Iluminador opalescente y delineado invisible en el desfile romano de Dior

Para el desfile de su colección crucero 2026, Dior ha elegido el evocador jardín de la romana Villa Albani, al lado de la Villa Borghese, en el centro de Roma.

La colección, inspirada en el clasicismo no solo incorporaba encajes, gasas y lentejuelas en atuendos de estética romana, también jugaba con tocados a modo de coronas de laurel de nuevos materiales o convertía las capas de las túnicas en un accesorio más del cabello.

El blanco roto era el color protagonista de los diseños sobre la pasarela, pero también parecía ser runa recomendación estética a los asistentes, pues de Beatrice Borromeo a Natalie Portman o Victoria Federica acudieron con un total look white al front row.

Para mantener la coherencia del desfile y que el maquillaje continuará con el efecto luminoso, sin robarle protagonismo a la colección, la apuesta de Peter Philips volvió a ser el efecto cara lavada, pero con un potente push de iluminador.

En vez de resaltar los puntos habituales con un contundente uso del highlighter, el maquillador optó por crear una tez perfeccionada y muy luminosa, a base de cosmética (combinando parches y sérum para mantener la tez jugosa) y un maquillaje fundente muy ligero.

Se aplicaron correcciones en el área de la mirada, así como las pequeñas imperfecciones, pero no se trató de contornear el rostro con tonos oscuros ni de buscar el efecto bucólico ruborizando las mejillas. La idea era que la piel tuviera luz partiendo de la base y siempre resaltando un brillo casi nacarado.

Para lograrlo, tras preparar la piel y convertirla en un lienzo luminoso, Philips aplicó un iluminador de brillo opalescente, el Dior Forever Glow Luminizer - 06 Opal Sequin, inspirado literalmente en el brillo de las lentejuelas. Este highlighter, que parece brillo de estrellas, se aplicó en distintas zonas del rostro.

La parte alta del pómulo fue la que más iluminador recibió, pero este también se aplicó en una línea vertical sobre el arco de la ceja, de forma generosa en lagrimal (algo que ya vimos en el desfile Otoño-Invierno 2025) y un toque sutil en la barbilla.

De este modo, el rostro convertía a las modelos en auténticas deidades, un poco como pretendía la vampire skin de hace unas temporadas, pero con un efecto natural, emulando la cara lavada.

Aunque lo apareciera, la mirada no iba desnuda, sino que recibía su cuota de brillo a través de los tonos más claros de la paleta Diorshow 5 Couleurs en el color 557 Brown Cashemire. Al moverse en sombras de ojos champán, se conseguía reforzar el brillo, sin que el trazo fuera evidente.

Continuando con esa estética de “no llevar nada”, sustentada en realidad en un maquillaje solo en texturas y colores luminosos, para resaltar la forma del ojo, se perfilaba a ras de pestañas con un lápiz de ojos cremoso en color marrón (Diorshow On Stage Crayon - 594 Brown).

El trazo era más intenso y pigmentado en el nacimiento de las pestañas y más tenue según se realizaba el rabillo, para mantener el gesto, pero sin que el delineado resultara imperceptible.

Los labios fueron los únicos sin recibir color, igual que las mejillas. Eso sí, estaban colmados por el brillo húmedo del Lip Glow Oil de la marca, en el tono Universal Clear, prácticamente visible, para lograr tan solo la sensación humedad.

Chokers al cuello y diademas y tiaras en el cabello remataban el look. Sin olvidar, el peinado elegido, un moño bajo, con la raya marcada en el centro y el cabello recogido en trenzas a los lados del rostro, un guiño más a la estética del clasicismo romano.