Almuerzo con aroma a rosa: así fue la comida en casa de María de la Orden

Cuando Aerin Lauder organiza algo en su casa de los Hamptons, los invitados saben que van a vivir una experiencia sensorial completa: flores, fragancias, telas, conversaciones dulces y una estética que es puro dream board de Pinterest.

Y si ese escenario se replica en Madrid, no hay mejor lugar para replicar ese espíritu que la casa de María de la Orden en Madrid, con su luz dorada, su decoración que mezcla effortless chic y aires provenzales. Así lo hizo reuniendo a un grupo de mujeres que parecen sacadas de un editorial de Town & Country, el resultado solo puede ser uno: una comida que huele (literalmente) a verano.

La excusa —aunque no hacía falta— era celebrar la llegada del buen tiempo con el lanzamiento de Rose de Grasse Pour Filles, una nueva fragancia firmada por AERIN, la marca que es la viva imagen del estilo de su fundadora. Una rosa de Grasse que no es solo una flor, sino una declaración de intenciones: femenina, fresca, delicada, pero con carácter, como esas joyas heredadas que se llevan con vaqueros. O como las invitadas a este almuerzo íntimo, que fueron la mejor expresión del universo de la empresaria.

Un universo de flores, lino y belleza sin estridencias

Aerin Lauder, nieta de Estée, creció entre tarros de crema y ramos de peonías. Su marca —que abarca desde perfumes a velas, pasando por bandejas doradas y labiales que parecen joyas— es una oda a la belleza sin esfuerzo, al lujo cálido, al arte de vivir bonito. Todo eso estuvo presente en la mesa de María de la Orden: desde los manteles bordados hasta las flores silvestres perfectamente imperfectas que decoraban cada rincón.

María, que además de diseñadora es una de las mejores embajadoras del gusto parisino-madrileño más depurado, ejerció de anfitriona ideal: relajada, elegante, cercana. Entre las invitadas, mujeres que comparten ese ADN que mezcla sofisticación con frescura: Sassa de Osma, Inés Ybarra (siempre con ese je ne sais quoi), Gabriela Palatchi, Isabel Llanza o Victoria Gómez-Acebo, entre otras. Todas con estilismos que bien podrían formar parte de la misma paleta de la fragancia: blancos, pasteles, tejidos vaporosos y cero estridencias.

Rose de Grasse Pour Filles: un perfume para compartir

¿Puede un perfume ser intergeneracional? Rose de Grasse Pour Filles dice que sí. Inspirado en esa primera fragancia que recuerdas toda la vida (la que te ponías a escondidas de tu madre o la que te regaló tu abuela), este aroma busca ser ese vínculo invisible entre mujeres de distintas edades. Tiene notas suaves, envolventes, con una rosa protagonista pero nada empalagosa. Un perfume para regalar o autorregalarse, para llevar con vaqueros blancos y camisa de lino o con un vestido largo en una cena de verano. Para que tu hija lo robe del baño o para que tú lo lleves en tu neceser siempre.

En la comida, el ambiente olía a eso: a rosa, a verbena, a limonada, a sobremesas lentas y a confidencias entre amigas. No faltaron los platos ligeros, las risas compartidas ni los bodegones improvisados que surgían a cada paso. Cada rincón parecía sacado de una postal de la campiña francesa, pero con el sello castizo y personalísimo de María de la Orden.

Este almuerzo no fue solo una presentación de producto: fue una declaración de principios. De que el lujo verdadero no es ostentoso, sino cuidado. Que la belleza está en los pequeños gestos, en una servilleta bordada, en una fragancia compartida, en una reunión de mujeres que celebran el verano con flores en el pelo y brillo en la piel.

Y sí, puede que la rosa de Grasse florezca en Francia, pero esa mañana, en una casa madrileña con historia, echó raíces entre risas, sol y amigas que comparten una misma visión estética.