniel Marín en Majadahonda, lleva la experiencia de manicura a otro nivel. Aquí, las uñas importan, sí, pero las manos también. Y mucho. A medio camino entre la manicura estética y el ritual de cuidado sensorial, la versión colombiana que ofrecen mezcla técnicas con detalles que convierten el tratamiento en algo holístico.

Tras la limpieza y el esmaltado (impecables, por cierto), aplican protección solar antes del uso de la lámpara LED, algo que me parece tan lógico como poco extendido. Pero lo mejor viene después: exfoliación con arroz tostado, nuez de macadamia y sacarosa, seguida de sérums con colágeno, elastina y una crema regeneradora con células madre.

¿El resultado? Una piel hidratada, luminosa y con una sensación de confort que te acompaña todo el día.

En los pies, el mimo continúa: sales desintoxicantes y cremas ricas en pantenol y mantecas vegetales. Más que una manicura, esto es un tratamiento completo de bienestar.

Las uñas reutilizables de Sephora: el regreso inesperado

Lo confieso: tenía prejuicios. Las uñas postizas me recuerdan a mi adolescencia, a pegamentos incómodos y a acabados sospechosamente artificiales. Pero la versión actual de Sephora Collection me hizo replanteármelo todo.

En su kit encuentras 30 uñas con 12 tamaños distintos, 60 parches adhesivos y todos los accesorios necesarios para una aplicación sin dramas: palito de empuje, lima y unas instrucciones sorprendentemente fáciles de seguir. Basta con limpiar bien la uña, aplicar el adhesivo de doble cara, presionar durante 10 segundos y, por último, limar los bordes para un acabado perfecto.

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Lo más destacable es que no buscan parecer uñas falsas. No hay largos imposibles ni diseños estridentes. Se integran perfectamente con tu uña natural, como un esmaltado con brillo y forma impecables. Y sí, duran varios días sin moverse de su sitio.

Un detalle clave: empieza siempre por la mano con la que escribes o te maquillas, así la aplicación te será mucho más fácil.

¿Qué aprendí?

Cada una de estas manicuras me enseñó algo diferente. La rusa es para quienes buscan perfección técnica y una manicura de larga duración. La colombiana, para quienes quieren convertir su cita de uñas en un ritual de autocuidado integral. Y las postizas reutilizables de Sephora, para quienes valoran la inmediatez, la sencillez y la posibilidad de cambiar de look en minutos sin pasar por un centro.

Mi consejo: prueba, experimenta y elige según el momento y el mood. Porque en belleza, como en la vida, no hay una única manera de brillar.

Probar tres manicuras completamente diferentes —una de alta precisión, otra sensorial y terapéutica, y una tercera ultrapráctica y casera— me ha enseñado que, hoy más que nunca, el universo del cuidado de las uñas está lleno de posibilidades. Cada técnica tiene su personalidad, su filosofía y, por supuesto, su público.

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