Cómo cuidar tu piel después de una quemadura solar como la del rey Felipe VI
Una cita institucional en la Casa de América de Madrid, fue el escenario perfecto para que el monarca luciera, involuntariamente, las consecuencias de unas jornadas de esquí en la estación de Formigal… sin la protección solar adecuada
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Del paraguas a las gafas de sol, de la humedad de las lluvias de marzo a los primeros destellos intensos de sol primaveral. Así, sin transición, hemos cambiado de estación, casi sin darnos cuenta… y nuestros rostros también lo han notado. Que se lo digan al rey Felipe, que este lunes reapareció en su primer acto oficial tras el fin de semana con el rostro visiblemente quemado.
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“Esto es lo que pasa cuando uno no se protege adecuadamente”, confesó él mismo con humor. Pero lo cierto es que el enrojecimiento de su piel, concentrado en la zona inferior del rostro (donde las gafas no protegen), no solo era evidente, sino también un recordatorio para todos de los efectos del sol en la alta montaña. Porque no se trata solo de radiación directa, sino también del reflejo de los rayos en la nieve, un factor doblemente agresivo para la piel.
Así que, si tú también has sido víctima de una sobreexposición solar inesperada, toma nota. Porque te contamos cómo puedes cuidar tu piel tras una quemadura como esta, y qué productos realmente funcionan.
Primero, calma
Lo más importante en las primeras horas tras una quemadura solar es bajar la inflamación y aliviar el ardor. Olvídate de cremas densas o aceites, y apuesta por texturas ligeras, en gel, con ingredientes calmantes.
El aloe vera puro, por ejemplo, es un clásico por algo: reduce la inflamación, hidrata y ayuda a regenerar. Busca versiones que contengan al menos un 95% de aloe, y guarda el producto en la nevera para potenciar el efecto calmante. Otro ingrediente estrella: la niacinamida, que además de calmar, refuerza la función barrera de la piel.
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Reparar, sí… pero con suavidad
En esta fase tu piel está sensible, así que evita cualquier tipo de exfoliante, retinol o ácidos. En su lugar, introduce fórmulas regeneradoras con ingredientes como pantenol (provitamina B5), madecassoside o centella asiática, todos ellos ideales para acelerar la recuperación sin agredir.
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Hidratación, al máximo
Una piel quemada es una piel deshidratada. Así que además de beber más agua de lo habitual, recurre a hidratantes con ingredientes humectantes como ácido hialurónico, glicerina o urea en concentraciones suaves.
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Evita el sol (y las ganas de pelarte la piel)
Una vez quemada, tu piel está en modo “autodefensa”. Es muy probable que notes descamación en los días siguientes. Pero por favor: no retires la piel muerta manualmente. Deja que el proceso siga su curso y mantén la zona muy hidratada. Y aunque parezca obvio, ni un solo rayo de sol más sin SPF.
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¿Y si tengo un evento y no quiero parecer un tomate?
Si el daño ya está hecho, pero necesitas verte presentable, busca productos con color y tratamiento, como BB creams o protectores solares con pigmento. Evita el maquillaje pesado o con base de alcohol. Y si el enrojecimiento es extremo, una capa finísima de corrector verde debajo del maquillaje puede ayudarte a neutralizar el tono.
En definitiva, el episodio del Rey Felipe es un recordatorio útil: la protección solar no es solo para la playa. La nieve, como el mar, refleja la radiación, y un descuido puede dejarte con la piel como una antorcha. Así que, seas reina o no, no olvides tu SPF ni en la pista, ni en la ciudad. Porque la piel tiene memoria… y es muy renconrosa.
Del paraguas a las gafas de sol, de la humedad de las lluvias de marzo a los primeros destellos intensos de sol primaveral. Así, sin transición, hemos cambiado de estación, casi sin darnos cuenta… y nuestros rostros también lo han notado. Que se lo digan al rey Felipe, que este lunes reapareció en su primer acto oficial tras el fin de semana con el rostro visiblemente quemado.