Chanel crea el maquillaje con el que parece que eres una mujer rica de los 60 y veraneas en el Lago di Como

Pocos lugares hay en el mundo que evoquen tanto a un momento y una estética determinados como el Lago di Como. Años 60, hora dorada, Chanel incluso atinaba aún más con la referencia: ‘una escala en el Lago di Como’.

El short film de Sofia Coppola nos situaba perfectamente en ese tardecer glamuroso y el desfile comenzaba en el lujoso hotel Villa d'Este.

Con toda esta información y sabiendo que, en los últimos años, la maison ha cuidado con especial mimo la importancia del cabello en sus desfiles, el look beauty que esperábamos se apoyaría en frondosos melenones retro pero…

¡Sorpresa! Sin renunciar a las melenas largas y con un movimiento seductor, Chanel se ha saltado varias décadas en el desfile de su colección crucero 2025-26. Viajamos hasta los años 2000 con melenas lacias y, de nuevo, ultra ladeadas.

Sin olvidar el verdadero plato fuerte de su colección de maquillaje: los tonos dorados de la llamada ‘golden hour’, el atardecer con el que las pieles llenan de luminosidad muy cálida y, por primera vez en la maison: húmeda.

El maquillaje monocromático se ha convertido en el gran aliado de la firma para recrear el atardecer en la piel, manteniendo a la vez los tonos de la colección y jugando con el doble efecto de piel bronceada y a la vez húmeda.

La sensación era la de un rostro que, tras un rato expuesta al sol en la piscina del hotel sube a la habituación. Está sonrosada, pero sutilmente, húmeda pero sin llegar a ver sudor, iluminada pero de forma natural.

Para conseguirlo, además de la preparación de la piel con una buena hidratación que mantenga la humedad en la tez, resulta evidente el uso de una base de maquillaje como su Eau de Teint, que iguala el tono pero con una cobertura ligera que mantiene la sensación de piel mojada.

El combo de iluminador dorado y rubor de mejillas con partículas luminosas es clave para aportar color al rostro y jugar con los volúmenes, pero sin que el resultado sea artificial. La idea es crear un sonrosamiento de la piel. El iluminador en tono dorado y bronce, adaptado a la piel de cada modelo, replica su color en la mirada, un gesto base de los maquillajes monocromáticos.

Para resaltar la mirada, un ahumado de sombras de ojos de acabado irisado, en tonos siempre cálidos, de los corales a los dorados o marrones; entorna los ojos, prescindiendo de delineado, lo que consigue un efecto aún más natural. Es como si el bronceado de la piel se replicara en los ojos, pero con mucha luz, abriendo el ojo, no haciéndolo dramático.

Un punto de sombra champán en el lagrimal potencia aún más la mirada luminosa de verano. El atardecer en la piel. Mientras, apenas un toque de máscara de pestañas maquilla las puntas, para que estas no desaparezcan. Eso sí, no se quedan solo en las pestañas superiores, también se destacan las pestañas inferiores, logrando las stiletto lashes de los 60.

La humedad llega a los labios a través de un labial efecto sorbete, con un tono muy sutil, mucha hidratación y un toque de glow a partir de diminutas partículas doradas. La boca se mantiene carnosa, pero como si tan solo se hubieran humedecido al salir de la piscina.

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Margarita Velasco

El regreso de la melena teen

El cabello es determinante para lograr esa sensación de vacaciones de lujo que domina la estética beauty del desfile. Había incluso frizz en alguno de los melenones que desfilaban, incapaces de mantenerse imperturbables ante el escenario del Lago di Como.

En vez de las ya clásicas melenas de Chanel, con cuerpo y volumen, muy pulidas y con las puntas redondeadas, sobre la pasarela veíamos melenas lisas, de la raíz a las puntas.

La originalidad la encontrábamos en la forma en la que se peinaba la melena, extremando la raya, de tal modo que nacía en una sien y se peinaba casi apaisada hacia el otro extremo. La estética predominante entre las adolescentes de los 2000, con esas melenas ladeadas, sorprendía al romper con la atmósfera sesentera del desfile.

Aunque no es la primera vez que la firma francesa defiende este tipo de melenas de raya extrema, en esta ocasión, para incorporar las condiciones climatológicas del lago en el desfile, jugaba con un sutil efecto mojado, como imitando al greasy hair (mechones de sensación grasa).

Los mechones más cortos, el baby hair de las sienes, se texturizaban con gel para emular esa sensación de cabello húmedo que se pega sobre la frente.

Todo esto, en vez de emborronar el look beauty, materializaba magistralmente la idea del pelo de vacaciones. En el Lago di Como, eso sí.

También y como es costumbre en los desfiles de la maison, se respetaban las texturas del cabello de las modelos, así como el largo de sus cortes de pelo, de modo que la raya en la sien se aplicaba solo a las melenas que lo permitían. Lo mismo ocurría con el ligero encrespamiento y el efecto greasy de las melenas.

Puede que no veranees junto a George y Amal Clooney, pero ahora puedes recrear la sensación de un verano italiano sobre tu piel y tu pelo.